LO QUE QUIEREN LOS NAZIS
ANA PARDO DE VERA
Imagen de archivo de la marcha del Orgullo
en Madrid. EFE
Es probable que a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se le haya congelado la sonrisa cuando le informaron de que la homofobia que "está en la cabeza de la izquierda" campaba a sus anchas en Chueca, uno de los barrios más emblemáticos de Madrid, símbolo de la defensa de los derechos y libertades de las personas LGTBI. Lo hacía, además, portando banderas nazis y preconstitucionales mientras gritaba "Fuera sidosos", "Fuera maricas",... y un largo etcétera de consignas homófobas y xenófobas, sobre todo, contra los menores migrantes a los que Vox -y el PP con su alianza con los ultraderechistas- han puesto en la diana a base de fakes.
Porque el problema
más grave, insisto, lo tenemos en los parlamentos, ayuntamientos, asambleas e
instituciones en las que la extrema derecha machista, xenófoba, homófoba,
tránsfoba o racista se sienta cómodamente con el respaldo de millones de votos.
Confieso que mi primera
reacción fue de enfado e impotencia al ver que semejante aberración de marcha
se estaba produciendo en el centro de Madrid con la aquiescencia de la
Delegación de Gobierno, que es quien autoriza o prohíbe manifestaciones en base
al artículo 21 de la Constitución:
1. Se reconoce el
derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no
necesitará autorización previa.
Los nazis que
marcharon en Chueca convocaron la manifestación bajo la asociación Madrid
Seguro en contra de las
Los nazis que
marcharon en Chueca convocaron la manifestación bajo la asociación Madrid
Seguro en contra de las "Agendas 2030/2050"
2. En los casos de
reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación
previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones
fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.
Me resultaba
inconcebible que pese a las advertencias de los expertos en grupos de
ultraderecha, esta manifestación se estuviera celebrando en una
"democracia plena" y escoltada por agentes de uniforme para
garantizar su seguridad y la de las zonas por las que se paseaban graznando sus
berridos. La policía garantizando la seguridad de quienes piden la desaparición
de colectivos que no encajan en su perfil, de unos neonazis que hacen
ostentación de ello.
Posteriormente, sin
embargo, dándole vueltas y tras escuchar este domingo al constitucionalista
Joaquín Urías en los informativos de la Ser, llegué a la conclusión de que la
manifestación no podía (ni debía) prohibirse. No podía, digo, porque la
Constitución es muy clara al respecto y no existía razón fundada alguna para
sospechar actos violentos, más allá de las consignas que puedan ser
consideradas delitos de odio y para cuyo estudio el Ministerio de Igualdad ya
las va a poner en manos de la Fiscalía. Efectivamente, la denuncia debe hacerse
si se considera que hay delito, una vez cometido éste, pero la manifestación no
puede prohibirse para evitar un delito de odio por muy seguros y seguras de que
estemos de que los nazis no lanzan flores al aire: no es una cuestión de
convencimientos sino de hechos. Por mucho que nos desagraden, hemos de estar
muy vigilantes con el recorte de libertades, que es lo que buscan precisamente
los nazis y todos sus hermanos de extrema derecha.
Izquierda Unida
pide la dimisión de la delegada del Gobierno en Madrid por permitir la marcha
nazi de Chueca
Izquierda Unida
pide la dimisión de la delegada del Gobierno en Madrid por permitir la marcha
nazi de Chueca
¿Imaginan lo que
haría un Gobierno de PP y Vox -en absoluto imposible- con este precedente? Lo
imaginan seguro porque cuando el PP gobernó en solitario, nos dio ejemplos muy
ilustrativos de su concepto del derecho de reunión, sin ir más lejos, durante la
aporreada simulación de referéndum en Catalunya en 2017. No, prohibir las
manifestaciones de forma preventiva sin que esté constatada su violencia no es
el camino; prohibir que incluso los nazis tengan libertad de expresión,
tampoco. Denunciarlos con las pruebas en la mano y en la cámara del móvil, sí,
y que caiga sobre ellos tanta ley como odio destilan sus cerebros.
La cuestión urgente
ahora es preguntarnos cómo estamos llegando hasta aquí, por qué asistimos a una
exhibición de fuerza por las calles de ultraderechistas, nazis, fascistas,
franquistas y otros desechos humanos; qué les hace sentirse poderosos para
invadir Chueca con tanta basura a cuestas. Ésa es la cuestión, no tiene que ver
solo con Vox y el PP, que también, y no se resuelve prohibiendo por precaución,
sino educando, señalando, denunciando, rebatiendo y aislando con claridad
rotunda a quien criminaliza y excluye negando derechos y diversidad. Todos
ellos y ellas, por cierto, muy bien financiados, como hemos contado en Público.
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