"EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LA MANGA "
QUICOPURRIÑOS
Este fin de semana viajé a la Isla Bonita, con los de siempre, con los que forman parte de mí casi desde que usaba pantalón cortito. En esa preciosa casa del amigo Antonio, en Las Breñas, compartíamos un abundante desayuno, como cada vez que cogemos la maleta y volamos juntos a cualquier sitio. Es el desayuno momento de encuentro, de compartir, de planificar sin prisas el día, de volver a sonreír y darnos las gracias por seguir estando juntos, por celebrar cada amanecer y cada anochecer. Entre las muchas viandas que llenaban la mesa ocupó lugar preferente unas mangas, las que no tienen hebras, y que resultan ser un regalo al paladar a cualquier hora del día. Tras los elogios recibidos por la fruta fuimos invitados a recoger del árbol las que quisiéramos
y llevarnos a
Tenerife tan rico manjar. Y así fue como me topé con el árbol de cuyas ramas
colgaban mangas y al instante quedé prendido de una de ellas, de la que percibí
que me sonreía, de la que me miraba con dulzura pero fijamente a los ojos, con
tanta intensidad , que se me nubló la
visión. Pero, aún así y en medio de esa catarata ocular, cómo se
declara uno a una manga. Queda elegante
y romántico decirle te comeré cada día o voy a regarte mientras quieras. En
esas estaba yo, cuando una ráfaga de aire limpio, a modo de colirio caído del
cielo, me devolvió la visión y entonces te ví . Las mangas había desaparecido y
eran las mangas de tu blusa y tus manos y tu rostro y todo tu cuerpo el que se
mecía en la rama del árbol, esa que
llamó mi atención ,la que me recordó a tí. Y es que vaya donde vaya allí estás
tú y en una isla tan bonita como tú, no podías faltar.
Y entonces, puedo soñar que seas manga , e imaginar que
soy el jardinero que te quisiera regar con cuidado cada día.
Desde la Isla Bonita a 13 de
noviembre de 2023.
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