LA POESÍA HACIA UN NUEVO ARRAIGO
DIECINUEVE ENSAYOS LITERARIOS
De MARÍA ISABEL
GUERRA GARCÍA
IDEA/AGUERE 2016
La gente
con las ideas bien claras, qué duda cabe que son admirables. Nos trasmiten ese
deseo de salir del desorden de nuestros pensamientos, tan vulnerables a
impresiones, experiencias, desazón y caos, cuando no falta de expectativas. Y
es que nos gusta vivir con ilusiones y no arrastrándonos como almas en pena y
sin proyectos.
Sin duda que nuestra autora albergó
con ilusión llevar adelante este volumen para clarificar y evidenciar en
diecinueve ensayos la pujanza de ayer y la validez del hoy de sus propuestas
humanísticas, de sus ansias desatadas de progreso moral y de irrenunciable
utopismo. Estos diecinueve textos se generaron desde el 2009 y hasta ahora, y
transcurren en paralelo a todos los acontecimientos que la historia y la
actualidad nos ha venido deparando. Y son como una prueba de fuego a las
propias herramientas de su análisis, una oportunidad para visualizar el cambio
de las cosas o su permanencia, si lo intuido en el pasado se ha vuelto real
para el futuro; si se gana o no la batalla del compromiso frente a la
banalidad.
El libro
se abre con un poema muy significativo de Paul Eluard:
Los
poetas saben que la victoria es posible,
que la
paz es la única consigna,
el único
enunciado duradero,
el único
porvenir posible.
Por esta
realidad combatimos
Y que en
cierta forma será el leitmotiv de estos diecinueve ensayos literarios, donde la
autora ha incluido materiales todos ellos afines a la expresión de su
posicionamiento estético, lúdico y ético. No esperemos otra cosa sino belleza,
solidaridad y compromiso en estas páginas; un libro cuya valentía se ciñe a la
propia trayectoria personal y vital de esta gran luchadora siempre del lado de la
innovación creativa y del nuevo humanismo.
En un primer ensayo es de remarcar
la vieja idea kantiana del breve pero universal opúsculo Hacia la paz
perpetua, cuando dice: el deseo y el deber de esforzarnos, subrayada esta
última palabra, de remar “travesías hacia la paz”, a la que no se llega volando
como deja claro a continuación. Analiza aquí el trabajo de la poeta Julia Gil,
otra alma gemela de Isabel Guerra, que también ha dejado su huella combativa en
la lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida tanto de la mujer como
de las clases trabajadoras de esta tierra. Emotividad y solidaridad que se
constata en su apoyo decidido a los niños y niñas saharauis para que puedan
seguir disfrutando de sus vacaciones en paz en Canarias. Del escritor urbano
Samir Delgado viene a significar que política y estética pueden ir juntas como
en la obra de este poeta cosmopolita e intercultural que habla de los lazos de
parentesco que nos unen con la cultura amazigh; para terminar recordando la
intemporalidad del movimiento estudiantil con su morfología propia de cada
época.
Luego se
adentra en la poesía de Montserrat Ríos. Rememora la estancia de ambas como
profesoras en la isla de la Gomera y el interés que las unió en la divulgación
y tratamiento del silbo gomero. De sus versos en Sístole y Diástole nos
dice que son poemas cotidianos, solidarios, de la calle y comprometidos con la
realidad social: el pulso de los sentires para terminar afirmando que si cada
vez que homenajeamos a un autor lo extendemos a todos, incluso a los no
publicados, estaremos conformando una literatura no convencional, viva, abierta
y participativa y el poeta será un brote de aire fresco y de esperanza, en
tiempos de crisis, incluso cuando se tambalean las estructuras sociales más
sólidas.
Más adelante en Aportaciones sobre poesía comprometida en Canarias nos clarifica el
significado y la génesis que tiene el término compromiso aplicado al arte
poético. Es el célebre “engagement”, que tantas discusiones disparó sobre el
arte y el artista en la confluencia de las vanguardias y el movimiento
fetasiano, por ejemplo. En su discurso establece diez puntualizaciones como
patrones plausibles para que el artista baje de la torre de marfil a la calle a
integrarse en la colectividad, aduciendo sobradas razones para apostar por la
subversión del lenguaje poético.
Escenarios interculturales, fusión
de las artes, viajes a Berlín y proyectos colectivos como Fly poems con traducciones a varios idiomas y didácticas para
acercar a los más jóvenes al mundo de la poesía, nos presentan a Isabel Guerra
como una vigía alerta en el medio social y cultural, que hace filosofía de su
quehacer literario a la busca de la esencialidad, de lo universal y eterno de
un mundo transformado. La poesía es insumisión a retóricas pasadas de moda,
dice, un idealismo subversivo, una estrategia minimalista pero donde los
personajes no puedan existir sin un paisaje. Y así su análisis se continúa en
expresiones como poemas-herramienta, versos bala, poemas pistola, que puedan
ser impulso si hace falta hasta para que unos presos políticos sean liberados
de sus cárceles.
No hace falta que nombre a la
ingente cantidad de poetas que va
mencionando y cuyas obras son analizadas por Guerra, pero los hay de todos los
lugares del planeta y el lector se encontrará con ellos a la vuelta de sus
páginas.
