lunes, 31 de agosto de 2020

SOMOS LIBRES, ¿NO?

SOMOS LIBRES, ¿NO?

EDUARDO SANGUINETTI,

FILÓSOFO Y POETA.

No es un problema de escasez sino operar y administrar la abundancia de los 12.000 archimillonarios argentos, que conformaron sus fortunas, especulando, estafando, evadiendo impuestos y sobre todo logrando la rentabilidad que ha quedado en manos de estos mafiosos y sus crías: dramáticamente se naturalizó esta aberración en los pueblos, que mansamente, sin resistir llegaron a "soportar lo insoportable", su modo de permanecer en este planeta, convencidos de que viven en democracia, y gritar con sufrimiento: "Somos libres". Argentina, país con 170 mil millones de dólares debajo del colchón de neo burguesías infectas, sumemos lo depositado en el exterior 600 mil millones de dólares. Nada debajo de la porquería universal; pueden jactarse de comprar el mundo, un demérito... la familia argentina está endeudada, pero puede financiar el consumo, de trabajar ni hablar.

 

Argentina, una sociedad que tiende a despolitizarse, deviene entonces en la instalación de regímenes totalitarios que sobrevuelan la realidad espantosa en la que permanecemos... no bastan los congresos de la diferencia y homologación de antagonismos simulados... las movilizaciones que tienen espacio, tienden a instalar este antagonismo, "no reconocer al otro", la libertad se encuentra en juego, 'slogans' inoculados por medios mercenarios, en búsqueda de anular a la otredad, con un sentimiento anti estatista irracional... la salida es mayor politización en el sentido más amplio del sentido de democracia... pero no ignoremos que permanecemos en tiempo de pandemia en una Edad Media, estilo vintage.

 

¿Cómo construir la historia argentina del presente en este milenio Covid-19, donde los dioses subalternos borran unas fronteras, para trazar otras más rígidas y excluyentes?

 

El mapa actual del poder, que ha sido diseñado por los administradores del nuevo modelo capitalista offshore, instalados en los países que conforman el G-20, en vigencia y aplicado de un modo u otro por los distintos gobiernos que han sucedido, por demás arrastrados tras los ricachones evasores de impuestos, que debe pagar el pueblo pobre y sin visión de vida en dignidad y equidad. Un estado aberrante de cosas, que deja al descubierto a sus «nuevas» víctimas: cuerpos desplazados como signos de la nueva visibilidad de la pobreza y un orden disciplinario «legal» que, tras el intento de clausurar etapas de la historia, pretende ahora ya no regular, sino penalizar a quienes no se ajusten a sus reglas antiquísimas del funcionamiento social y sus vertientes, determinadas por supuesto por intereses particulares de índole económica, bajo vigilancia extrema policial, obediente al poder de las corporaciones.

 

Penalización y castigo que amenaza extenderse al uso del lenguaje como intérprete de variados conflictos y como instrumento revelador de la degradada gramática del poder. Las mentiras de la política y los políticos, mascotas de multinacionales corporativas del lucro y la explotación, ya no dejan de tener contenidos inocultables, que provocan una instancia paradójica en secretos develados, que todo ciudadano avezado no deja de conocer y deplorar, deviniendo en estos, una sensación de impotencia e indignación, producida por la violencia diferida del vector al que apunta la mentira utilizada como símbolo de avanzar sobre los derechos de los ciudadanos: la necesidad de un sentido que no existe.

 

Pueblos huérfanos de un «tiempo sin tiempo», donde el poder simulado en democracias «fingidas», abandonan a su suerte y a las consecuencias atroces de vivir sin justicia y bajo la mirada falaz e irresponsable de los medios de comunicación y el imperio de las redes sociales tejidas por seres perdidos en el imperio de Twitter y Facebook.

 

Internet ha abierto las puertas del infierno metafórico, a la injuria, las difamaciones, la mentira instalada por los mercenarios opinadores criminales rentados de medios mafiosos, la afrenta directa entre las personas, unas contra otras, lo han logrado, pues todo queda en la virtualidad, lo concreto y el cara a cara, se diluyó en las nupcias de la web.

 

En Argentina, como en el resto de Latinoamérica, la gran mentira de elecciones «libres», donde la oferta son candidatos clonados: caras de la misma moneda, con discursos patéticos tendencia outlet, que pactan y pautan, antes del rito eleccionario, donde los pueblos acuden masivamente con ánimos libertarios, incluso con alegría dominguera, a hacer valer su derecho obligatorio, votando más de lo mismo, como dice el bolero «pasarán más de mil años, muchos más» y nada cambiará.

 

Como prueba irrefutable, basta ver en las corporaciones mediáticas, blindan al funcional de turno, sin nada que lo eleve sobre sus «súbditos»… cómo, de manera grosera, insultante y atrozmente vulgar, el clasismo se instala cual práctica criminal, apuntalando logros inexistentes de figuras degradadas de las denominadas «celebrities escort», plenas de «glamour chatarra siglo XXI», poniendo de relieve las astronómicas sumas de dinero ganado en negociar su carne, a los que llegan por sus contactos con el poder empresarial, político, deportivo, cultural, sin nadie que lo denuncie o al menos lo considere como una apología del delito flagrante de escupir en la cara de los millones de carenciados, que lo visualizan ante las pantallas, tomándose como referentes de vida... si se perpetúan estas prácticas, no esperemos ninguna chance de vida digna de ser experimentada.

