ES EL MERCADO, AMIGO (PERO EN BIEN)
ANA PARDO DE VERA
La frase del titular no es de esta plumilla y quienes siguen a su autor en Twitter la reconocerán: la primera parte es del exvicepresidente del Gobierno de Aznar, Rodrigo Rato, ya un clásico. La acotación entre paréntesis es de Yago Álvarez Barba, periodista económico de El Salto Diario, pero es que según la leí, se me vino a la cabeza el artículo para este martes, con toda la osadía que supone para cualquiera menos para los expertos -que, todo sea dicho, nunca atinan con estos crashes- hablar de eso que llaman "pánico en los mercados" tras la caída del Silicon Valley Bank (SVB) o "banco de silicona", como le ha bautizado David Torres con mucho acierto (y maldad).
Álvarez Barba se
refería con esta frase que lo resume todo a las palabras del presidente de
EE.UU., Joe Biden, que tuvo que salir a la palestra para tranquilizar a los/as
ciudadanos de Wall Street, primero, y del mundo entero, después, tras la caída
de la vaca lechera del crédito de tecnológicas, digitales, start-ups, fondos de
inversión que las nutren o el entorno de los criptoactivos. En unos días, el
SVB se ha venido abajo contra todo pronóstico: en 24 horas, cuentan
sorprendidos quienes deberían estar alerta, volaron 60.000 millones de dólares
de capitalización bursátil.
¿Les suena? Pese a
mis muchas limitaciones en conocimientos financieros, hay cosas que todos y
todas hemos aprendido a golpes y recortes, como que "el mercado, amigo",
ya nos hizo la puñeta en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers y la llamada
crisis de las subprime, que continuamos pagando (sic). Biden ha salido a decir
a sus ciudadanos/as (y al resto del mundo) que su dinero está a salvo, pero que
los accionistas del SVB se busquen la vida, porque quien arriesga no siempre
gana, y "es el mercado, amigo" ("Los inversores no serán
protegidos. Asumieron un riesgo a sabiendas y, cuando el riesgo no les
recompensó, los inversores perdieron su dinero. Así es cómo funciona el
capitalismo", dijo literalmente el presidente USA). Es el capitalismo,
efectivamente, y parece mentira que a estas alturas, y tras lo vivido en 2008,
estemos con otra similar, aun confiando en que su caída no provoque el tsunami
de Leman, pese a suponer el mayor crack desde aquel de hace 15 años.
El pánico ha
estallado y lo más racional de todo esto es que en el mundo financiero, tan
frío y pragmático, tan inteligente, ... el pánico llama al pánico y si no hay
freno, hay descontrol, o sea, ruina en cascada: de momento, nuestro Ibex 35
perdió 326,1 puntos (3,51%) este lunes, su mayor caída desde junio de 2022.
Tras Biden, e
imitando al presidente de EE.UU., han salido a lanzar sus mensajes de
tranquilidad los gobiernos europeos y la propia Comisión: nos han dicho que el
SVB es un banco singular, que no tiene nada que ver esto con lo de Leman, que
los sistemas de supervisión han cambiado y se han reforzado o que ya verán
ustedes como no pasa nada -menos para los accionistas del Silicon Valley Bank, que
"es el mercado, amigo" y esta vez papá Estado no os va a salvar:
haber puesto los huevos en otra cesta-.
Lo más asombroso de
esto es que Biden -presidente de los Estados Unidos de América, no de la
comunidad de vecinos-, nos ha dicho sin despeinarse que el capitalismo es caca
y que quien juega fuera de las reglas de la democracia y solo con las del
mercado se arriesga, y mucho, a perder. La cuestión, sin duda novedosa, es si
basta con dejar que haya dos mundos que funcionan de forma independiente (los mercados
sin control y la democracia) o lo razonable es meter todo bajo el saco de la
regulación y las leyes democráticas. Y teniendo en cuenta que el capitalismo lo
llevamos incrustado hasta en los sueños, hablar de la independencia de las
democracias con respecto a los mercados desregulados es una quimera: lo que
afecta al bienestar de los y las ciudadanas, todo, se regula y se supervisa y
lo demás, lo ha dicho Biden, caca. O sea, fuera.
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