domingo, 10 de noviembre de 2019

“SIETE SITIOS QUEDA LEJOS”, DE VÍCTOR RAMÍREZ


“SIETE SITIOS QUEDA LEJOS”, 
DE  VÍCTOR RAMÍREZ
POR RICARDO GARCÍA LUIS
Hace ya más de quince años (uno-siete de noviembre, 82) Víctor Ramírez escribió un breve “novelito”: “DIOSNOSLIBRE”. Ahora, a través de Editorial Benchomo, se ha convertido en “novela” larga con el título “SIETE SITIOS QUEDA LEJOS”.
            En su momento el “novelito” supuso una nueva aportación –tanto temática como estilística- en la carrera literaria de su autor. Con “SIETE SITIOS QUEDA LEJOS” profundiza en un paisaje y paisanaje a los que disecciona sin concesiones (y encima elabora un discurso ética de bastante calado). No es “SIETE SITIOS QUEDA LEJOS” novela para entretener –aunque también cumpla ese cometido-, sino para reflexionar en la condición del canari (Madre Andreíta Casiana tiene “las manos pellejudas y olorosas a lejía de mujer ‘canaria’ pobre pero hacendosa”).
            La trama consiste en las historias que Diosnoslibre relata: “Necesito contar y contar, no importa qué ni a quién. He tenido suerte con encontrarle a usted, hombre curioso que escribe y escribe lo que viven y saben otros” –apuesta por la oralidad.
            Son de mayor interés las teorías -¿filosofía popular?- de un sobrino del narrador, Valerio Babón El Terco (apodo que le pusieron “siendo niño de apenas ocho años”), quien abandona la ciudad y vive en una “casa campera solitaria y en enorme terreno repleto de árboles frutales que la rodeaba, comenzando a vivir melancóllicamente dichoso”,

            Y cómo explica la “secundariedad (del varón) en la Naturaleza”, que le lleva a la busca de “sucedáneos” (artificiosos): “El arte, la literatura, el dinero, la religión, el matrimonio, la política, la técnica, la industria, las leyes, el ejército, los deportes, la patria, el amor…: en el llamado mundo civilizado”, en pugna con “La Naturaleza y que llevará, sin remedio, “a la destrucción del planeta”.
¡Cómo no!... asistimos a un auténtico “vacaguaré”, el del guitarrero Belisar Ramírez, que ante su dignidad herida (su propio padre abusa de sus dos hijos, “retrasadillos mentales los pobres”) se toma la justicia, volcánica, por su mano. Luego, lo único que desea es “que se le permitiera morir tranquilo: se arrinconaba en lo más interior de su celda, cara a la pared”.
Hay muchas historias –o menciones- al África tan  cercana. En uno de los viajes de Diosnoslibre al Sur, al regresar, encuentra que “los dos barrios risqueros de enfrente ya no existían.  Toda la vecindad había sido ubicada en el Sáhara”; y ante este evidente atropello se nos dice que “allá se sienten humanamente más dignos que aquí, y sé que no quieren regresar, que prefieren olvidarse de que esto existe”; y como contrapunto –anterior- aparece el inolvidable “El Tarik Muhmi”, al que “alguien trajo como esclavo (procedía del Sáhara) y se lo venderá al señor Conde sin regateos”. Enamorado locamente de “una muchachona aborigen bonita, casi niña todavía (Andamana: traída para “blanquear la descendencia de los negros”), termina “amancebao leal y cariñoso” con ella. A su muerte se nos dice:
“Al día siguiente del entierro, tempranito, se metió El Tarik Muhmi en uno de los mares del señor Conde. Alguien lo vería desnudarse y apretar un hatillo con recuerdos en su espalda cetrina. Pretendía llegar nadando hasta su patria verdadera, hasta el mismo Sáhara ahí enfrente todo recto. Nunca encontraron su cuerpo y se dudaba de que hubiese fallecido ahogado, ni jamás después daría señales de vida o de muerte”.
No me resisto a incluir lo que le cuenta Andreíta Casiana, cuando “un hombre de Gran Tarajal vendió media docena de sus cabras a un ganadero de allá (Valencia o Tarragona), para que enrazaran”, con el resultado de que “las animalitas rehuían del macho cabrío extraño que tan raro emitía sus balidos, lo rechazaban, no se dejarían montar”, y es que “parecían preferir todas, las seis, dejarse morir por la mohína falta de apetito que te producen los destierron impuestos”.
Por considerarlo un manifiesto, incluyo las palabras de “padre Fabián Cireneo”, quien afirma que “no le gustaría leer porque, para él, los libros eran palabras enjauladas, presas, moribundas o ya muertas, palabras pudridoras” (denuncia del vacío cultural, comprometido, que nos domina?.
Comprometida es “SIETE SITIOS QUEDA LEJOS” –en su discurso y en su escritura- y hasta esa foto que abre el libro –nada es inocente en este autor-, donde se ve un ‘natural’ Víctor Ramírez, que contempla -¿irónico?- a un pájaro canario enjaulado mientras sostiene a su primera nieta –Ana Idaira- tal como vino al mundo: ¿tres ‘símbolos’ hacia un futuro en libertad?

Domingo 20 de septiembre de 1998 (“Cultura DIARIO DE AVISOS)

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