EL SILENCIO DE LOS INTELECTUALES
BOAVENTURA DE
SOUSA SANTOS
Las fuerzas militares
israelíes están de servicio en la ciudad de Huwara después de que los colonos
incendiaran casas y automóviles al sur de la ciudad palestina de Naplusa, a 27
de febrero de 2023. Foto: Ilia Yefimovich / dpa
Traducción de Bryan Vargas Reyes
Cada pueblo
caminaba por las calles de Europa con una pequeña antorcha en la mano; y ahora,
he aquí el fuego.
(Jean Jaurès, 25 de julio de 1914, seis días antes de ser asesinado por un fanático militarista)
Los intelectuales no tienen el monopolio de la cultura, de los valores o de la verdad, y mucho menos el monopolio de aquello que debería ser entendido por cualquiera de estos "dominios del espíritu", como se decía antiguamente. Tampoco pueden renunciar a denunciar lo que, en su opinión, consideran ser destructivo de la cultura, de los valores y de la verdad, especialmente cuando esta destrucción supuestamente ocurre en nombre de la cultura, los valores y la verdad. Los intelectuales no pueden dejar de saludar al sol antes de que nazca el día, pero tampoco pueden evitar advertir que muchas nubes pueden nublar el cielo antes de que caiga la noche e impedir que se disfrute la claridad del día.
En Europa estamos
asistiendo al alarmante (re)surgimiento de dos realidades destructivas de los
"dominios del espíritu": la destrucción de la democracia, con el
crecimiento de las fuerzas políticas de extrema derecha; y la destrucción de la
paz con la naturalización de la guerra. Cualquiera de estas destrucciones está
legitimado por los valores que pretende destruir: la apología del fascismo se
hace en nombre de la democracia y la apología de la guerra en nombre de la paz.
Todo esto es posible porque la iniciativa política y la presencia mediática
están siendo entregadas a las fuerzas belicistas y a las fuerzas conservadoras
de derecha o extrema derecha. Las medidas de protección social para que la
población sienta en el presupuesto y en la convivencia que la democracia es
mejor que la dictadura son cada vez más escasas debido a los costos de la
guerra en Ucrania y al hecho de que las sanciones económicas en contra del
"enemigo", que supuestamente debían causar daño al enemigo, están, de
hecho, causando daño a los pueblos europeos cuyos gobiernos se aliaron con
Estados Unidos.
La destrucción de
la paz y la democracia se debe generalmente a la constitución desigual y
paralela de dos círculos de libertades autorizadas, es decir, las libertades de
expresión y acción aceptadas por los medios de comunicación y el poder
político. El círculo de libertades autorizadas para posiciones progresistas que
defienden la paz y la democracia disminuye cada vez más, mientras que el
círculo de libertades autorizadas para posiciones conservadoras que hacen
apología de la guerra y la polarización fascista sigue creciendo. Los
comentaristas progresistas están cada vez más ausentes de los grandes medios de
comunicación, mientras que los conservadores dejan pasar semanalmente páginas
enteras cargadas de una mediocridad espantosa. Veamos los principales síntomas
de este vasto proceso en curso.
