CHORIZOS DE LANZAROTE
Articulos recordatorios de
Miguel Angel Diaz
Palarea
¡Quien te ha
visto y quien te ve, Arrecife de mis amores¡
¡Trincar y
trincar; un ladrillo en el camino les dijo que su destino era trincar y
trincar, mamar y mamar…!
Dice el dicho
popular que: “quien se acuesta con niños se levanta meado” y, por supuesto,
“quien juega con mierda termina cagao y bien cagao”.
Me entran
ganas de llorar de rabia ¡Quien te ha visto y quien te ve Arrecife de mis
amores¡ Lanzarote abriendo primera plana de los periódicos y no por su belleza
lunar. Isla mágica ridiculizada por una pandemia de golfos infectos, sudados
chorizos y no precisamente de Chacón, indecentes ladrones, sucios trincones,
pestilentes cuatreros del ladrillo, aprovechados de mierda que ridiculizan los
arrecifes de mis amores. Echo de menos mis carreras infantiles tras el camión
del hielo, mis baños en el Reducto, mis asaderos de piñas y sardinas en
cualquier playa, mis fiestas de San Ginés de jarea asada y cubalibre a discreción,
mi amor en bailes de media noche. Ahora todos en el “bailad malditos” de que
quien roba con descaro es un “fulano” de película del Oeste, un Clint Eastwood
en “Por un puñado de dólares”, de media barba y chaqueta de Armani. En Arrecife
en sus clubes privados de postín, rivalizan en quien colecciona más coches de
alto estánding, en quien la tiene más larga y no precisamente la picha, sino la
otrora falúa, convertida en yate de film de ricachones.
¡Lanzarote
quien te ha visto y quien te ve! Mancillada, en el fango de las lenguas de la
riqueza fácil que inauguraron Los Felipe Gonzáles de la época del baile del
rico: ¡a mamar, a mamar, a mamar! y yo les digo a mamarla al talego que es
donde deben estar mamando barrote; la década neoliberal de los pesoistas &
Solchagas que enviruzaron la isla con la fiebre desmesurado por el vil metal,
por enriquecerse en unos días al socaire del ladrillo y las mafias del tráfico
de todo, incluso de influencias.
Me contaban
en Lanzarote, en las pasadas vacaciones, que quién no se hace rico en un
santiamén es porque es un memo ignorante, con lo sencillo que resulta meterse
en política y a:
-¡Trincar,
trincar y trincar; un ladrillo en el camino les dijo que su destino era
trincar, trincar y trincar¡
-Iba subiendo
de tono el estribillo cabrón con un principito, presuntamente trincón. Todos
con la mano en el talego del gofio común, comandados por el jefe desde el
talego ante el silencio cómplice de “todovale”, vale y si se tiene el bolsillo
repleto mejó, que mejó que má mejó, mis cuates. Pocos partidos en la isla
parecen librarse de esta fiebre ladronzona. Depositar el culo en un mullido
sillón en un Ayuntamiento o en el Cabildo les convierte en ciegos, en corruptos
cómplices del expolio de la isla quemada por volcanes. Hoy día, en Lanzarote
campa una colección de bandoleros que insultan a las buenas gentes de aquella
preciosa isla, otrora remanso de paz; la prefiero pueblerina, pero pacífica y
honrada, sin tanto glotón de cemento y hormigón.
-¡Trincar,
trincar y trincar; un ladrillo en el camino les dijo que su destino era
trincar, trincar y trincar¡
Se
multiplicaron por mil los decibelios del estribillo; espero que continúen
cantándolo desde la prisión de Tahiche que allí tienen a un consolidado
catedrático de la indecencia.
viernes,
5 de junio de 2009
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