domingo, 25 de abril de 2021

EL PP ROBA HASTA LAS PALABRAS

 

EL PP ROBA HASTA LAS PALABRAS

JUAN TORTOSA

Siempre han sabido que son menos, pero consiguen gobernar porque no se andan con remilgos: no conocen la vergüenza, la mentira es su instrumento de trabajo y su objetivo mantener privilegios que no están dispuestos a compartir. La religión les da igual pero la usan porque funciona como eficaz instrumento de represión, igual que utilizan en su beneficio el miedo de los pobres a plantar cara o a perder lo poco que tienen. Igual que se apropian de la palabra "Libertad".

Esto es Madrid, esto viene siendo Madrid desde hace veintiséis años y esta es la dinámica que la izquierda tiene la obligación de romper. En la derecha son menos y, además, mentirosos, altaneros, malencarados, muchos de ellos ladrones, pero gobiernan.

Isabel Díaz Ayuso, candidata a continuar presidiendo la Comunidad de Madrid, representa al partido de la corrupción. No lo olviden, por favor.

 

Representa al partido condenado por corrupción tras una sentencia de la Audiencia Nacional que le costó perder una moción de censura. El que, ayudó a establecer –según palabras textuales del fallo judicial, "un sistema genuino y efectivo de corrupción institucional a través de la manipulación de la contratación pública central, autonómica y local."

 

Ayuso es la sucesora, por favor, no lo olviden, de Cristina Cifuentes, Esperanza Aguirre, Ignacio González, Francisco Granados… Enumerar sus fechorías es más propio de una tesis doctoral que de un artículo. Compruébenlo ustedes mismos: escriban en google cualquiera de esos nombres seguido de la palabra corrupción y les aseguro que tienen lectura suficiente para el fin de semana.

 

Ayuso representa al partido donde dos presidentes de gobierno y muchos de sus ministros niegan evidencias flagrantes como ser ellos quienes figuran en determinados apuntes contables de quien fuera el tesorero de su formación, y no se les cae la cara de vergüenza al mentir. Quizás por ello muchos han declarado "on line" con la mascarilla puesta a pesar de estar en su casa solos frente al ordenador. No lo olviden el día 4, por favor.

 

Sí, estamos hablando de los máximos responsables del partido donde se rompían a martillazos ordenadores con información comprometida. El partido con numerosos miembros del staff condenados por prevaricaciones, malversaciones y robos varios, con presidentes de autonomías, alcaldes y presidentes de la diputación en la cárcel, y hasta vicepresidentes de gobierno que, como Rodrigo Rato tras ser condenado, se vieron obligados a reconocer sus fechorías y pedir perdón a las puertas de la prisión.

 

El partido que hacía obras en su sede con dinero B. El que, si se terciaba, era capaz de robar hasta el cemento con el que se construían puentes mucho menos seguros que los que levantaron los romanos hace dos mil años largos. El partido que montó un operativo para robar documentos de su ex tesorero mientras este estaba en la cárcel, documentos comprometedores sobre la financiación irregular de las campañas electorales del PP en Madrid y apuntes relacionados con la tesorería nacional del partido. El partido que aceptó donaciones de grandes empresas de este país e incluso de delincuentes como Laureano Oubiña, según declaraciones del propio narcotraficante.

 

El partido que en su día compró  a dos diputados socialistas llamados Tamayo y Sáez, provocando así un terremoto en la Comunidad de Madrid y propiciando el advenimiento de Esperanza Aguirre.

 

El mismo partido que ahora ha vuelto a repetir ese tipo de jugada en Murcia, con mayor desahogo y descaro aún que entonces, fichando a diputados de Ciudadanos para evitar perder una moción de censura a su presidente regional.

 

Ese partido es el que representa Isabel Díaz Ayuso, candidata a continuar en la presidencia de la Comunidad de Madrid tras las elecciones del próximo 4 de mayo y quien, con el mayor desahogo y sin ningún rubor, se apropia para hacer campaña de términos como "Libertad", una palabra que, por mucho que se empeñen, no conseguirán profanar.

 

Pasear la palabra "Libertad" en autobuses, carteles y atriles por toda la región madrileña es una violación del término en toda regla y del respeto que los verdaderos demócratas le tenemos a una idea por la que tantas personas en tantos sitios dieron la vida luchando contra la opresión, los abusos, la injusticia y la violencia de gobiernos autoritarios y asesinos.

 

Ayuso está haciendo una campaña fea y frentista, al tiempo que sus aliados ultras traspasan líneas rojas en las plazas y en los carteles sin que parezca importarle mucho estar incurriendo en presuntos delitos de odio y alteración de la convivencia. No, no puede valer todo por mucha campaña electoral en la que estemos. No se les puede consentir que revienten debates como el de este viernes en la cadena Ser, hay que protestar contra ello con la mayor firmeza posible porque el terreno que cedamos ahora en esa línea, en la medida en que vaya pasando más tiempo, más trabajo costará recuperarlo.

 

Esas gentes de izquierdas que se ríen cuando ven a Ayuso todo el día con la palabra "Libertad" en la boca hacen mal en minimizar la importancia de agresiones de este tipo. Porque de eso se trata, de una agresión en toda regla. Una más en la colección de chulerías y despropósitos que llevamos dos años oyendo y soportando sin que nadie se decida a dar la voz de alarma.

 

¿Cómo se puede entender que tras robar a manos llenas y mentir descaradamente cada vez que te pillan, aquellos mismos a quienes humillas acudan luego en masa a votarte? ¿Por qué no usamos este 4 de Mayo para darle la vuelta a eso?

 

Parece mentira que a estas alturas, el Madrid de Valle Inclán y de Pérez Galdós siga estando ahí: "En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. Se premia todo lo malo", decía uno de los sepultureros que aparecen en "Luces de Bohemia".

 

"Tendremos que esperar como mínimo cien años más para que en este tiempo, si hay mucha suerte, nazcan personas más sabias y menos chorizos de los que tenemos actualmente", decía Pérez Galdós hace más de cien años. Pues no, don Benito, parece que de momento no ha habido suerte. A ver si esta vez…..

 

J.T.


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