- La guerra de
información sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania se ha desarrollado hasta
ahora de tal manera que incluso los comentaristas con cierto sentido común
conservador se someten a ella con repugnante sumisión. Un ejemplo entre muchos
de los medios corporativos europeos: en el comentario semanal de un canal de televisión
portugués (SIC, 29 de enero de 2023), un conocido comentarista, generalmente
una persona de buen criterio dentro del campo conservador, dijo más o menos
esto: "Ucrania tiene que ganar la guerra porque si no gana, Rusia invadirá
otros países de Europa". Más o menos lo mismo que los televidentes
estadounidenses escuchan todos los días de la mano de Rachel Maddow en el canal
de televisión MSNBC. ¿De dónde viene este absurdo sino del consumo excesivo de
desinformación? ¿Se les habrá olvidado que la Rusia postsoviética quería unirse
a la OTAN y a la UE y fue rechazada, y que la expansión de la OTAN en las
fronteras de Rusia, en contra de lo que le fue prometido a Gorbachov, podría
ser una preocupación defensiva legítima por parte de Rusia, incluso si es ilegal
invadir Ucrania, como condené desde primera hora? ¿No sabrán que fueron Estados
Unidos y Reino Unido quienes boicotearon las primeras negociaciones de paz poco
después de la guerra haber comenzado? Y si, por hipótesis, Zelensky quisiera
abrir negociaciones con Putin, ¿creen que solo lo detendría la extrema derecha
ucraniana? ¿Estados Unidos o Reino Unido lo permitirían? ¿No han pensado los
comentaristas ni por un momento que una potencia nuclear enfrentada a la
eventualidad de la derrota en la guerra convencional puede recurrir a las armas
nucleares, y que esto puede causar una catástrofe nuclear? ¿Y no se dan cuenta
de que en la guerra de Ucrania se explotan dos nacionalismos (ucraniano y ruso)
para someter a Europa a una dependencia total de Estados Unidos y detener la
expansión de China, el país con el que Estados Unidos está realmente en guerra?
¿Que Ucrania es hoy la prefiguración de lo que Taiwán será mañana?
Curiosamente, en este vértigo ventrílocuo de la propaganda, nunca se dan
detalles sobre lo que significa la derrota de Rusia. ¿Conducirá al
derrocamiento de Putin? ¿La balcanización de Rusia?
- La ideología
anticomunista que ha dominado el mundo occidental durante los últimos ochenta
años está siendo reciclada para fomentar hasta la histeria el odio antirruso, a
pesar de que se sabe que Putin es un líder autocrático, amigo de la derecha y
de la extrema derecha europea. Se prohíben los artistas, músicos y deportistas
rusos, y se eliminan los cursos sobre cultura y literatura rusas, tan europeas
como la francesa. En la primera reunión internacional del club P.E.N. después
de la Primera Guerra Mundial, celebrada en mayo de 1923, los escritores
alemanes fueron prohibidos como parte de la estrategia de humillar la potencia
vencida en el Tratado de Versalles de 1919. La única voz disidente fue la de
Romain Rolland, Premio Nobel de Literatura en 1915. Él, que había escrito tanto
contra la guerra, y específicamente contra los crímenes de guerra de los
alemanes, tuvo el coraje de declarar, "en nombre del universalismo
intelectual": "No someto mis pensamientos a las fluctuaciones
políticas y dementes de la política".
- La democracia
está siendo tan vaciada de contenido que puede ser defendida instrumentalmente
por aquellos que la usan para destruirla, mientras que aquellos que sirven a la
democracia para fortalecerla contra el fascismo son considerados izquierdistas
radicales. Fue unánime el coro occidental para celebrar los eventos de la plaza
Maidan de Kiev en 2014, donde comenzó la guerra de hoy. Aunque las banderas de
las organizaciones nazis fueron claramente visibles en las protestas, a pesar
de la furia popular dirigida contra un presidente elegido democráticamente,
Víctor Yanukovych, a pesar de que las escuchas telefónicas revelaron que la
neoconservadora estadounidense, Victoria Nuland, había indicado los nombres de
aquellos que asumirían el poder en caso de una votación, incluida la de una
ciudadana estadounidense, Natalie Jaresko, que más tarde sería nombrada nueva
Ministra de Finanzas...de Ucrania, a pesar de todo esto, estos eventos, que
fueron un golpe bien orquestado para ahuyentar a un presidente prorruso y
convertir a Ucrania en un protectorado estadounidense, se celebraron en todo
Occidente con la vibrante victoria de la democracia. Nada de esto fue incluso
tan absurdo como el hecho de que el diputado de la oposición venezolana, Juan
Guaidó, se proclamara presidente interino de Venezuela en una plaza de Caracas
en 2019, y eso fue suficiente para que Estados Unidos y muchos países de la UE lo
reconocieran como tal. En diciembre de 2022, fue la propia oposición venezolana
la que puso fin a dicha farsa.
