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martes, 12 de marzo de 2013

CHORIZOS DE LANZAROTE


CHORIZOS DE LANZAROTE

Articulos recordatorios de
Miguel Angel Diaz Palarea

¡Quien te ha visto y quien te ve, Arrecife de mis amores¡
¡Trincar y trincar; un ladrillo en el camino les dijo que su destino era trincar y trincar, mamar y mamar…!
Dice el dicho popular que: “quien se acuesta con niños se levanta meado” y, por supuesto, “quien juega con mierda termina cagao y bien cagao”.
Me entran ganas de llorar de rabia ¡Quien te ha visto y quien te ve Arrecife de mis amores¡ Lanzarote abriendo primera plana de los periódicos y no por su belleza lunar. Isla mágica ridiculizada por una pandemia de golfos infectos, sudados chorizos y no precisamente de Chacón, indecentes ladrones, sucios trincones, pestilentes cuatreros del ladrillo, aprovechados de mierda que ridiculizan los arrecifes de mis amores. Echo de menos mis carreras infantiles tras el camión del hielo, mis baños en el Reducto, mis asaderos de piñas y sardinas en cualquier playa, mis fiestas de San Ginés de jarea asada y cubalibre a discreción, mi amor en bailes de media noche. Ahora todos en el “bailad malditos” de que quien roba con descaro es un “fulano” de película del Oeste, un Clint Eastwood en “Por un puñado de dólares”, de media barba y chaqueta de Armani. En Arrecife en sus clubes privados de postín, rivalizan en quien colecciona más coches de alto estánding, en quien la tiene más larga y no precisamente la picha, sino la otrora falúa, convertida en yate de film de ricachones.
¡Lanzarote quien te ha visto y quien te ve! Mancillada, en el fango de las lenguas de la riqueza fácil que inauguraron Los Felipe Gonzáles de la época del baile del rico: ¡a mamar, a mamar, a mamar! y yo les digo a mamarla al talego que es donde deben estar mamando barrote; la década neoliberal de los pesoistas & Solchagas que enviruzaron la isla con la fiebre desmesurado por el vil metal, por enriquecerse en unos días al socaire del ladrillo y las mafias del tráfico de todo, incluso de influencias.
Me contaban en Lanzarote, en las pasadas vacaciones, que quién no se hace rico en un santiamén es porque es un memo ignorante, con lo sencillo que resulta meterse en política y a:
-¡Trincar, trincar y trincar; un ladrillo en el camino les dijo que su destino era trincar, trincar y trincar¡
-Iba subiendo de tono el estribillo cabrón con un principito, presuntamente trincón. Todos con la mano en el talego del gofio común, comandados por el jefe desde el talego ante el silencio cómplice de “todovale”, vale y si se tiene el bolsillo repleto mejó, que mejó que má mejó, mis cuates. Pocos partidos en la isla parecen librarse de esta fiebre ladronzona. Depositar el culo en un mullido sillón en un Ayuntamiento o en el Cabildo les convierte en ciegos, en corruptos cómplices del expolio de la isla quemada por volcanes. Hoy día, en Lanzarote campa una colección de bandoleros que insultan a las buenas gentes de aquella preciosa isla, otrora remanso de paz; la prefiero pueblerina, pero pacífica y honrada, sin tanto glotón de cemento y hormigón.
-¡Trincar, trincar y trincar; un ladrillo en el camino les dijo que su destino era trincar, trincar y trincar¡
Se multiplicaron por mil los decibelios del estribillo; espero que continúen cantándolo desde la prisión de Tahiche que allí tienen a un consolidado catedrático de la indecencia.

viernes, 5 de junio de 2009


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