MIRA QUE TE LO DIJE, YOLANDA…
JUAN CARLOS MONEDERO
La vicepresidenta segunda del
Gobierno y líder de Sumar,
Yolanda Díaz. - Javier Lizon
/ EFE
Malos tiempos para la lírica
En los años 60, en
el contexto de la persecución de criminales nazis, se popularizó en Alemania el
concepto "Schreibtischtäter" (criminal de escritorio), para señalar a
los que lanzaron la piedra del señalamiento pero escondieron la mano,
intelectuales que fueron parte de la estructura criminal pero pretendían la tentación
de la inocencia. Sus manos estaban manchadas de tinta, no de sangre, así que
eran "inocentes". Su denuncia buscaba que, al menos, el oprobio no
les permitiera llevarse, además del dinero y del perdón, la gloria. Eran
tiempos en los que el periodismo y la academia ayudaban a la democracia.
El silencio general de las universidades y del periodismo ante las grandes fechorías de nuestra época dicen muy poco de la fibra moral de espacios tan relevantes para que una democracia no naufrague. En EEUU no es extraño que ganase las elecciones Donald Trump. Hace tiempo que esa democracia está podrida. Esta semana hemos visto que las universidades más relevantes del país están silenciando a estudiantes y profesores críticos con el genocidio en Palestina para evitar que financiadores sionistas retiren sus "generosas" donaciones.
En España la
situación no es muy diferente, con el bochorno añadido de que ni siquiera
existe la amenaza de la retirada de donaciones. No ha habido manifiestos
relevantes universitarios denunciando la barbarie que nos muestran los
telediarios y los rectores españoles no han aparecido protestando por los
asesinatos de profesores en Gaza. La cobardía se regala. La práctica totalidad de los profesores de
universidad que escriben en periódicos apoyan la masacre de Palestina, igual
que han callado cada vez que en España se ha quebrado el estado de derecho,
fuera con los GAL, con la policía patriótica o con el lawfare contra
independentistas y Podemos. Ni un maldito curso de verano. Malos tiempos para
la lírica.
El paso de Podemos
al grupo mixto ha llevado a que la "intelectualidad" guarde la
carpeta morada con la satisfacción del trabajo bien hecho. Unos dan al partido
por muerto, otros por molestamente inútil, otros se regodean en su supuesta
insignificancia, aquellos insisten en sus repetidos errores, alguna se pregunta
si todavía respira (con ánimo de rematarle) y la totalidad coincide en que
aquello ya pasó.
No es mal momento
para recordar que todo lo que se ha hecho contra Podemos desde 2014 es humillante
para la democracia española. Como siempre pasa, si llega el momento en el que
el partido morado esté completamente desactivado, veremos a periodistas,
juristas, académicos y políticos reconocer públicamente que el ataque del
sistema contra este partido rebasó todos los límites del estado de derecho.
Podemos puede haber
colaborado en la falta de apoyos ante esos ataques por culpa de lo que ha sido
su principal defecto, la soberbia, ebria de haber alcanzado en muy poco tiempo
5 millones de votos, de tener unos liderazgos encantados de conocerse (me
incluyo) y de gozar de un momento de gloria que permitía ahorrarse la
democracia interna y unos modos más amables. En la "bajadita", los
maltratados de ayer son los que hoy celebran la época de vacas flacas.
Incluso con los GAL
hubo gente decente que criticó la guerra sucia contra ETA, sin que mediara ni
por asomo la más mínima connivencia con la banda terrorista ni sus integrantes.
No te tiene que caer bien alguien para que diferencies lo que está bien y lo que
está mal. La guerra sucia era una canallada aunque se hiciera contra unos
canallas. Y aun así, hubo voces que salieron a criticar al PSOE por aquello,
pagando el precio de ser señalados casi como cómplices. La defensa del Estado
de derecho debe ser indiferente a la condición de con quiénes se quiebra. Es
así o es mentira que seas un demócrata, igual que no estás contra la pena de
muerte cuando se aplica a un inocente, sino cuando se aplica a un verdadero
hijo de Satanás.
Jueces corruptos,
exjefes de la UDEF corruptos, periodistas corruptos, ministros corruptos,
ejecutivos de medios corruptos, comisarios corruptos, inspectores de hacienda
corruptos. ¿Quién ha faltado en el festín contra Podemos? Trampas y ataques
invariablemente ocultados o incluso defendidos en todos los platós de las
televisiones de España. ¡Ay si Goya hiciera un retrato del periodismo
patrio...!