- La dualidad de
criterios para juzgar lo que está sucediendo en el mundo asume proporciones
aberrantes y se ejerce casi automáticamente para fortalecer a los apologistas
de la guerra, estigmatizar a los partidos de izquierda y normalizar a los
fascistas. Los ejemplos son tantos que cuesta seleccionarlos. Doy algunos de
ellos. En Portugal, por ejemplo, el comportamiento ruidoso e insultante de los
miembros del partido de extrema derecha Chega en el parlamento es muy similar
al comportamiento de los parlamentarios del partido nazi en el Reichstag desde
que ingresó en el Parlamento alemán a principios de la década de 1920. Hubo
intentos de detenerlos, pero la iniciativa política les pertenecía y las
condiciones económicas los favorecían. En mayo de 1933, estaban promoviendo la
primera quema de libros en Berlín. ¿Cuánto tiempo esperarán los portugueses? El
segundo ejemplo. Siguiendo una orientación derechista global muy patrocinada
por las instituciones de contrainsurgencia de Estados Unidos, los gobiernos
izquierdistas que no pueden ser derrocados por golpes suaves deben ser
desgastados por acusaciones de corrupción. Forzarlos a lidiar con problemas de
gobernabilidad y de crisis permanente para que no puedan gobernar
estratégicamente. En Portugal, al parecer, solo hay corrupción en el Partido
Socialista. Para los medios de comunicación conservadores hegemónicos, todos
los ministros del gobierno socialista, hasta que se demuestre lo contrario, son
considerados corruptos. No es difícil encontrar ejemplos similares en otros
países.
En el plano
internacional me refiero a dos ejemplos evidentes. Ahora está prácticamente
establecido que la explosión de los gasoductos Nordstream en septiembre de 2022
fue obra de Estados Unidos (como, por cierto, había prometido Joe Biden), con
la eventual colaboración de aliados. Si fue o no fue su responsabilidad, deberá
ser investigado sin demora por una comisión internacional independiente. Lo que
parece claro es que la parte perjudicada, Rusia, no tenía ningún interés en
destruir la infraestructura cuando le bastaría cerrar el grifo. El 8 de febrero
de 2023, el respetado periodista estadounidense Seymour Hersh reveló con información
concluyente que fue Estados Unidos quien planeó desde diciembre de 2021 la
explosión de los gasoductos Nordstream 1 y Nordstream 2. Si es así, estamos
ante un delito grave que configura un acto de terrorismo de Estado. Debería ser
de gran interés para Estados Unidos, el Estado que se afirma como un defensor
de la democracia global, averiguar qué sucedió. ¿Era esta la única forma de
obligar a Alemania a unirse a la guerra contra Rusia? ¿El sabotaje de los
gasoductos pretendía acabar con la política de mayor autonomía energética para
Europa en relación con EE. UU. iniciada por Willy Brandt? Con la energía cara y
las empresas cerradas, ¿no fue esta una forma eficaz de detener el motor
económico de la UE? ¿Quién se beneficia de ello? ¿Se incluyó en el cálculo el
injusto sacrificio impuesto a las familias alemanas de pasar por un invierno
sin un calor razonable? El más profundo silencio pesa sobre este acto
terrorista.
El segundo ejemplo.
La violencia de la ocupación colonial israelí sobre Palestina se intensifica.
