LO QUE PASA AL JUGAR A LA RULETA RUSA
DAVID BOLLERO
España no es más
fascista hoy que ayer, pero ese fascismo está más representado en las
instituciones. De hecho, nuestro país pasa por ser el que tiene la
extrema-derecha más fuerte de Europa. Después de que los partidos democráticos
jugaran a la ruleta rusa tras el 28 de abril, la nueva convocatoria de
elecciones ha revelado una retirada de la confianza tanto a PSOE como a Unidas
Podemos (UP) y la aniquilación de Ciudadanos en favor de PP y Vox.
Ninguno admitirá su
cuota de responsabilidad, a pesar de que las urnas se lo ha indicado. Ni Pedro
Sánchez ni Pablo Iglesias reconocerán que su incapacidad para haber llegado a
un pacto ha terminado por dar alas a la extrema-derecha. El PSOE ha ganado las
elecciones, sí, pero con tres escaños menos y muy lejos de lo que realmente
pretendía Sánchez, que era ganar músculo para gobernar en solitario. UP, por su
parte, continúa sin saber parar la hemorragia de votos que sufre elección tras
elección -esta vez con 7 escaños menos-, sin que haya el menor atisbo de
autocrítica.
En este último
sentido, Iglesias no es tan distinto de Albert Rivera. Los dos se aferran a su
liderazgo, pase lo que pase. El partido que lidera el primero ha ido perdiendo
peso en el Congreso en cada cita electoral sin que ello haya propiciado una
revisión del modo en que se llevan las riendas de la formación. Anoche, con un
descalabro de Ciudadanos que recuerda mucho al de UCD, Rivera no dimitió.
Admitió el mal resultado porque no hacerlo habría sido hacer el ridículo, pero
vino a expresar su perplejidad por el mismo, argumentando que el programa era
el mismo que en abril, como si su negativa a desbloquear el desgobierno,
incluso, sin atender las llamadas de Sánchez, no hubieran tenido peso. Tanto
arremetió contra Catalunya, que al final ERC le ha superado en tres escaños.
Eso debe escocer… como debe escocer no tener ni un puesto en el Senado. Muchos
‘naranjit@s’ van a pasar frío fuera de la política.
Sánchez la ha
pifiado. Hasta ayer, siempre le había salido bien ir a contracorriente. El
problema es que su error de ayer, arrastra a toda España a las garras de la
extrema-derecha. Su ineptitud negociadora y el modo en que no ha plantado cara
al fascismo en el debate hacen que España hoy esté más cerca de tiempos
oscuros. Tras las elecciones de ayer, es más complicado todavía conformar
gobierno que en abril. Dicho de otro modo, todo le ha salido mal a Sánchez, por
lo que debería sonreir menos y disculparse más.
Vox está eufórico
porque, además, sus 52 representantes del fascismo en el Congreso le traerán
sustanciales cantidades dinero en esas subvenciones de las que tanto reniega
con una mano mientras, con la otra, pone el cazo para llevárselo crudo. Quizás
no estén tan contentos con el hecho de que los nacionalismos autonómicos
también hayan crecido en el Congreso, pero hoy por hoy están tan borrachos de
poder que ni siquiera analizan esa circunstancia.
Hoy más que nunca,
la ciudadanía debe seguir plantando cara al fascismo con mayor contudencia de
lo que lo han hecho los partidos democráticos, cuyos errores y bajo nivel han
agravado la amenaza de la extrema-derecha. Sí, han pasado, pero su estancia
debe servir para mostrar a quienes todavía no lo han visto lo peligrosos que
son. Y pararlos junt@s.
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