FIDEL, LOS FASCISTAS Y UN DESBORDE
DE LA IMAGINACIÓN
POR ATILIO A. BORON
hora que Fidel ya nos acompaña de otra forma, seguiremos con renovados bríos en esa tarea.
hora que Fidel ya nos acompaña de otra forma, seguiremos con renovados bríos en esa tarea.
Lágrimas hay de diversos
tipo. Algunas, las más corrientes, son de tristeza. Otras resuman melancolía.
Hay otras que expresan la indignación y la impotencia ante una ofensa que no
puede ser contestada o reparada. Pero hay algunas, que me embargan por
momentos, que ponen de manifiesto un impulso criminal que sólo por un arduo
esfuerzo de mi conciencia logro controlar y apaciguar. Me pasó hace unos
minutos cuando ví las fotos de la gusanera de Miami, celebrando la muerte de
Fidel; o cuando veo a los fascistas dispuestos a que Venezuela regrese a la
edad de piedra con tal de acabar con el chavismo (¡cosa que no lograran!); o
cuando leo las declaraciones de Donald Trump y otros de su pelaje diciendo
barbaridad y media sobre Fidel y la Revolución Cubana, así con mayúsculas. En
estos casos, y en otros similares, aparecen esas lágrimas que despiertan en mi
esa fiera alojada en mis tripas -por suerte casi siempre dormida- y que, ante
estímulos como los enunciados desata un torrente de ideas -¡en realidad
siniestras ocurrencias!- para acabar con esas lacras que tanto daño hacen a la
humanidad.
Al leer lo de
Trump y ver a los humanoides miameros, la fiera que me habita me susurraba
diciéndome que tenía que ver la forma de organizar un magnífico paseo en yate
por el Caribe, invitar a Trump y todos sus asesores y financistas, más los
miembros más conspicuos de la mafia anticastrista de Estados Unidos, más la
señora Hillary Clinton (¿por qué no?) y su esposo, mas “Bibi” Netanyhau, Rajoy,
“Felipillo” González, el chocolatero que funge como jefe de estado en Ucrania,
y una buena colección de “fachos” europeos, latinoamericanos y estadounidenses.
Alentada por la fiera mi exaltada imaginación ya no se detenía ante nada
porque, una vez soltadas las amarras y comenzado –por suerte imaginario- paseo
en el yate, un miliciano internacionalista oculto en un refugio subterráneo de
la Sierra Maestra decide emular a los “boys” que manejan los drones en Estados
Unidos, identifica el yate, descubre que oculto en él hay un peligrosísimo
terrorista islámico a bordo y, con el objeto de preservar la seguridad nacional
norteamericana, dispara desde el dron revolucionario y libertario una batería
de misiles que hace estallar al yate por los aires y acaba en un santiamén con
toda esa canalla. La acción se completa con la publicación de un informe
oficial -como hace Washington diciendo que en un casamiento en Islamabad o en
un funeral en Kabul- descubrieron que había un tipo que parecía ser el jefe de
una célula terrorista dormida anidada en New Haven, Connecticut, y que tuvieron
que eliminarlo, deplorando los “daños colaterales” producidos por esa operación
y enviando un sentido mensaje de condolencia a los familiares de las víctimas.
Calmada mi
indignación y secadas mis lágrimas ante la perfección del plan me llamo a
sosiego y me digo que nosotros, como lo enseñó Fidel, representamos un nivel
superior de eticidad y que no debemos utilizar las armas y las tácticas de
nuestros enemigos. Que el socialismo es un estadío moralmente más elevado que
el capitalismo y que un plan como ese no puede ir más allá de ser plasmado como
un cuento, y que nuestra batalla la libraremos con otras armas, una de las
cuales, sin duda, es el humor que con tanta maestría manejaba el Comandante y
que tanto irrita a la derecha y a los imperialistas. Nuestra victoria podrá
demorarse más de lo previsto pero será inevitable. Porque, como él lo dijo en
su extraordinario discurso en la Cumbre de la Tierra en Río, 1992, si no
detenemos la barbarie del capitalismo la especie humana será barrida de la faz
de la tierra. Para salvar a la humanidad habrá que acabar con el capitalismo.
