AHORA MADRID, DE
NUEVO LA GENTE
NACHO MURGUI -
A la vista de los
resultados que en Madrid han cosechado las "fuerzas políticas del
cambio" parece claro que, de todas las fórmulas ensayadas, Ahora Madrid ha
sido la que más fuerza ha podido articular en torno a sí, obteniendo resultados
que evidencian su capacidad para transcender en mucho los límites de partida de
sus componentes por separado. El resultado en votos fue mucho mayor que la suma
de las partes.
La situación a la
que dio lugar este éxito electoral es una anomalía. Todo el ciclo electoral que
se cierra con las elecciones generales lo es, pero las elecciones municipales
tuvieron la particularidad de situar en el gobierno de muchas ciudades a los
representantes de las candidaturas ciudadanas y municipalistas. Ha sido en este
terreno en el que se ha llegado más lejos desde el punto de vista
institucional.
Se trata un
escenario extremadamente volátil que bien podría ser una excepción, un
paréntesis efímero. Así es interpretado por muchos. Hasta qué punto este
paréntesis será más o menos largo y se traduzca en transformaciones concretas,
positivas y duraderas para nuestro municipio dependerá de nosotros.
Tal y como estamos
viendo en estos primeros meses (ya más de un año) de experiencia de gobierno,
el entramado institucional está estructurado de tal modo que puede soportar
este tipo de situaciones sin alterarse demasiado. La burocracia actúa como un
elemento de estabilización: establece un conjunto de procedimientos que limitan
el ritmo y el alcance de los cambios que se quieran poner en marcha. Minimiza
el posible impacto de las anomalías políticas. Por ello, un proyecto de cambio
que pretende desplegar una acción de gobierno de calado debe asumir como mínimo
el medio plazo como condición para su desarrollo.
Tras el ciclo
electoral buena parte de las tareas
políticas a la que tienen que enfrentarse quienes apuestan por el cambio
democrático es precisamente el de estabilizar las posiciones alcanzadas,
sostener y alimentar las condiciones de posibilidad de esa excepcional apertura
de la ventana de oportunidad.
En lo que se
refiere al municipio de Madrid esa oportunidad política se encarnó en una
candidatura ciudadana municipalista, una experiencia política inédita resultado
de la combinación entre Podemos, la fuerza ascendente que surgió abriendo
brecha y encabezando la tentativa de llevar a las instituciones las
aspiraciones democráticas de buena parte de la sociedad española; Ganemos, que
agrupa la confluencia entre algunas de las fuerzas de la izquierda transformadora, buena parte de los activistas
sociales y los sectores más militantes; y Manuela Carmena, que encabezó la
candidatura como figura independiente catalizando a los actores mencionados y
además a un entorno ciudadano amplio, no organizado y heterogéneo y que se
extiende más allá de los límites de los partidos y sectores que inicialmente se
agrupan alrededor de Ahora Madrid. La participación de Manuela Carmena es clave
en este sentido, y convierte a la
iniciativa en referencia transversal para quienes aspiraban a un cambio en la
ciudad en un sentido amplio.
Es esta triple
alianza la que hace posible el despliegue de un proyecto político municipalista
y democrático en Madrid. Pero es una condición tan necesaria como frágil. La
unidad entre los diferentes agentes que lo componen no responde a ninguna
esencia común subyacente. Se construye políticamente. De ahí su fragilidad:
esta suma ganadora podría rearticularse en torno a otra opción política (nueva o vieja). Depende
en buena medida del trabajo que hagamos para fortalecer este vínculo.
Hace poco más de un
año desde los diferentes partidos, colectivos y gente independiente, hubo
quienes se dejaron durante meses buena parte de su vida en el intento,
derrochando generosidad, inteligencia y responsabilidad. Conseguimos vencer
diferencias y dejar atrás los particularísimos de cada sector, construir desde
el compromiso con la sociedad una propuesta solvente y con posibilidades reales
de victoria.
