ESCLAVITUD DEL LÍMITE
EDUARDO
SANGUINETTI,
FILÓSOFO Y POETA.
La elección de las prioridades determina lo que es posible. En este tercer milenio se inclina a las especulaciones estériles que sólo interesan a una banda de delincuentes ricachones. A estos, una política oligárquica y una ideología totalitaria les han permitido, en un clima de silencio, dar preponderancia al rechazo de la realidad.
Se condiciona a millones habitantes de este mundo a una conducción económica que lejos de buscar lo más concreto, conduce a un caos virtual, a una negación por conveniencia de la realidad.
Una fundada sobre
bases sólidas que no deja de tener muy presente de que en el planeta existen
seres humanos con vida, sensibles, denominados por algunos piadoso
"nuestros semejantes". Una realidad trivial a los ojos de los
oportunistas ricachones, los mafiosos corredores de apuestas en los más
diversos espacios en que se mueven afanosamente las multitudes de esclavos,
usados, con fecha de vencimiento por los parásitos macro-millonarios, que no
ven, no escuchan ni se comunican, sino en un pequeño mundo ficcional que han
construido, que les apasiona y al cual sacrifican el nuestro.
Donde hay
representación hay dictadura del simulacro político. La lucha contra la
representación en espacio político y de las instituciones que lo conforman,
debería ser la orden del día, para no perpetuar la farsa de una democracia
simulada, donde los de siempre dictan y ordenan el devenir de la vida de
comunidades adormecidas y carentes de vocación humanista.
La función de los
dirigentes políticos, no es proteger una situación contra las reacciones de
quienes la padecen sino proteger a estos de aquella. Toda resistencia comienza
por la lucidez, todo enfoque lúcido genera preocupación en las hordas mafiosas
de multinacionales esclavizadoras y corporaciones criminales de medios
monopólicos, que generan ante la posibilidad de modificación de rumbos en la
vida de los pueblos, “miedo”, el arma letal al que en plena pandemia de
Covid-19, se potencializa de manera preocupante.
Todo alerta que
denuncie la publicidad que conduce a lo peor, con acciones deplorables, que
llaman a una rebelión, con promesas seductoras en las cuales nadie cree, pero
por las cuales las masas “tilingas” se juegan la vida, ya de por sí diluida
entre el odio y el resentimiento, marchando cual manada de 'gorilas', en
búsqueda de una razón para permanecer en este mundo.
Toda forma de
resistencia en Argentina, de quienes enfrentamos el peligro de una masa amorfa
de “fans” de Macri, "el cobarde fugado", que con consignas falaces y
mentirosas jaquean al gobierno de Alberto Fernández, será considerada un
preludio a la "explosión social" con la cual fantasean los
macro-empresarios, cómplices de dictaduras cívico-militares, en realidad, sólo
la lucidez puede evitar esta "explosión", menos eficaz que el acoso,
sino de la Verdad, al menos de una exactitud implacable.
Apelar a la buena
voluntad de estos macro-empresarios de vocación totalitaria, de que aporten, en
este tiempo donde la peste acecha, es un tanto ridículo, ¿quién va a
convencerlos de llevar a cabo la donación, renunciando a sus millonarias
ganancias y beneficios? ¿con sólo " exhortarlos" a no ser malvados y
mezquinos, en este tiempo de urgencias para los millones de hambreados,
modificarán su perfil de “cretinos”?
Ninguna medida
voluntaria dará resultado, todas serán nulas e inútiles, si dependen de la
buena voluntad de aquellos que tienen motivos de sobra para no responder a lo
que esperan de ellos los ingenuos, los ilusos, tanto más por cuánto se los
recompensa por actuar de esa manera y en cada caso especulan con las ventajas
que van a obtener, nunca dejaron de obtenerlas, no lo olvidemos.
Sólo la ley puede
erigir una barrera frente a esas exacciones. Sólo el derecho o la acción directa
de un pueblo empoderado en el espacio público. Insisto, ninguna exhortación,
ningún ruego piadoso, lección de moral o reprimenda tendrán el menor efecto,
podemos apreciar en estos mafiosos, la capacidad infinita de extorsión que
conserva la economía privada, que permite mantener bajo su yugo a los pueblos
del planeta y a la vez mantener la artificiosa cohesión social, es decir, la
sumisión.
El pensamiento que
debe sentar reales hoy en este tercer milenio, como un nuevo ideal de vida en
Libertad y Verdad, no confía en la representación de una política arcaica sin
sentido vital, pues considera la cesión del poder como una invitación al abuso.
