domingo, 12 de mayo de 2019

PROMESAS POLÍTICAS ROTAS


PROMESAS POLÍTICAS ROTAS
POR VÍCTOR ARROGANTE
Los políticos plantean un sinfin de buenas intenciones. Muchos han cumplido con sus compromisos, pero muchísimas veces más los incumplen, porque cuando se prometió no se tenía intención de llevarlas a cabo, porque la realidad no lo permitía o por no contar con los apoyos suficientes. Lo que parece cierto es que sabiendo la ciudadanía como sabe que la mayoría de las promesas políticas se incumplen no hace mella ni en la legitimidad de quién promete ni en el propio sistema que lo permite.



Todo vale para conseguir un voto: las promesas son un elemento esencial de los programas electorales, que recogen las intenciones de lo que se pretende realizar. Rara vez aparecen medidas concretas en los programas y, cuando lo hacen, se presentan en un escenario confuso y tan amplio en el que todo cabe. La promesa de reducir los impuestos o llevar a cabo determinados programas sociales puede atraer a los votantes necesarios para poder gobernar. La historia está cargada de casos en los que de prometer una cosa, se hace lo contrario. Promesas que se lleva el viento.

Recordemos uno de los mayores casos de promesas rotas: la entrada de España en la OTAN y el bandazo del PSOE del «OTAN, de entrada no» a proponer el sí a la permanencia. España había entrado a formar parte de la OTAN a principios de 1982 con el Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo. Si en 1981 el PSOE defendía que España debía colaborar con el equilibrio internacional no ingresando en la OTAN, en 1984 argumentaba que debía hacerlo permaneciendo en ella; si en 1981 alegaba que la OTAN legitimaba las dictaduras portuguesa, griega y turca, en 1984 afirmaba que la OTAN reunía a países democráticos». Felipe González utilizó toda la fuerza del Estado, para doblegar la voluntad de la población que, en las encuestas, se manifestaba favorable a la salida de la OTAN. Recuerdo bien aquel referéndum del 12 de marzo de 1986, en el que siendo apoderado del PSOE, llevaba mi papeleta del NO en el bolsillo. ¡Qué tiempos! Hace más de quince años que abandoné las filas del partido por su deriva ideológica.



El presidente Rodríguez Zapatero, en 2010, dos años después de su reelección, incumplió el programa con el que se presentó el PSOE. La crisis económica y financiera le llevó a realizar una reforma laboral, subió la edad de jubilación, redujo el salario a los funcionarios y modificó la Constitución para satisfacer las demandas de la Unión Europea y de los mercados financieros y especuladores. Sirvió para poco. Su frase «cueste lo que me cueste» le costó al PSOE perder las elecciones y a la ciudadanía cargar con un gobierno representante de la derecha más reaccionaria, hasta hoy.

Y que decir de las promesas de Rajoy, sobre la reforma laboral que prometió hacer para favorecer la creación de empleo. Con el tiempo ya sabemos lo que hizo y sus resultados. Una reforma inútil, ineficaz e injusta, que no solo no creó empleo, sino que lo destruyó. Despido libre, eliminación de derechos y reducción de salarios de forma unilateral por las empresas. Todo contrario a lo prometido. Los trabajadores, funcionarios, inmigrantes, enfermos, parados y jubilados somos unos colectivos especialmente maltratados con estas formas y reformas, con promesas incumplidas.

Una de las medidas estrella de Pedro Sánchez fue impulsar la «operación diálogo» con los independentistas de Cataluña. Ahora, el presidente del Gobierno en funciones «no quiere que la gobernabilidad de España descanse en los partidos independentistas, porque no son de fiar». En contra del criterio de Ferraz, los socialistas catalanes introdujeron en el programa de las autonómicas de 2012, su apuesta porque los catalanes decidiesen «libremente sobre cualquier propuesta de cambio substancial de las relaciones entre Cataluña y España, acordado entre las instituciones catalanas y españolas, a través de un referéndum». Sánchez rechaza una votación exclusiva en Cataluña, defendiendo un referéndum nacional sobre una hipotética reforma constitucional que convertiría a España en un estado Federal.

