" FRANCISCO I, UN PAPA NATURAL"
Eduardo
Sanguinetti,
Filósofo
Rioplatense
El
mundo pareciera que son los demás, organizados para vivir: `la porquería
universal`, devenida, hoy, en el cristianismo, donde la moral ni la religión
están en contacto con la realidad, en sus causas imaginarias (Dios, el alma, el
albedrío no libre), con efectos imaginarios (el pecado, la salvación, la
gracia, la expiación, el perdón de los pecados) y al fin una teología
imaginaria (el reino de Dios, el juicio final, la vida eterna).
Donde
reina "el destripe" es peligroso dar prueba de amor o simplemente de
dignidad o valor. Por el contrario, las comunidades aprenden, que para salvar
el pellejo hay que mentir, reptar, engañar y si es necesario matar, en nombre
de la existencia imaginaria, que propone la religión católica, hoy en plena
vigencia y tendencia, ante la elección de un nuevo papa Francisco I (Jorge
Mario Bergoglio, nombre secular), instruido en la orden de los jesuitas,
fundada por San Ignacio de Loyola, Bergoglio o Francisco I, nació en Buenos
Aires, Argentina, primer papa del continente americano...con un estilo de vida
sencillo, similar al de José Mujica, se dice, ha contribuido a sumar adhesiones
a la reputación de su humildad, renunciando a la residencia de lujo episcopal, vivía en un pequeño
apartamento, utilizaba transporte público y cocinaba su propia comida. Le gusta
el tango, la ópera y el fútbol...es hincha y
socio del club San Lorenzo de Almagro.
Pareciera
que hoy reina un solo mandamiento, dentro de la moral capitalista
"demoníaca", en cuanto institucionalización del mal y la
indiferencia, convertidos en dogma de ninguna fe, que rige el planeta:
"Sean Cobardes y Simuladores" pero, con naturalidad..." A pesar
de esto, pero no por esto, asistimos a una situación de crisis absoluta de los
valores: una absoluta crisis de lo absoluto. Para unos, síntoma infernal de la
confusión del mundo, el demonio y "la carne"...para otros,
realización del paraíso de la igualdad, la fraternidad y la libertad.
Finalmente, para todos, un flujo irreversible de acontecimientos, cuya
flexibilidad no consigue ocultar su extremo rigor.
Referir
la situación actual, con la elección de Francisco I, a la metáfora del
demonismo es una prevención, un paso más allá de las ingenuas, oportunistas y absurdas
soluciones que intentan asignarle al nuevo y quizás último papa...pues la
resurrección de dioses y demonios crece cuanto crece la incertidumbre. En ella
afloran al mismo ritmo todo tipo de creencias y descreencias, que crecen en su
propio ocultamiento.
No
tengo optimismo como tampoco vitalismo. Si pensamos que en la filosofía
contemporánea hay posiciones mortuorias en vez de vitalistas, diría que son las
fundamentales. La actitud represiva, como negación de la naturaleza, sólo puede
organizarse sobre la muerte y el miedo, contra la sumergida y oscura moralidad
de los acontecimientos.
Es
hora, de salir del miedo y la timidez del gozne, construyendo un gran relato,
con verdad de la historia, en teoría y acto. Hoy recomienza el tiempo de una
narración, del proceso de liberación, aún pendiente, pues todos estos elementos
construyen ese mosaico sobre cuya base se puede volver a contar una historia de
liberación que es absolutamente necesaria, ante la crisis del sentido y la
realización del simulacro como modo de vida.
Hoy todo es posible. No existen valores, ni límites, ni honestidades, ni casualidades, causalifades o frescuras. Hay que sentarse a ver la película que puede varios finales...Lo bueno es que dentro de la eterna filmografía de violencia y terror que te hacer enstremecer desde la portada del DVD, aparecen films más parecidos a los humanos que nos rodean todos los días.Un Mujica o un Francisco son como un bálsamo. El tema es que nos diésemos cuenta que las miles de de personas , pobres de espíritu de alama pura acolpadas en la Piazza del Varicano suman cientos de veces más que el puñado de mandatarios y cardenales corruptos que saludaron al papa...Se capice, hermano Sangui.
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