Desde principios de año, Israel ha matado a 35 palestinos; el 26 de enero
asaltó el campamento de refugiados de Jenin en el West Bank y mató a otras 10
personas, incluidos 2 niños. Un día después, un joven palestino mató a siete
personas fuera de la sinagoga de un asentamiento israelí en la sección oriental
de Jerusalén, que fue ocupada ilegalmente por Israel. La violencia existe en
ambos lados, pero la desproporción es brutal, y muchos actos de terrorismo por
parte de Israel (a veces cometidos con impunidad por colonos o por militares en
los denominados "checkpoints") ni siquiera se denuncian. No hay
enviados de los medios de comunicación occidentales para informar de lo que
está sucediendo en los territorios ocupados, donde se produce la mayor
violencia. No tenemos imágenes insoportables del sufrimiento y muerte en el
lado palestino (a excepción de imágenes furtivas de teléfonos móviles). La
comunidad internacional y el mundo árabe no dicen nada. A pesar de la inmensa
desproporción de la violencia entre los dos lados de la guerra, no hay ningún
movimiento para enviar armas a Palestina, contrario a lo que sí se está
haciendo con Ucrania. ¿Por qué la resistencia de los ucranianos es justa y la
de los palestinos no lo es? Europa, el
continente donde tuvo lugar el holocausto judío, está en el origen remoto de
los crímenes cometidos contra Palestina, pero hoy muestra una odiosa
complicidad con Israel. La UE está trabajando arduamente para establecer un
tribunal para juzgar los crímenes de guerra. Pero hipócritamente, solo los
crímenes cometidos por Rusia. Como en los años que precedieron a la Primera
Guerra Mundial, los llamamientos al europeísmo (la paneuropea, como se llamaba
entonces) son cada vez más llamamientos a la guerra cargados con una retórica
para encubrir el sufrimiento injusto y la pérdida de bienestar que se está
imponiendo a los pueblos europeos sin haber sido consultados sobre la necesidad
o conveniencia de la guerra.
¿Por qué hay tanto silencio sobre todo esto?
Frente a todo esto,
quizás el silencio más incomprensible sea el de los intelectuales.
Incomprensible, porque los intelectuales afirman a cada paso tener una mayor
clarividencia que la de los mortales comunes. Sabemos por experiencia histórica
que, en los períodos inmediatamente anteriores al estallido de las guerras,
todos los políticos dicen que están en contra de la guerra mientras contribuyen
a ella. En estas condiciones el silencio es pura complicidad con los señores de
la guerra. Contrariamente a lo sucedido a principios del siglo XX, no hay
fuertes declaraciones de intelectuales reconocidos por la paz o por la
"independencia de espíritu" y en defensa de la democracia. Cuando comenzó
la Primera Guerra Mundial, tres imperialismos estaban presentes: el ruso, el
británico y el prusiano. No había duda para nadie de que el más agresivo era el
imperialismo prusiano.
Curiosamente, en
ese momento no se escuchó a grandes intelectuales alemanes manifestarse contra
la guerra. El caso de Thomas Mann merece una reflexión. En noviembre de 1914,
escribió un artículo en la Neue Rundschau[2] titulado Gedanken im Kriege
("Pensamientos sobre la guerra") en el que defendía la guerra como un
acto de Kultur (es decir, Alemania, como él mismo añadiría) contra la
civilización. Para él, la Kultur era la sublimación de lo demoniaco (die
Sublimierung des Damonischen) y estaba encima de la moral, de la razón y de la
ciencia. Y concluía, "la ley es
amiga de los débiles, quisiera nivelar el mundo, pero la guerra hace aparecer
la fuerza" (Das Gesetz ist der Freund des Schwachen, mochte gern die Welt
verflachen, aber der Krieg lasst die Kraft erscheinen)[3]. Según él, Kultur y
militarismo eran hermanos. En 1919, publicó el libro Consideraciones de un
apolítico[4] en donde defendería la política del Kaiser y afirmaba que la
democracia era una idea anti alemana. Felizmente para la humanidad, Thomas Mann
cambió sus ideales y se transformó en uno de los grandes críticos del nazismo.
Por el contrario, en el lado ruso, las voces críticas contra el imperialismo
ruso, desde Kropotkin hasta Tolstoi, desde Dostoievski hasta Gorki, siempre
fueron sido bien notorias.
Hay muchas
preguntas que los intelectuales tienen la obligación de responder. ¿Por qué se
habrán callado? ¿Seguirá habiendo intelectuales, o lo que queda es una pobre
clericultura?
[2] Revista
literaria alemana trimestral con sus más de 100 años de historia
ininterrumpida, es una de las publicaciones culturales más antiguas de Europa.
[3] Citado por
Romain Rolland Au-dessus de la mêlée. Paris, Paul Ollendorf, 1915, 59.
[4] Betrachtungen
eines Unpolitischen, Berlim, S. Fischer Verlag
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