Estaba escrito en las estrellas...
Hay evidentes
diferencias entre el acto en el Teatro del Barrio en 2014, cuando se anunció el
nacimiento de Podemos por parte de un Pablo Iglesias exultante, y la rueda de
prensa en el Parlamento de Ione Belarra, Javier Sánchez, Martina Velarde, Noemí
Santana y Lilith Verstringe anunciando, con tristeza, el paso de los morados al
Grupo Mixto. Las dos señalaban el comienzo de algo, aunque en el segundo caso,
mucho va a tener que esforzarse Podemos para realmente inaugurar una nueva
etapa. En 2014 estaba el impulso del 15M y, sobre todo, un PSOE golpeado por la
corrupción, la cobardía y el estancamiento.
Como una fracasada
Casandra, algunos llevamos tiempo anunciando que esto iba a pasar si no se
remediaba. Pero no había mucha voluntad de frenarlo por ningún lado. Cuando la
flecha está en el arco, lo normal es que salga. ¿De verdad alguien pensaba que
iba a ocurrir de otro modo?
Si te arrinconan
hasta desaparecer o pretenden que mueras por inanición ¿qué te queda? Una es
dejarte marchar resignado y la otra levantarte. Si te aplastan, con eso ya
contabas. Pero ni Yolanda Díaz -de manera incomprensible porque viene de ahí-
ni Pedro Sánchez han entendido que hay una izquierda en España que no ha sido
nunca de callarse. En otros lugares, el fascismo fue un paseo. En España les
costó tres años pasar, fusilar a 200.000 valientes, encarcelar a 350.000 y
exiliar a 500.000. Siempre hemos dicho
que en nuestra hambre mandamos nosotros. Y Podemos siempre ha sido más del
levantamiento del guetto de Varsovia que de montarse obedientes en el tren
camino de convertirte en cenizas. ¿Qué esperaban los que han acorralado a
Podemos?
Igual Ada Colau
pensaba, cuando amenazó con el dinero, que así se iba a silenciar la rabia de
Podemos ante su humillación. No reconozco a esa Ada Colau. Por mucho enfado que
haya acumulado contra Podemos.
Hemos visto en
estas semanas cómo le han quitado la portavocía a Podemos en el Parlamento, le
han dejado fuera del Gobierno pese a ser el partido más nutrido de toda la
coalición, no le han dejado presentar leyes ni propuesta alguna, no les han
dejado hablar ni una sola vez en lo que llevamos de legislatura y, con
zoquetería, no han dejado hablar a Ione Belarra en la comparecencia de Albares
pese a ser el partido que más ha dado la cara contra el genocidio en Palestina.
Por si fuera poco, en estas semanas desde Podemos han visto cómo mandaban
cartas a sus militantes para que se fueran a Movimiento Sumar. ¿De verdad
esperaban que los morados se quedaran quietos esperando el ahorcamiento?
Entiendo a los que estaban esperando a la "bajadita", pero hay mucha
gente de izquierda cuyo silencio ante este maltrato les quita varios puntos.
No me cabe duda de
que también desde Podemos se ha ayudado a llegar hasta aquí. Siempre me
interesa más los errores de los míos que los ataques de los adversarios. Claro
que afecta que el aparato del Estado te quiera machacar. Pero eso ha pasado
desde el principio y Podemos resistió. Algo no se está haciendo bien. La lista
larga de gente que se ha marchado debiera hacer reflexionar en profundidad a la
dirección. Y tendrá que hacer las cosas de manera diferente si quiere obtener
un resultado diferente.
La soledad del Grupo Mixto
Siempre he confiado
en que Ione Belarra podía inaugurar una nueva etapa tras la vertiginosa salida
de Iglesias, aunque para ello debe ser capaz de lanzar el mensaje de que, de
verdad, comienza una nueva etapa. Su mensaje debe ser plural, incorporar
novedad y mirar más hacia delante que hacia atrás (que Canal Red anunciara en
primicia el paso de Podemos al Grupo Mixto no ayuda a desterrar el
señalamiento, muchas veces rehén del machismo, de que la dirección morada está
tutelada).
