JM AIZPURUA
Semántica
imperialista, necia y vacía que dirigió un “Proyecto España”, nunca cuajado, y
vive en sus cavernas tachando hoy de “indepe” a los que antaño tachó de moro,
judío, hereje o extranjero, para justificar, sin más, que estaban equivocados y
que había que eliminarlos para “defender España” y poder seguir ellos mandando
con las reglas que les permitieron acrecentar sus patrimonios, sus privilegios,
su dominio y su brecha de elite.
Su trampa saducea
consiste en ignorar su trayectoria, siempre errada, para no reconocerse en la
realidad de las limpiezas étnicas, la esclavitud, sus miserables negocios de
venta y explotación de esclavos en sus “Indias” con trescientos años de saqueo
colonial y genocidio cultural y étnico. Trayectoria mas abyecta no puede
explicitarse, máxime cuando fue camuflada en torno a un dios y un papa, meros
utensilios de falsa legalidad y coartada para el saqueo y la deformación
social.
Todo arrancó con
unas intenciones de monarcas castellanos, depredadores y canallas, que
arrancando en Alfonso nos han traído hasta Felipe, en línea quebrada.
La mentira, la
falsificación histórica, la enorme crueldad, ha sido la consigna que la casta
hispana con sus adjuntos nobiliarios y tontos útiles bien remunerados han
mantenido a lo largo de la historia deformada que los presentaba de héroes
cuando eran en realidad villanos.
Los chicharreros
mantienen la estatua de Franco y la plaza de Weyler, en el más absurdo
contrasentido de los méritos humanistas del siglo XXI, homenajeando a dos
represores asesinos, cuyos méritos solo existen para esa casta que se benefició
de sus acciones.
Pero también hay
una irreductible población que mantiene sus principios, que siempre luchó
contra el “derecho de pernada”, la Inquisición, la explotación, la esclavitud, y
que cada vez que tuvo oportunidad gritó con fuerza que: “el Rey está desnudo”.
Yo que viajé
trabajando por los territorios de la falsa unidad, se distinguir Galicia,
Asturias, León, la infinita Cantabria, Vasco-Navarra, Aragón, Cataluña mediterránea,
Castilla, y ese Sur andaluz, extremeño, murciano, tan diferente y lejano. Nunca
fui, por vergüenza, a Ceuta y Melilla, pero si a Gibraltar y me sentí
extranjero. Y constaté que, “eso”, no es una nación.
La inercia, la
maldad de la casta, la represión y el terror a enfrentarse a la realidad,
impiden reconocer la realidad territorial española y su necesidad de replantear
un Estado republicano y federal que intente un primer paso de modernidad y
adaptación al siglo XXI. Sin tierras a colonizar, sin esclavos para trabajar,
ese Estado deberá enfrentarse a un nuevo paradigma social y territorial, en el
que la igualdad y el mérito, suplanten el supremacismo castellano y el muro
clasista, para intentar la solidaridad.
Y ser unionista,
independentista o mediopensionista, no exime de reconocer esa realidad y
enfrentarse a la tarea de abandonar una historia decepcionante y marginadora, y
enfrentarse al nuevo reto del siglo XXI de dotar de dignidad, humanidad, y
futuro a ese conglomerado de pueblos y ciudadanos que deben organizar su
sociedad en Europa.
El más tonto de mis
lectores entiende por qué no meto a Canarias en el invento.
La pugna, las dos
Españas, nos lleva por el desagüe de la Historia, del Imperio a la
desaparición. Srs. capitalistas y caciques: despréndanse ya de esa rémora
“nacional” y avancen con la Historia.
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