JOSE
RIVERO
Señores:
El pregón de su programa exhibía como fundamento la enseña de
auténtica pluralidad, lo que llenó
de entusiasmo a sus seguidores, que percibieron insinuarse un rayo de luz
titilando en difuso horizonte. Al cabo de algún tiempo, sin embargo, caen
ustedes ingenuamente en plena dualidad,
propiciada tal vez por el sistema, medio eficaz utilizado a lo largo de la
Historia, con expreso designio de pulverizar cualquier movimiento
reivindicativo, de índole social, que acaba así reducido a la triste imagen del
lobo domesticado por San Francisco, en poema de Rubén Darío.
Recapaciten, señores, y entiendan que los medios de comunicación
no brindan su escenario para destello de premisas que sustentan su propuesta.
Por lo tanto, antes de proseguir inmersos en el dilema, se impone un instante
de reflexión y analizar cuánto existe de infantilismo en el debate, cual señaló
aquel hombre, célebre por su actuación durante el primer cuarto del siglo
veinte.
Por ello, en vista de la firme convicción de todos y cada uno,
convendría quizá una vuelta a la multicopista y abandonar, en esencia, las
enormes ventajas que ofrece un mundo tecnológico, soberbiamente implantado.
José
Rivero Vivas
Diciembre
de 2016
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