miércoles, 6 de noviembre de 2019

LEER "PALABRAS DE AMAZIGH"


LEER "PALABRAS DE AMAZIGH"
POR RICARDO GARCÍA LUIS
Algunos -y yo mismo- han dicho: "Si no existiera Víctor Ramírez, habría que inventarlo". Otros, como el doctor Rafael Inglott -en la presentación de la cuarta edición de "Nos dejaron el muerto"-, habló de "genio".

         Una persona poco dada a los halagos como el maestro Isaac de Vega escribió: "Digo que Víctor Ramírez es un escritor nato, que ya salió así desde sus comienzos. No le hicieron falta mimetismos para tomar la pluma y escribir desde un principio historias que todas ellas salen muy naturales". Y más adelante asegura: "Su prosa es auténticamente propia porque corresponde a una forma, sintetizada, de expresión popular de nuestras gentes, una traducción en palabras y sintáctica hasta ahora por ningún otro alcanzada". Para terminar: "Víctor Ramírez es un ser energético, no comulgador con ratonerías. El arte de escribir lo da en gran medida el azar, y él lo tiene en su corazón, un corazón generoso y grande que atiende cuidadoso a esas pequeñas mujeres y a esos hombrecillos que están latiendo en sus relatos".

         Me consta que Isaac de Vega quedó impresionado con el primer -y genial- libro de Víctor Ramírez: "Cada cual arrastra su sombra" (dos ediciones en Canarias y una en la capital de Italia), y le hizo decir palabras como las anteriores, que yo suscribo.

Pero dejémosnos de preámbulos y pasemos a enjuiciar al Víctor Ramírez que un buen día, año 1991, es incitado a publicar sus opiniones. ¡Y hasta la fecha! Yo, que he sido un seguidor atento de sus escritos, he perdido la cuenta de sus ya numerosas columnas.
         Pero hoy hablamos de "Palabras de Amazigh", porque ha salido un libro que recoge "veintiocho opiniones" salidas en DIARIO DE LAS PALMAS, con prólogo de Juan Manuel Torres Vera, libro publicado por la Editora Juvenil Canaria, que irrumpe con inusitada fuerza -y con calidad- en su corta andadura editorial.

"Palabras de Amazigh" es un libro que aporta enseñanzas -quien lo escribe es un enseñante- impagables. Me atrevo a asegurar que quien lo lea ya no volverá a pensar igual que antes sobre nuestra realidad. De verbo fácil y argumentación rotunda, Víctor Ramírez va sacando punta a todos aquellos asuntos que aportan luz a nuestro pueblo canario.
         Si hay algo que nadie puede dudar es que Víctor Ramírez ama, hasta el dolor más profundo, a estos peñascos (el fallecido escritor herreño José Zamora Reboso, que tanto admiraba a Víctor, en "Relatos de inquietud y oscuridad”, dejó escrito: "Tal vez amamos demasiado a estos siete peñascos y no se lo merecen").
         Pero Víctor tiene fe en el futuro de estas Canarias nuestras y no se cansa de hablarnos de sus grandezas y miserias (las que nos ha propiciado la Metrópoli). Nos quita el velo que ha mantenido oculta una realidad nunca mostrada (vergonzosa que es): y está contando la verdad a la opinión pública.
         Y no se cansa de contar y volver a contar nuestra historia -sabe que otros la han más que tergiversado- para que nadie luego diga: "yo no sabía...". Después de estos atareados años, Víctor sigue incombustible, sin mirar atrás ("corrigiéndolos -los artículos- sentí como si los leyese por vez primera: ni me acordaba mínimamente de la mayoría de ellos").

Lo más llamativo del libro es que toca los temas más variados, cuyos títulos son muy significativos: "Miseria que no cesa" (para el pueblo, claro); "Otra vez con Premios Nobel" (contra el papanatismo cultural); "Otro obispo colonizador" (o el papel de la Iglesia siempre apoyando al poder opresor); "Acaso todos somos analfabetos" (contra las excusas para justificar desvergüenzas)...
         De ellos -todos son ejemplares- agradezco a Víctor que dedicara su tiempo a mi buen amigo Hermógenes Afonso de la Cruz "Hupalupa", en artículo cuyo encabezado es suficiente para entender su hondo pesar -Hupalupa falleció a los 50 años-, "Los héroes son esencialmente frágiles" (o la necesaria desmitificación). Y también le agradezco "Ana Doreste Suárez nos recuerda a Eduardo Suárez Morales, su tío", escrito porque "lo que no se habla, no existe". Semblanza del fusilado Diputado a Cortes del Frente Popular, por Las Palmas de Gran Canaria; y la vida familiar, con el entrañable testimonio de su hermana, quien "dejó de cantar y contar cuentos" (¡cosa bien seria!) desde que fusilaron a su hermano.
         Después de sus anteriores libros de artículos -"Respondo", "La escudilla", "La rendija"- ahora le ha llegado el turno a "Palabras de Amazigh"; quien en verdad quiera saber algo de la Canarias real, que lea este libro. No quedará igual tras leerlo. Aporta una visión diferente, novedosa, a los temas que seriamente nos conciernen, visión a la que no estamos acostumbrados porque es más cómodo -y seguro- "aplaudir a los tiranos"... ¿verdad, Amazigh?...Santa Cruz de Tenerife, 13 de enero de 1998     

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