Un año de gobierno
municipal nos sitúa en otro escenario. Las ilusiones sufren cierto desgaste y
la realidad institucional pone en tensión expectativas y posibilidades. Es
urgente restituir y profundizar la ligazón entre ciudadanía activa, tejido
ciudadano y las fuerzas políticas del cambio con el amplio entorno no
articulado ni políticamente activo. No es una campaña de meses, sino un trabajo
de años, aunque en ocasiones será preciso contar con el entusiasmo y el impulso
de los momentos de movilización política más intensa. La paciencia y la
constancia jugarán aquí un papel fundamental.
Ahora Madrid, sin
serlo, debería parecerse más al 15-M (un movimiento ciudadano, trasversal,
profundamente democrático) y menos a un partido. Esto no tiene que ver con la
identificación que a menudo se hace entre "la calle", "las
bases", "la ciudadanía" y los discursos y usos propios del
activismo más politizado y organizado. Uno de los elementos más novedosos y estimulantes
del 15-M con respecto a la tradición activista fue, sobre todo en su primer
momento, que los sectores más militantes no marcaran la pauta. En un magma
mucho más amplio los lastres de años de izquierda quedaron diluidos. Cabe
señalar la acción consciente y honesta de muchos de aquellos activistas que
participaron en el movimiento sin tratar de hacer méritos ni de imponer sus
usos y costumbres. Este es el espíritu que deberíamos asumir a la hora de
encarar los siguiente pasos en la construcción de este espacio político ciudadano
que es Ahora Madrid.
Tampoco hay que
asumir como propias las dinámicas de la vieja institucionalidad y renunciar a
cambiarlas, pasando del aislamiento en los espacios más ideológicos y
militantes al aislamiento en las instituciones. Se trata de traducir las
mejores innovaciones que se están dando desde los movimientos sociales al campo
institucional, impulsando la cocreación de políticas públicas y un marco de
cooperación público-social. Cabe resaltar aquí, para vacunarnos contra el
exceso de expectativas, la enorme complejidad que encierra cualquier intento en
este sentido y las fuertes resistencias que es capaz de oponer el aparato
burocrático y administrativo. Reconocer la dificultad no implica renunciar,
pero exige modular y adaptar los planes y los ritmos a la realidad concreta.
En este momento, en
sentido estricto, contamos con un numeroso grupo de concejales y centenares de
vocales repartidos en todos los distritos. Una buena base para empezar, pero
aun estrecha. La mayor parte de nuestra fuerza está fuera. Es urgente la
reapertura del espacio de Ahora Madrid. Una apertura desde lo territorial,
barrio a barrio y desde lo sectorial. El objetivo debe ser llegar a incorporar
a todos los que hicieron posible con su voto el gobierno de cambio en Madrid,
aquellos más movilizados y organizados, que son a menudo la columna vertebral
de los procesos de cambio, sin olvidar que la amplísima mayoría, la que no está
organizada ni milita, es imprescindible para cambiar las cosas y tiene que
participar en el proceso.
Para este proceso
Ahora Madrid tendrá que adaptar su estructura política en dos direcciones.
Primero hacia su entorno, poniendo en marcha espacios más permeables que
difuminen sus límites, espacios de encuentro ciudadano acogedores, de carácter
territorial y sectorial en los que se estimule la participación de quienes se
han quedado descolgados en los últimos meses. Y, en segundo lugar, un
movimiento interno de construcción democrática y ciudadana de sus órganos de
participación y dirección.
Es necesario
adecuar la herramienta que surgió con la urgencia de enfrentar las exigencias
de la contienda electoral a una nueva lógica que pone el acento en la
integración y participación de amplios y diversos sectores de la ciudadanía.
Hace falta aire fresco. Gentes e ideas. Muchas y muy diversas.
Tenemos que
recuperar los ingredientes que nos condujeron a la victoria en mayo de 2015 y
construir con ellos el futuro de esta ciudad.
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