POEMAS DE MEMORIA AZUL
AURORA
Creces
silenciosa
por los azulados cuellos
del mar.
PEQUEÑA
Cautelosa
a tus pies
ríe la noche.
Es tan pequeña
que se disipa
sola.
SOPLO
Tiene que haber un soplo
que resbale por las pestañas amarillas
de los girasoles.
NUBES
Aligera tu huella
rasada al peso
de lluvia
rostro vedado al sol
venoso aro
salobre pastel blanco.
CONDENSACIÓN
De ti dependen
mis risas
de los llantos
las brumas.
UN FUEGO
Surtido de llamas
no dejes fugar esa fuerza
y que el fuego te haga ver
un mundo distinto.
LLOVIZNA
Amasando risa
me empapé
de tierra
con semillas
de luna.
LA VÍA LÁCTEA
El cinto del universo
aprieta la cintura
el guante blanco
que siembran
trenzados plumachos
rectos antes de llegar
al último escalón de la tierra.
El viso del horizonte
enciende la oscuridad
así dormiremos tranquilos
con las enaguas del ave naranja
sombrillas titilantes
de astros difusos.
ERES LLAMA
Eres llama incontenible
sereno buscador de palabras
vacío de fisuras
en rincones de luz
no te veo ni por las cataratas del ángel
con alas zumbadas a la pared
y corceles veloces tapados de nimbos
en medio de las sombras del sonido
hacia esa calle inclinada
vagas solitario
liviano de vino y tracias.
COMETA
Por el acordeón
plisado de la tarde
cruzan las flores.
Una estrella
esconde su cola
y al centro
un pájaro muere.
POEMAS DE HUERTAS DE LUNA
LENGUA DE LA NOCHE
Estoy sola
la melancolía
me sube por la espalda
la lengua quiere volver al río
y los dientes sienten miedo.
Boca de túnel
y lengua de la noche
perfiles fragmentados de la sombra.
SIGILOSO
Nadie se dio cuenta
sólo el acordeón de su garganta
fingió al paladar del aire
la notoria satisfacción de sentir
que aún devanaba música
por la epidermis
difuminada de la noche
este aguacate que produce
náuseas budas
risotadas plantando secretos
al guardián
sigiloso de un universo que se funde
algarabía de retornar desnudos
plantaciones de mis sudorosas alquimias.
RODILLAS DE OTOÑO
Por el seductor labio
atado al abismo
adolece frialdad
en las rodillas de otoño neblinoso
ojos de viento
quemado estío
pararé tu sombra espigada
de engullidos solsticios.
DESPRENDIDA EN TUS BRAZOS
Con la tierra me basta
un día dejé de andar
con zapatos altos
y sin etiquetas
sellaron mi bata de percal
así caminaré por sitios pardos
donde la noche acostada espera
ciega muda y sin brazos.
RONRONEO
Hay vigas en el vientre del cielo
con aserrín
en los fugaces ojos del viento
después se precipitarán las salamandras
sobre el panal salobre
de algún paquidermo tuerto.
Así se deslizan antorchas
en las patas del silencio
rompen su huída las ranas
de una raza tímida
como final del ronroneo
de su cerebro de estrellas.
BUITRE POR SU TRANSPARENCIA
Como un paraguas abrelatas
del tiempo bastardo de otoños
hay un goterón
en la mejilla de la tierra
esperado puñal
en el malvasía de tus ojos
moteados de viento.
El cardonal de tu cuerpo
tornea capitulaciones
al giro de mi cuello
abrazado a la fiebre
de este pan dulce
majar amarrado
a la espiga que dobla el alma
con jugo de humo y labios
cuatro sinuosidades
por los parámetros del moho.
Destila sangre
como el mordisco que buscamos
del mareado corazón
del mar de las minervas
como puñado
de puñales
servidos al jerez.
ATAVÍO
Oigo el resplandor de la música
su piano y la madera.
Descended de la boca del averno
maldito el rubor
se quedó estancado
mareado de tanto amar.
Me he visto
sustraje de su aroma el atavío.
Al pie
rotas flores
te besen el camino.
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