DEJÀ VU
JOSU AIZPURUA
Gora ta gora vs.
Euzko gudariak; that is the question.
Corrían los 70 con
una Euzkadi sojuzgada, perdedora y traidora al fascismo, ingobernable para
aquellos de bigotito corto y aun desfilando en sus victorias, pero con clero y
magisterios adictos al Régimen les era fácil, aunque ya sus casacas quedaban
nulas para ocultar aquellas panzas que la corrupción había engordado con
descaro. Un suave rumor de sables recorría el ambiente en advertencia de que
una veleidad democrática traería de nuevo el Alzamiento.
La apaleada sociedad vasca, silente a la fuerza, recibió el impulso de una juventud “sesentayochista” en la que obreros y estudiantes vascos perdieron el miedo y buscaron caminos de liberación nacional y social.
El Gobierno Vasco
en el exilio, simbólico pulso al franquismo desde su legalidad republicana
recibió nueva sabia militante y también nuevos posicionamientos de los que no
les reconocían su sacrificio. Pugnas estériles, causas de desviaciones
horrendas.
El Marxismo, aquel
que luego Mister X arrancó del PSOE, dejando al pobre Llopis con una (h) de
coletilla y al frente del pesebre a los de la tortilla, irrumpió entre los
jóvenes activistas y las tesis sabinianas pasaron de moda ante aquel nuevo
credo prometedor e inclusivo. Agentes de todo tipo y sigla se aposentaron en
Tierra Vasca, y en cursillos de dos fines de semana profundos abertzales
pasaron a marxistas convencidos y propagandistas que cuando les dieron la
pistola terminaron de joderla.
El PLAN del franquismo sin Franco, se estaba
ya atando y camuflando con la Transición que dejaría a su final las cosas como
estaban al principio; misma bandera, mudo himno, y las fuerzas vivas en las
mismas manos; mismos perros con distinto collar.
Para conseguirlo, hubieron
de ofrecer y amenazar.
Pero el hecho fue
que jesuitas y empresarios apostaron por aquel engendro y una Euskadi sin su
cuna Nafarroa fue adoptada por los “nuevos” patriotas jeltzales que llamaron
sabinianos a sus oponentes y dejaron en el ostracismo al padre de la patria
vasca. ¡Cosas veredes, amigo Txomin!
Nos decían que el
partido tiene dos almas; puede ser, pero una es un alma en pena.
Ciencia jesuítica
se sumó al batzoki y la cosa funcionó, tensa, pero funcionó. El secreto acuerdo
con Madriz limaba las asperezas hasta que ya el recuerdo de Euzkadi se olvidó
con Euskadi. Y el legítimo republicanismo del exilio, se tapó con inventos
institucionales de alpargata.
El deseo juvenil de
Independencia, hábilmente laminado, dejó de ser esencial y una presión
mediática desvió sus ansias.
NADA consiguió
aquel proyecto vascongado que hizo decir entre lágrimas al patriota exilado
Zarate, sobrino del alcalde fusilado, “estos no consiguen ni Treviño”.
Y en 2023, Dejá vu.
Deusto y Confebask
dirigen sus misiles ante ese ELA insumiso que puede inclinarse por EH Bildu y
forzar a PSE lograr el cambio de Gobierno.
No se dirimirá en
la urna, pues de nuevo grandes pactos darán el resultado hecho al elector.
Procurarán no
hablar de Treviño, pero su sueño húmedo será un Gobierno de Madriz apoyado por
PP-PNV-JUNTS en el que VOX actúe en la sombra, y Milei también.
Je préfère ne pas le voir (prefiero no verlo)
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