 

O soy un imbécil o algo ocurrió que no alcanzo a visualizar, ni experimentar, en mi dinámica de no adaptarse y organizarse para asimilarse a este tiempo y espacio.

 

El pensamiento crítico y apuntalado por el pensamiento y conocimiento adquirido, es arrinconado, despreciado y perseguido.

 

Bajo nuevas formas inquisitoriales, el capitalismo offshore, proyecta su poder, dejando tras de sí una estela donde la muerte se alza como su valor más elevado.

 

Pero a no preocuparse, los medios monopólicos de desinformación, que blindan las canalladas de ricachones mafiosos, gobernantes inútiles, con fábulas de todo tipo, son un fenómeno mundial: la prensa diaria, se ha convertido en literatura bizarra con tendencia comic, «Trust in Trush».

 

No tener proyecto de comunidad deviene en no poder dejar de ignorar que lo acontecido en nuestro pasado constituye un legado a nuestro presente mórbido. Resulta en inestabilidad política, económica, cultural y social que dejan en un estado de desequilibrio emocional a la ciudadanía. Triste, pero real y concreto.

 

Estos ignorantes, dueños de la vida de los pueblos, hacen y deshacen planes y estrategias, a «piaccere»: los buenos por aquí, los malos por allá; prohibido mezclarse colores y razas, para evitar disturbios; se ruega devolver a los insumisos y poseedores de ideas a su lugar de origen; el origen cierra también las puertas y la tierra de nadie recoge el desperdicio, restos humanos, respirando la atmósfera podrida de un nuevo-viejo ciclo que parece eternizarse.

 

No existen referencias, todo se igualó por decreto, en nombre del absurdo y de la vacuidad, más caprichosa. La salud mental bajó la cabeza… pues ¿quién puede detener todo este alud de incongruencias y patrocinios en nombre de la santa contradicción? santo y seña, sin mostrar el revés de sus sueños porno.

 

Los dictadores profusos, que deciden en qué water del mundo harás tus necesidades, traidores de ideologías inexistentes, prominentes cuando la luz se apaga… y no dialogan, no debaten, balbucean a ritmo circadiano, lo que ni ellos entienden, la justificación es sólo un modo sin modo de hacer que nada modifique su rumbo de muerte y ausencia de sentido, ¿qué más da? si el enemigo no retrocederá, si los que resistimos al orden genocida vigente no mostramos ánimos de confrontación, con ideas, ideales puestos en práctica, ante estas bestias.

 

Se sepulta así, el sentido de República y se elimina su destino. Hemos aprendido que la estupidez es insondable, no tiene límites, es infinita. Me pregunto: ¿a qué hay que volver o ir, a la desesperación, al escepticismo ya existente o al exilio involuntario?

 

Mezcla de huida, de equívoca esperanza en un ¿regreso sin gloria? Todo ya lo hemos vivido con la dictadura, el radicalismo-alfonsinista, el peronismo-menemista, la alianza De La Rúa, los K, Macri cacofónico, hoy Fernández: todo conduce al nihilismo, al desarraigo, al exilio, a la anarquía, al estoicismo como forma y acto de vida-sobrevida. No me interesan las opiniones de fanáticos, con Edipos y Electras asimilados a personalidades obtusas, me hartan.

 

No ignoremos que el colapso es una catástrofe que implica el quiebre de instituciones, una ruptura devenida en la conformación de un nuevo sistema, en nueva normalidad ante la permanencia del Covid-19 y de los agoreros que anuncian golpes de estado y demás actos que replican instancias que en Argentina ya hemos experimentado. Luego, las disculpas fuera de tiempo en programa de TV, con audiencia expectante y bastante estúpida.

 

En la historia hubo muchas crisis pero pocos colapsos; el colapso es el fin de algo, pero no el fin de la existencia. La víctima más trascendente en las confrontaciones, de todo tipo, entre los seres humanos, es la verdad, el resto, pura retórica desgastada, congelada-

 

«La historia vuelve a repetirse» dice la canción, que pareciera fuese haber sido escrita no para la «muñequita dulce y rubia», sino para Argentina y Latinoamérica colonizada por virus y tendencias imperiales, la mismas historias, los mismos intérpretes de «número vivo» que se elevan cuando los músculos se inflan en gimnasios y los tattoos pintan pieles reptilianas, las cabezas rapadas, bottox por doquier, en fin, la gran secta mononeuronal, como hace años denomino a los neo intelectuales new age, light, que remasterizan los gloriosos /60, pero en formato streaming, jamás comprometidos con épicas, a quienes les basta una neurona para existir. Y el resto, bien como seres heroicos, al margen de toda esta porquería, deberemos lograr tener un espacio, pues no duden que nada nos será admitido, no se olviden que pensamos y nos rebelamos cuando el crepúsculo se prolonga en las cuatro estaciones.

 

(*) Filósofo y poeta

 

 

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