martes, 25 de agosto de 2020

LOS FRUGALES ÉRAMOS NOSOTROS

 

LOS FRUGALES ÉRAMOS NOSOTROS

DAVID BOLLERO

España lídera el ránking de contagios por cada 100.000 habitantes, según los datos que ofrece el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC). En los últimos 14 días, mientras que nuestro país registra 152,7 contagios, otros países presentan cifras mucho mejores, como Francia (59,8), Alemania (19,6) o Italia (13,3).

 

¿Qué ha sucedido para que la posibilidad de un nuevo Estado de Alarma esté encima de la mesa y ya se hayan vuelto a producir confinamientos? En primer lugar, las Comunidades Autónomas (CCAA) han fracasado. El conjunto de presidentes y presidentas autonómicos venían reclamando acabar con el Estado de Alarma para poder recuperar el mando y, cuando ha sucedido, su gestión ha dejado mucho que desear.

 

La prueba más patente de su fracaso es la vuelta al cole. El regreso a las aulas no ha sido correctamente planificado en ninguna Comunidad Autónoma, haciendo valer aquel dicho de que el papel lo aguanta todo. Las promesas de más personal, de litros de hidrogel o de toneladas de mascarillas no sirven de nada si, a la hora de la verdad, la carencia de infraestructuras para poder rebajar las ratios por aula imposibilitan todos estos planes.

 

Otra prueba incontestable de la ineptitud autonómica ha sido el modo en que se ha descuidado la Atención Primaria o el ridículo número de rastreadores, que pasaban por ser el factor que podía marcar la diferencia. Se trata, pues, de una cuestión de dinero. Frente al COVID-19, hemos gastado poco y mal. Cuando se negociaban los fondos europeos de ayuda frente al coronovirus, a los países como Holanda o Dinamarca, que mostraban posturas más insolidarias, se les tachó de frugales, de tacaños... y resulta que los frugales somos nosotros: en términos generales, el gasto de España frente al COVID ronda el 10% del PIB, lo que no dice mucho comparado con el 34% de Alemania o Italia; 18,8% de  Reino Unido o el 14,6% de Francia.

 

El mal proceder del Gobierno de España también es evidente porque, ante las innegables malas prácticas de las CCAA, en las que aún a día de hoy y con 1.500 contagios activos en residencias de mayores los casos positivos no se trasladan al hospital en todos los centros, no ha tomado el control. No era necesario un mando único, pero sí promover una mayor coordinación a través de órganos como el Consejo Interterritorial de Consejeros y Consejeras de Salud.

 

La falta de autoridad, el exceso de paternalismo y, por qué no decirlo, el afán por demostrar a la opinión pública que quienes criticaban al Gobierno de España durante el Estado de Alarma no lo han conseguido hacer mejor cuando la responsabilidad ha caído sobre sus hombros, nos va a pasar una factura muy cara. Una vez más, cuando más necesaria es la unidad, mayor división se va a producir. Esta falta de cohesión se evidenciará entre CCAA, en su relación con el Gobierno de España y en el mismo Congreso, donde el debate presupuestario y la moción de censura de Vox se desarrollarán en un nuevo escenario de crisis sanitaria, social y económica. Volvemos a tropezar con la misma piedra.

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