En eso estamos y, ahora que Fidel ya nos acompaña de otra forma, seguiremos con
renovados bríos en esa tarea.
… ahora que Fidel ya nos acompaña de
otra forma, seguiremos con renovados bríos en esa tarea.
Lágrimas hay de diversos
tipo. Algunas, las más corrientes, son de tristeza. Otras resuman melancolía.
Hay otras que expresan la indignación y la impotencia ante una ofensa que no
puede ser contestada o reparada. Pero hay algunas, que me embargan por
momentos, que ponen de manifiesto un impulso criminal que sólo por un arduo
esfuerzo de mi conciencia logro controlar y apaciguar. Me pasó hace unos
minutos cuando ví las fotos de la gusanera de Miami, celebrando la muerte de
Fidel; o cuando veo a los fascistas dispuestos a que Venezuela regrese a la
edad de piedra con tal de acabar con el chavismo (¡cosa que no lograran!); o
cuando leo las declaraciones de Donald Trump y otros de su pelaje diciendo
barbaridad y media sobre Fidel y la Revolución Cubana, así con mayúsculas. En
estos casos, y en otros similares, aparecen esas lágrimas que despiertan en mi
esa fiera alojada en mis tripas -por suerte casi siempre dormida- y que, ante
estímulos como los enunciados desata un torrente de ideas -¡en realidad
siniestras ocurrencias!- para acabar con esas lacras que tanto daño hacen a la
humanidad.
Al leer lo de
Trump y ver a los humanoides miameros, la fiera que me habita me susurraba
diciéndome que tenía que ver la forma de organizar un magnífico paseo en yate
por el Caribe, invitar a Trump y todos sus asesores y financistas, más los
miembros más conspicuos de la mafia anticastrista de Estados Unidos, más la
señora Hillary Clinton (¿por qué no?) y su esposo, mas “Bibi” Netanyhau, Rajoy,
“Felipillo” González, el chocolatero que funge como jefe de estado en Ucrania,
y una buena colección de “fachos” europeos, latinoamericanos y estadounidenses.
Alentada por la fiera mi exaltada imaginación ya no se detenía ante nada
porque, una vez soltadas las amarras y comenzado –por suerte imaginario- paseo
en el yate, un miliciano internacionalista oculto en un refugio subterráneo de
la Sierra Maestra decide emular a los “boys” que manejan los drones en Estados
Unidos, identifica el yate, descubre que oculto en él hay un peligrosísimo
terrorista islámico a bordo y, con el objeto de preservar la seguridad nacional
norteamericana, dispara desde el dron revolucionario y libertario una batería
de misiles que hace estallar al yate por los aires y acaba en un santiamén con
toda esa canalla. La acción se completa con la publicación de un informe
oficial -como hace Washington diciendo que en un casamiento en Islamabad o en
un funeral en Kabul- descubrieron que había un tipo que parecía ser el jefe de
una célula terrorista dormida anidada en New Haven, Connecticut, y que tuvieron
que eliminarlo, deplorando los “daños colaterales” producidos por esa operación
y enviando un sentido mensaje de condolencia a los familiares de las víctimas.
Calmada mi
indignación y secadas mis lágrimas ante la perfección del plan me llamo a
sosiego y me digo que nosotros, como lo enseñó Fidel, representamos un nivel
superior de eticidad y que no debemos utilizar las armas y las tácticas de
nuestros enemigos. Que el socialismo es un estadío moralmente más elevado que
el capitalismo y que un plan como ese no puede ir más allá de ser plasmado como
un cuento, y que nuestra batalla la libraremos con otras armas, una de las
cuales, sin duda, es el humor que con tanta maestría manejaba el Comandante y
que tanto irrita a la derecha y a los imperialistas. Nuestra victoria podrá
demorarse más de lo previsto pero será inevitable. Porque, como él lo dijo en
su extraordinario discurso en la Cumbre de la Tierra en Río, 1992, si no
detenemos la barbarie del capitalismo la especie humana será barrida de la faz
de la tierra. Para salvar a la humanidad habrá que acabar con el capitalismo.
En eso estamos y, ahora que Fidel ya nos acompaña de otra forma, seguiremos con
renovados bríos en esa tarea.
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