En este sentido
todas las formas de poder ejercidas por un grupo sobre otro deberían ser de
inmediato sustituidas por un grupo colegiado que ejerza en representación la
administración del estado, al menos mientras se conforma el modo más afín, con
el que las comunidades autoreplicantes y autónomas puedan crear un mundo a
vivir, sin abusos, sin exclusiones, sin discriminaciones y sobre todo en
seguridad de transitar en “alegría” y “plenitud” lo que se denomina vida.
Estamos dotados
naturalmente de la capacidad para dar lugar a este mundo, donde todos seamos
partícipes y dueños de nuestros destinos, sin Imperios en putrefacción, ni
medios de comunicación que fabriquen realidades obstinadas en mostrar violencia
y malos augurios, ni funcionarios corruptos en detrimento de una humanidad
hambreada y ya sin sentido vital, que haga de sus existencias algo digno de ser
vivido.
Ante nuestra
capacidad natural, de llegar a ser dueños de nosotros mismos, cuestiono el
sometimiento de los individuos a ideologías escleróticas y funestas,
enquistadas en nuestros pueblos, que en estado de descomposición en lo que
directamente actúa sobre el bien común, siempre tienden a eliminar la capacidad
de reflexión en situaciones irreductiblemente concretas y con soluciones
inmediatas, que el poder siniestro de la mafia corporativa, instala como dogma.
Si se desea que los
individuos estén en condiciones de actuar autónomamente, es necesario
permitirles considerar las situaciones en las que se encuentran en su
especificidad y materialidad, y no impulsarles a someterse a una fórmula
abstracta que se impone a las situaciones desde una situación inasible, como la
delimitada por las ideologías que responden a otros tiempos y espacios. Es aquí
donde se encuentra el a priori de un nuevo ideal de comunidad: la fe en el
individuo.
Afirmo que, sin una
confianza en el individuo, no tiene absolutamente ningún sentido hablar de
autonomía y de libre albedrío. El nuevo ideal de comunidad se funda sobre el
concepto de que el individuo posee una reserva que es irreductible a los
ordenamientos sociales del poder tradicional. Pero si no se tiene confianza en
una reserva en el ámbito del sujeto, que constituye la fuente del cambio, ¿cómo
devendrá el cambio?
Ciertamente no en
un agente externo (ideología) que rotundamente rechazo. La renuncia al
individuo o al sujeto autónomo como lugar de resistencia y su sustitución por
“otro algo” constituye el paso decisivo de un concepto de resistencia radicado
en el siglo XIX a concepciones adecuadas a un presente muy definido.
Sin embargo, no es
en favor del caos por lo que el que rechazo de plano las ideologías. Es preciso
y sobran argumentos concretos para llevar a cabo un análisis preciso de la
explotación y opresión. La opresión debe ser analizada y combatida sobre muchos
registros y en los muchos nexos en los cuales se descubre.
Mi ideal no busca
definir un sujeto oprimido al cual liberar y se dirige en cambio a favorecer
las luchas de los diversos grupos ofreciendo análisis, estrategias, así como
críticas políticas y teóricas de las diferentes opresiones y desviaciones que
malversan el accionar político.
En mi rol de intelectual,
en acto de ser y hacer, puedo aportar algunos instrumentos de análisis y dejar
la decisión de cómo liberarse a los explotados y engañados por este sistema
simulador y corrupto en plena vigencia en la era de la posverdad.
Buscar una teoría
general, fuera de todo conflicto específico, es comprometerse de nuevo con el
proyecto de construir los fundamentos ideológicos de un proyecto de
representación. Más allá del punto de los valores locales que permitan resistir
a lo largo de toda una serie de registros distintos, no hay más teoría, sino
sólo lucha.
El vivir y
transitar este tiempo ha devenido en mí, en producir un cuerpo teórico, que
pongo en acto hoy a modo de entrega en este tiempo donde la matrix ha sentado
reales… eliminar este condicionamiento es clave, imprescindible en el acontecer
del tiempo a vivir.
Veo demasiada
representación política y demasiada poca autodeterminación, para que decida
legitimar lo que siempre manifesté en cuanto a un “mundo a vivir”. Lo que busco
es una comunidad -o mejor, una serie de comunidades- en la cual a las personas
no se las diga quiénes son, qué quieren y cómo vivirán; estando ellas en
condiciones de decidir estas cosas por sí mismas.
Estas comunidades
constituyen un ideal y, cómo no reconocer, un ideal probablemente posible, si
la dignidad y el dominio de cada uno sobre cada uno lo dan como un camino a
transitar.
Pero es en los
tipos de análisis y en las luchas que tal ideal promueve, tendientes a abrir
espacios concretos de libertad en el campo social y político, donde reside el
valor de un nuevo ideal post-contemporáneo acorde a las necesidades del
presente, que deben ser tratadas con las urgencias de un recién nacido.
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