RTVE SE VUELVE A PEGAR UN TIRO EN EL PIE
DAVID BOLLERO
Anna Bosch es una de las
periodistas más veteranas
de RTVE. - Instagram
@laboschb
Apenas una semana después de que conociéramos el informe de Reporteros Sin Fronteras en el que España obtiene su peor valoración en libertad de prensa, RTVE nos explica cómo hemos llegado hasta ahí. No lo hace con un reportaje, sino ejerciendo esa presión, esa coerción intolerable a los profesionales de la información que se encamina a pisotear la libertad de expresión. La víctima en este caso ha sido Anna Bosch y, colateralmente, Xabier Fortes. La sospecha de que, de nuevo, vuelvan a circular listas negras de periodistas en el ente público nos recuerda que lo mejor de RTVE siempre se encuentra abajo, en sus profesionales, y lo peor, arriba.
El Consejo de
Informativos de TVE emitía ayer tarde un comunicado en el que describía cómo el
presidente de la corporación José Manuel Pérez Tornero llamó de urgencia a
Bosch a su despacho el pasado jueves. La periodista acudió sola sin conocer el
motivo y se topó de bruces con Pérez Tornero y el secretario general de RTVE
Alfonso Morales, que se presentó como "abogado".
La situación de
vulnerabilidad era más que evidente, algo que cobró aún más fuerza cuando
conoció el motivo de la reunión: un tuit con el que Bosch compartió una noticia
del portal Bluper en el que se aseguraba que la corporación desvió del
presupuesto de promoción de RTVE Play a 'La gran consulta', una campaña para
conocer los motivos por los que se ve la programación de la pública.
Bosch tiene clara
la importancia de apostar por RTVE Play dada la evolución de los hábitos de
consumo de los espectadores. No es la única, porque hace apenas unos días, la
misma Bosch compartía otro tuit de una colega que imparte clases en un Grado de
Comunicación Digital en el que lamentaba que su alumnado desconociera el
potencial de RTVE Play, indicando que "tenemos una plataforma audiovisual
gratis que es desconocida para muchos y que no tiene ni la visibilidad ni
proyección que debería".
La intimidación
escaló hasta límites intolerables en el momento en el que el presidente de RTVE
aseguró haber recibido "informes o dossieres" de Bosch y de su
compañero Xabier Fortes. Levantada la polémica tras el comunicado del Consejo
de Informativos de TVE, Pérez Tornero y
su círculo niegan lo expuesto, pero lo cierto es que han perdido toda
credibilidad. En el caso del presidente, ya sembró serias dudas sobre su ética
y profesionalidad cuando el año pasado se destapó cómo llegó a facturar doce
millones de euros durante su etapa al frente del Gabinete de Comunicación y
Educación en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad
Autónoma de Barcelona (UAB). Entonces creó dos sociedades con las que prestó
servicios tanto a empresas como a instituciones, entre ellas la propia UAB.
Conocí a Anna Bosh
hace más de una década en Londres, cuando ella era corresponsal para TVE y yo
hacía lo propio para este medio. Coincidimos en muchas ocasiones pero la
admiración por su trabajo venía de lejos; la diferencia fue que tuve la suerte
de verla trabajar en persona en una época muy emocionante, con el movimiento de
London Occupy siguiendo la estela del 15-M español. Poco después, junto al
corresponsal de RNE Íñigo Picabea, sería relevada de su cargo, regresando a
Madrid, pero igual que la había seguido antes, la seguí después.
Bosch, como sucede
con Fortes y el resto de profesionales que sacan adelante el ente público pese
a quien aterriza en los despachos de arriba, es el activo más valioso de la
corporación. Ya no es que con esta actitud despreciable de Pérez Tornero se
intimide a trabajadoras y se vulnere la libertad de expresión que otros
consejeros del ente -puestos a dedo, por cierto- sí tienen cuando se despachan
a gusto contra determinados periodistas de RTVE; es, sencillamente, pegarse un
tiro en el pie, matar la gallina de los huevos de oro.
La prueba
irrefutable de ello es, sin ir más lejos, el motivo de la reunión de urgencia:
una crítica constructiva para tratar de mejorar algo que es notoriamente
mejorable en el servicio público que es RTVE. Cerraba mi columna sobre el
retroceso de España en materia de libertad de prensa indicando que "al
fin, detecto algo más de compañerismo, de solidaridad entre nosotros, un hecho
al que doy la bienvenida acostumbrado a una profesión en la que muchos años ha
primado el sálvese quien pueda".
Desde ayer vuelvo a
hacerlo con muestras de apoyo y solidaridad en redes sociales para Bosch y
Fortes que hago extensibles al resto de colegas de RTVE. Son ellos y ellas
quienes dan valor a una corporación que tanto bien ha de hacer por la sociedad,
que cuando desde arriba se toman decisiones acertadas amplifican y mejoran sus
resultados y, cuando por el contrario se cae en la zafiedad de quienes buscan
otros intereses, consiguen paliar tan desafortunadas medidas. A ellos y ellas
les debemos siempre como ciudadanía, más aún como periodistas, nuestro blindaje
y acompañamiento. Ese es el mejor agradecimiento que les podemos dar por su
trabajo, durante el cual tantas veces recibe amenazas su libertad de expresión
que, a la postre, también es nuestro derecho a la información.
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