Quiero recordar expresamente las promesas sobre la Ley Mordaza y las devoluciones en caliente. Antes de llegar a Moncloa, Sánchez se posicionó a favor de la derogación de la Ley de Seguridad Ciudadana, que incluía la regularización del «rechazo en frontera». En 2015 los socialistas presentaron un recurso ante el Tribunal Constitucional contra las devoluciones en caliente, además de prometer su erradicación en su programa electoral. Ahora seguimos sin derogación y con devoluciones. El Gobierno olvida los argumentos defendidos entonces para acabar con las devoluciones en caliente de emigrantes. «No hay una expulsión sino una prevención de entrada», dicen.

Por último quiero recordar las promesas incumplidas sobre la «no» derogación de la reforma laboral. Pedro Sánchez dijo en 2014, que la primera medida que tomaría el próximo Gobierno socialista sería derogar la reforma laboral de Rajoy, «para recuperar cuanto antes los derechos de los trabajadores». No se ha tocado ni una coma de la ley. Durante su mandato como presidente del Gobierno, se le han ido acumulando casos por cerrar, la fallida reforma de la ley de justicia universal, son algunas de las promesas incumplidas y la exhumación de los restos del general Franco, que está por ver.

En el programa electoral del PSOE, con el que se ha presentado a las elecciones generales del pasado 28 de abril, aparecen un conjunto de medidas con el compromiso de llevar a cabo cuando gobierne. Su intención es abordar los problemas estructurales del mercado laboral: el paro de larga duración, la alta rotación o el exceso de temporalidad. El PSOE prevé modificar el Régimen Especial de los Trabajadores Autónomos para que coticen de acuerdo a los ingresos reales, ampliando la protección social, y equiparándola a la de los trabajadores por cuenta ajena. Tendremos tiempo para ver en qué grado se cumple.

El PSOE prevé una Ley contra el Fraude Fiscal para prevenir y combatir «las nuevas formas de evasión». Además, promete un «Pacto de Estado contra la Corrupción», con una ley para combatirla. En el apartado del modelo territorial, rechazando el derecho a decidir, el PSOE también cuestiona la idoneidad de aplicar el 155 de la Constitución en Cataluña, lo que ahora puede al tener la mayoría absoluta en el Senado. Promete dar un nuevo impulso a la Ley de Memoria Histórica y a las políticas de reparación de las víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura, planteando que sea Estado quien asuma directamente la gestión de las políticas y actuaciones de búsqueda de la verdad, justicia y reparación a las víctimas.

El PSOE propone una Ley sobre Libertad de Conciencia, promoviendo un estudio de la incidencia de la intolerancia religiosa. También se apunta a una ley para regular la eutanasia y la muerte digna. Otras promesas electorales, están relacionadas con la promoción de vivienda de alquiler social; un Plan de modernización de la Justicia. Los socialistas prometen impulsar una política migratoria europea «para contribuir al desarrollo de África Subsahariana, para luchar contra el tráfico de seres humanos. Implantar un Plan de Choque por el empleo para las mujeres que permita reducir la brecha de género. En cuanto al Sistema Nacional de Salud, proponen mejorar los recursos y condiciones de los trabajadores, así como adaptar tecnológicamente el sistema y ampliar la cartera de servicios.

En cuanto al Pacto de Estado contra la Violencia de Género prometen para las mujeres del ámbito rural y para aquellas que sufren alguna discapacidad, para las mujeres mayores, las de minorías étnicas e inmigrantes. Promete una reforma del Código Penal para garantizar que la falta de consentimiento explícito de la víctima sea clave en los delitos sexuales («solo sí es sí») y supresión del delito de abuso sexual.

El PSOE promete reformar el sistema público de pensiones sobre «la base de la solidaridad intergeneracional y el respeto a los mayores». Promete retomar el Pacto de Toledo y eliminar el actual Índice de Revalorización, para actualizar las pensiones anualmente con el IPC real. Proponen un Plan Nacional contra la Pobreza Infantil, que combata la privación material y la exclusión de los niños.

La mayoría de las promesas en campaña de los partidos políticos no se cumplen. Unas veces por razones y circunstancias sobrevenidas y otras perfectamente prevenidas a sabiendas de que nunca podrán cumplirse. Y lo peor no es que se incumplan, sino que la acción de los gobiernos sea contraria a lo prometido. Promesas que quedan escritas en farragosos programas que pocos electores leen.

En España el cumplimiento de los programas no es una obligación legal, pero al menos debería ser un compromiso ético democrático.

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