Está claro que
Sumar quería que Podemos se marchara y Podemos también quería marcharse. En las
bases de Podemos era un clamor romper con Sumar. No creo que ningún militante
de ningún partido en España haya sufrido tantas humillaciones como la
militancia de Podemos en los últimos meses. El escenario de fragmentación de la
izquierda que algunos queríamos evitar se había vuelto inevitable. Como he
dicho en otras ocasiones, llegar a este escenario de fragmentación es un
fracaso.
Podemos nació para
representar a seis millones de votantes huérfanos de partido. Hoy está en el
Grupo Mixto, mirando de reojo a partidos que hace poco estaban en sus mismas
filas y con más enemigos que el mosquetero D’Artagnán la mañana que llegó a
París. Las palabras gruesas que se han lanzado desde Sumar muestran lo enredado
que está todo. Es evidente que no hay transfuguismo cuando te quedas en el
mismo partido, de la misma manera que si consideramos que todos los que hoy
están en otros partidos (Yolanda Díaz en Sumar, Íñigo Errejón en Más País,
Mónica García en Más Madrid, Alberto Rodríguez en Drago...) estaban en 2019 en
Unidas Podemos, lo relevante es entender que, mirando hacia atrás,
descarrilamos. Alguien encontrará de nuevo el ábaco. De momento, cada cual va a
intentar poner en orden su casa. Y la de todos, a esperar.
Mira que te lo dije, Yolanda...
Dijimos que cuando
pensaran que Podemos estaba ya listo, irían a por Yolanda Díaz. Como ha
ocurrido ya. Un editorial de El País este jueves la llama mentirosa, desde la
Sexta la tratan de fracasada, alguien en eldiario.es señala lo que llama
insuficiencias e incapacidades y Alsina en Onda Cero la trata como a un gafado
barco que naufraga. No quiero ni pensar
lo que va a ocurrir con su equipo, al que presentaban como el aire más fresco
que llegó nunca a la política. Recuerda demasiado a otras operaciones
anteriores. No aprendemos. Aunque en ésta es verdad que Podemos está golpeado.
Que nadie se consuele. Yo no encuentro la más mínima satisfacción cuando la
derecha ataca a la izquierda.
La legislatura
viene con curvas. Si Sumar no se diferencia del PSOE se va a romper aún más. Y
ahí adentro no hay orden. Los militantes de Izquierda Unida no van a jugar a
esa subordinación, y tampoco los diputados que han venido a la política a
intentar cambiar las cosas. Sánchez va a tener que jugar en muchas pistas y la
menos exigente será la primera que abandone. A día de hoy, le resulta más fácil
contentar al PNV que a Sumar. Con el paso al Grupo Mixto, no le va a pasar lo mismo con Podemos. Y
Podemos ya no tiene que reírle ninguna gracia al presidente, porque no se ha
portado bien. Esa es una de las principales tareas de Podemos: que el PSOE que
quiere volver al bipartidismo no se salga con la suya. Y para ello, y frente a
la tarea filibustera de la derecha, convertir el Parlamento en el lugar donde,
de verdad, se evalúa al Gobierno.
¿De verdad Pedro
Sánchez no se había dado cuenta de que estaban arrinconando a Podemos? ¿Nadie
le dijo que eso no era una buena idea? Como a Podemos ya le daban por muerto,
no tiene mucho que perder. Ahora tiene que demostrar si es un cadáver o estaba
de parranda. A partir de ahora, cada paso que dé va a ser decisivo. Podemos
debe ser capaz de demostrar que representa algo que falta y que lo hace lejos
de esa careta de antipatía que se ha empeñado en llevar últimamente. Podemos es
la fuerza que ha puesto a hablar a España de muchas cosas de las que no se
hablaba (en el feminismo es evidente). Se trata de recuperar simplemente eso
que los andaluces llaman "el arte".
En cualquier caso,
me anima cierta tristeza. Ya tenemos cada uno su fragmento. Ahora, a ver qué
hacemos con ellos. En el "centro" se apelotonan demasiados jugadores.
Pero en la izquierda hay que ser muy astutos para no dar la sensación de estar
colaborando con el debilitamiento del Gobierno. Porque la alternativa ya se
sabe cuál es. Comienza la segunda parte del partido. Y las bolas de cristal se
han roto todas con las bombas. Yo, como Vázquez Montalbán, quiero ser el que
apague la luz.
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