UNA REVOLUCIÓN MUNDIAL EN MARCHA
POR AMY
GOODMAN Y DENIS MOYNIHAN
AL igual que los
incendios forestales, los levantamientos populares contra los líderes corruptos
autocráticos, las políticas de austeridad y la desigualdad también se están
extendiendo e intensificando. Los pueblos también está inundando las calles a
lo largo y ancho del mundo, vinculando los movimientos contra la desigualdad
con la lucha por un mundo justo y sostenible, alimentado por energías
renovables.
Puerto Rico, Hong
Kong, Ecuador, Haití, Líbano, Irak y ahora, Chile. En todo el mundo, la gente
se está alzando contra las políticas de austeridad y la corrupción, desafiando
a las fuerzas policiales enviadas para reprimirlos. Muchos de estos movimientos
de masas comparten una crítica feroz hacia el capitalismo. En Santiago de
Chile, más de un millón de personas inundaron las calles el fin de semana
pasado y las protestas masivas continúan. Allí, la brutal dictadura de Pinochet
que tuvo lugar entre 1973 y 1990, durante la cual miles de activistas y líderes
progresistas fueron torturados, desaparecidos y asesinados, fue seguida por
décadas de políticas neoliberales, con privatizaciones desenfrenadas, acoso a
sindicatos, salarios estancados y mayores costos de educación, salud,
transporte y otros servicios. Chile, uno de los países más ricos de América del
Sur, también es uno de los que tiene mayor desigualdad. Al menos 20 personas
han sido asesinadas durante las recientes protestas allí, lo que enfureció e
incentivó aún más a las multitudes.
Estas protestas
globales están también sucediendo en momentos en que el mundo atraviesa un
punto de inflexión en su historia, con tan solo una década de tiempo para que
la humanidad pase de una economía apoyada en los combustibles fósiles a una
impulsada por energía renovable. El miércoles, el multimillonario y asediado presidente
de Chile, Sebastián Piñera, anunció abruptamente que su gobierno había decidido
cancelar la realización en Chile de dos grandes cumbres internacionales: el
Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (conocido como APEC) a mediados de
noviembre y la cumbre sobre cambio climático de Naciones Unidas, la 25ª
“Conferencia de las Partes”, o COP25, en las primeras dos semanas de diciembre.
La presidenta
designada de la COP 25, la ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina
Schmidt, declaró: “Los ciudadanos han expresado de manera contundente sus
legítimas demandas sociales que requieren toda la atención y el esfuerzo del
gobierno”.
La cancelación de
la COP por parte de Chile podría ser un golpe para la acción global contra el
cambio climático. Pero los activistas en defensa del clima deberían juntar
coraje: este renovado espíritu de rebelión en todo el mundo implica un rechazo
del status quo y podría presagiar que la movilización de base para evitar un
cambio climático irreversible y catastrófico se acelere.
No mucho después de
la cancelación de la COP de Chile, la Red de Acción por el Clima expresó en un
comunicado: “La injusticia social y la crisis climática tienen una raíz común.
La justicia climática y la solidaridad tienen que ver fundamentalmente con la
protección de los derechos humanos y una mejor calidad de vida para todos”.
La crisis climática
nos afecta a todos; en primer lugar, y con más fuerza, a los pobres del mundo.
El multitudinario levantamiento en Puerto Rico que condujo a la renuncia del
gobernador Ricardo Rosselló fue la culminación de décadas de frustración con el
estatus colonial de Puerto Rico y la contemporánea explotación por parte de los
fondos buitres de Wall Street. Pero el descontento se vio alimentado por la
impactante devastación causada por los huracanes Irma y María hace dos años,
que tuvieron lugar uno atrás del otro.
Pocos días después
de la renuncia de Rosselló, Manuel Natal, miembro de la Cámara de
Representantes de Puerto Rico, manifestó en una entrevista para Democracy Now!:
“Las políticas de austeridad implementadas no solo por la Junta de Supervisión
Fiscal, sino también por el actual gobierno de Roselló y el pasado gobierno de
García Padilla, han dejado al pueblo de Puerto Rico en una situación de
vulnerabilidad. La desigualdad social ha aumentado a niveles que nunca se
habían visto aquí en Puerto Rico”. Natal prosiguió: “Necesitamos más
democracia, no menos democracia. Estamos al borde de una revolución política
aquí en Puerto Rico”. El derrocamiento de Rosselló constituye la primera vez en
la historia de Estados Unidos que un gobernador se vio forzado a renunciar a su
cargo a causa de una protesta popular.
Los pueblos
indígenas también están liderando el camino, a menudo en la primera línea de la
lucha, confrontando al modelo extractivista con una resistencia pacífica y
disciplinada. En Colombia, cientos de líderes sociales indígenas y campesinos
han sido asesinados en los últimos años, simplemente por defender la justicia y
la protección del medio ambiente.
El acuerdo
climático de París señala específicamente la importancia de la justicia
climática y se compromete a trabajar “en el contexto del desarrollo sostenible
y los esfuerzos para erradicar la pobreza”. Uno de los conflictos duraderos que
ha obstaculizado las negociaciones internacionales sobre el clima ha sido la
negativa de las naciones ricas, principalmente Estados Unidos, para aceptar la
simple premisa de que “los contaminadores deben pagar”. Estados Unidos es la
nación más rica de la historia humana, en parte, porque al utilizar energía
barata y sucia ha dejado una estela de contaminación en su camino hacia la
cima: centrales eléctricas de carbón, locomotoras diesel y ahora, el gas de
extracción por el método de fracturación hidráulica, mal llamado “de combustión
limpia”.
Se suponía que el
Fondo Verde para el Clima iba a recaudar miles de millones de dólares para
financiar proyectos de energía renovable en los países más pobres. La semana
pasada, la conferencia de donantes del fondo no alcanzó su objetivo,
principalmente porque el gobierno de Trump incumplió el compromiso de Estados
Unidos de aportar 2.000 millones de dólares al fondo. Australia y Rusia
siguieron el ejemplo y se negaron a contribuir.
Un nuevo estudio de
Climate Central, una organización científica y de noticias, indica que las
inundaciones costeras inducidas por el cambio climático probablemente serán
mucho peores de lo previsto, lo que obligará a entre 200 y 600 millones de
personas, ricas y pobres, a abandonar sus hogares más adelante en este siglo.
Ahora mismo hay numerosos incendios forestales provocados por el cambio
climático en California, donde cientos de miles de personas tuvieron que ser
evacuadas de sus hogares y al menos un millón de personas permanecen sin
electricidad.
AL igual que los
incendios forestales, los levantamientos populares contra los líderes corruptos
autocráticos, las políticas de austeridad y la desigualdad también se están
extendiendo e intensificando. Los pueblos también está inundando las calles a
lo largo y ancho del mundo, vinculando los movimientos contra la desigualdad
con la lucha por un mundo justo y sostenible, alimentado por energías
renovables.
© 2019 Amy Goodman
Traducción al
español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy
Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la
conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite
diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de
450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema:
Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le
Monde Diplomatique Cono Sur.
https://www.democracynow.org/es/2019/11/1/una_revolucion_mundial_en_marcha
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