JM AIZPURUA
El “jefe” extremeño
se queja de que tienen malos trenes. ¡Ya nos gustarían!
La insolidaridad
con Canarias es inmensa. En ningún argumentario salen las islas, pues
justificar su conquista, su nefasta colonización, su subdesarrollo, su riesgo
de pobreza, son cosas que superan la cortedad de la partidocracia. Y como nadie
tiene soluciones para Canarias: la ignoran.
Canarias es un
archipiélago africano, colonizado por Castilla por las armas e incorporado a su
corona. Con la incorporación del Estado español 78 a la UE, como la cola del
perro, Canarias pasó a ser una región europea ultraperiférica.
¿Ultraperiférica? ¡Claro! según desde dónde se mire. Así es con la óptica del
colonizador, pero el isleño siempre estuvo en el mismo sitio y esos títulos de
dominación; “Ultraperiférico”, “Comunidad autónoma”, no le son propios y son
coartadas para eludir su realidad nacional colonizada.
Las antiguas Islas
Afortunadas, hoy son una nación africana perteneciente a Europa, por colonización
armada, y por tanto con el derecho a la descolonización o autodeterminación,
sin necesidad de que nadie lo “autorice” pues ya la ONU lo hizo en su día.
Afortunadamente hoy en las islas no hay indios y vaqueros, nativos e invasores,
pues los 5 siglos de colonización arrasaron con las huellas guanches y hoy
vemos por la calle una sociedad similar a la de cualquier otra zona europea.
Pero en su aspecto estético, pues en su aspecto económico, la desigualdad es
manifiesta. El nivel de vida y desarrollo isleño es muy inferior al europeo y
no se ve en sus planeamientos nada que haga pensar que su futuro pueda ser
diferente.
Y aquí reside el
quid de la canariedad siglo XXI.
Sin una
discriminación positiva del Estado español y de la UE, Canarias no saldrá del agujero
letal en el que la tienen sumida. Salvo que la den su independencia, pues si
los llanitos han hecho su milagro en una árida roca, ¡qué no podríamos hacer
los canarios en estas maravillosas islas!
Pero siendo
tranquilo, adecuado al momento histórico en el que se cuestiona España y ya se
habla del Estado plurinacional, aquí en Canarias no hay nada que cuestionar
pues esto es una colonia en la que primero habrá que descolonizar y luego
preguntar a sus habitantes que es lo que quieren hacer con su nación. Pero
antes de eso, la colonización tiene un precio, y el Estado y la UE deben abonar
su deuda histórica, con una generosidad que haga olvidar cualquier rescoldo de
rencores atávicos.
Permanecer como
hasta ahora, es una afrenta que lleva directamente a un futuro similar al del
españolísimo Sahara, que fue abandonado a su suerte sin reparar su
aprovechamiento metropolitano y sin aclarar su futuro. Todavía hay gente que
está esperando para renovar su DNI.
¿Qué será de
Canarias en el siglo XXII?
Hoy ya estamos
poniendo las bases para una Canarias diferente. Desde distintas ópticas la
canariedad avanza contra esa idea de colonia miserable, donde su mitad se
sumerge en la pobreza, su mayoría en la precariedad, su burguesía permanece
silenciosa, y sus ricos invierten sus beneficios en lugares más rentables.
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