¿ESTADO DE ALARMA O QUÉ?
DAVID BOLLERO
La prolongación del
Estado de Alarma se tambalea tanto como los apoyos al Gobierno de coalición.
Quiero decir con ésto que no sólo la derecha amenaza la estabilidad que otorga
esta medida excepcional con la que se ha conseguido rebajar las cifras de
contagios y muertes por el COVID-19, sino también de los socios que llevaron al
Gobierno a PSOE y UP. El Ejecutivo se ha ganado a pulso el malestar de sus
aliados y, con todo, no extender el Estado de Alarma es un error que podemos
lamentar.
A pesar de las
reiteratas advertencias de socios como PNV, ERC o EH-Bildu a Pedro Sánchez de
que debía abandonar esa fea costumbre de comunicarse con ellos a través de los
medios de comunicación, el presidente del Gobierno continúa disparándose en un
pie. Lo advertí hace días: la comunicación del Ejecutivo es muy mejorable,
tanto con sus aliados, como con la oposición, presidentes autonómicos y
ciudadanía general. Lo mejor para quitar la sed no es una inundación y Sánchez
insiste en ello.
Con todo, suspender
el Estado de Alarma no conduce a nada bueno. El debate real no es Estado de
Alarma sí o Estado de Alarma no, sino todo el plan que se ha diseñado bajo ese
paraguas y que no podría llevarse a cabo con otra fórmula legal. Ayer el
Gobierno aplicó la estrategia que acostumbran a utilizar PP y Vox ("o
Estado de Alarma o el caos"), y éstos se sintieron
amenazados/chantajeados. Sin embargo, algo de razón parece tener el Ejecutivo,
toda vez que ni PP, ni Vox, ni Ciudadanos... ni siquiera ERC o PNV han descrito
sus planes alternativos al Estado de Alarma.
La transparencia no
es deber único de quien gobierna, también de quien ejerce la oposición, porque
de otro modo se miente a la ciudadanía. La misma concreción que se demanda al
Gobierno debería ser exigible a la oposición -y a los gobiernos autonómicos-
que, en lugar de hablar de "recorte de derechos" deberían estar
compartiendo con la ciudadanía cómo planean los próximos meses en España. No lo
hacen, más allá de sugerir que irían mucho más rápido en la desescalada.
No deja de ser
curioso que quienes más reprochan al Gobierno que reaccionó tarde sean ahora
quienes quieren relajar más las medidas, lo que podría conducir a un repunte de
contagios que ni siquiera la llegada del buen tiempo pueda parar. La economía
parece tener más peso que la salud en quienes, como sucede en Andalucía,
muestran su cara más insolidaria deseando reactivar el turismo nacional este
mismo mes de mayo al tiempo que se quejan de recibir poco dinero del Estado
(aunque es de las CCAA que más recibe).
¿O Estado de Alarma
o caos? No lo sé. No lo sabe nadie. ¿Por qué? Sencillamente, porque nadie ha
planteado ninguna alternativa más allá del balbuceo de Pablo Casado (PP) cuando
se le preguntó por ello ayer en Onda Cero o de los exabruptos facistoides de
Vox.
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