Hacia la mitad del volumen aparece
la Poesía Urgente, donde debe haber barro, con perdón para los poetas
poetísimos, nos dice, recurriendo incluso al feísmo expresivo, porque ningún
hombre puede ser hoy neutral. Poesía humana, solidaria y con deseos de justicia
y libertad, una sensibilidad que nunca se ha perdido, nos confirma, desde los
poetas provenzales hasta la actualidad. Deseos de una poesía de agitación
frente a la anestesiada sociedad. Como ella misma dice: la paz no se construye
sólo con palomas.
El instinto indagador, la búsqueda del esquema, los
riachuelos por donde la poesía y la ternura se materializan en este libro,
afloran con el deseo de la autora de contrastar la pulsión crítica con la dulce
ensoñación de un intimismo escrutador. Por eso nos conmueve su reiterada visión
del drama y quietud insana que lleva apareada esa negación del emprendimiento
entusiasta, tantas veces denostado por ilusos y carcas de la cultura, pero nada
escapará ni quedará sin memoria en estas páginas. Ninguna fotografía se
extraviará en existencias sin vitalidad y voluntad de seguir siendo, así
rescata a quienes ha sido donado el premio de la expresión escrita. Decir
Isabel Guerra es afirmarse en la legítima legalidad, necesaria,
consuetudinaria, la limpieza de miras. Una mujer que como una pluma flotaba
entre la efervescencia revolucionaria con bríos imparables allá por los setenta
y que ahora desde el mismo carácter vitalista, incorpora la meditada cosmovisión
Y late en
su ontología poética Heidegger y Spinoza, la serenidad para las cosas y la
apertura al misterio que nos prometen un nuevo suelo y fundamento sobre el
mantenernos y subsistir, abriéndonos la perspectiva de un nuevo arraigo.
Inmanencia finita en un orden infinito: desde lo imaginario hacia lo
racional y luego desde lo racional hacia la ciencia intuitiva, la mayor
comprensión del modo humano y su entorno natural mediante la investigación
...la quietud no es inacción sino acción adecuada emprendida por una
subjetividad que busca su mayor potencia en medio de una finitud libremente
aceptada.
Cabe plantearse el cómo ha tratado de enfrentarse a las obras
estéticas que por diversas circunstancias se le han presentado a su valoración
crítica. Es este un asunto crucial para nuestra presentación dado que el cúmulo
de notas, apreciaciones, autores y nombres en los que apoya sus criterios bien
podrían darle al lector de 19 ensayos literarios, un hilo conductor
determinante.
Y así sabemos que muchos críticos y
teóricos de la crítica durante el siglo pasado insistieron en la autonomía de
la obra, independiente tanto de su creador como del observador. El “formalismo”
de autores como Jakobson o la “nueva crítica” americana e inglesa. Todos estos
enfoques los estudió Isabel Guerra durante sus años universitarios y los
combinó con otros de psicología en las aulas de las facultades adonde asistió y
donde peleó en una época dorada del movimiento estudiantil, que quién sabe si
está ahora mismo retomando nuevos bríos. Son enfoques que abarca la
fenomenología y el existencialismo donde encontramos obras como las de Mikel
Dufrenne y que ante la pregunta de qué diferencia los objetos estéticos de las
demás cosas mundanas encuentra: la personalidad propia, el mundo expresado de
cada obra, la combinación del ser en sí de una presentación con el ser para sí
de la conciencia, cuyos abismos hablan a los nuestros en cuanto personas. Ese
fenomenalismo existencial que está en Sartre o Heidegger sugiere posibilidades
para una filosofía existencialista del arte en la idea central de “existencia
auténtica”, posibilidad que solo ha empezado a formularse según Beardsley, pero
que Isabel Guerra hace suya en cada uno de sus análisis. La psicología
freudiana también estudia la naturaleza de la creación y valoración del arte
apelando a conceptos como empatía, distancia psíquica y sinestesia,
investigadas con métodos introspectivos a los que recurre frente a los cuadros
de Dunia Sánchez.
Cómo se resuelve la complejidad que
entraña visualizar el cauce de la poesía de nuestro tiempo arañando en el
pasado, buceando en vidas y escrituras sin abismarse al historicismo y dar
unidad a una obra y que adquiere intensidad en cada uno de los ensayos cuando
la poeta hace brillar su tono en destellos catárticos, iconoclastas,
inconscientes, y hacernos confrontar arte, verdad y moral con los distintos
modos de conciencia. Sé que para algunos apreciar una obra no precisa salir de
ella para consultar historias, hechos, lo
que llenaría nuestra mente de asuntos irrelevantes que nos distraerían de las
formas internas y sus relaciones; para otros el conocimiento de tales hechos
enriquecen su experiencia global. Podríamos ahondar aquí en cómo la autora
aborda o ensaya su crítica, desde lo expresivo o desde lo simbólico. Para
algunos formalistas como Clive Bell, la literatura difiere mucho de las otras
artes y su apreciación implica “valores vitales”, así que la apreciación de la
literatura no sería primariamente estética. Por el contrario para otros, la
literatura aunque de naturaleza distinta, no viola la exigencia de tal
apreciación ya que el conocimiento de la naturaleza humana es algo que llevamos
con nosotros a la obra de arte.
Es conveniente en este aspecto
observar el modo de ensayar sus criterios en lo que concierne al análisis de
varios poemarios, y contrastarlo con su modo de aprehensión de las obras
pictóricas o la narrativa, lo que lleva a cabo al final de los 19 ensayos. Y
por último ¿es el arte la criada de la moralidad o es la moral la criada del
arte?
Conductismo y estructuralismo eran
las corrientes académicas con mayor vigor en esos años universitarios de los
que también nos habla Isabel Guerra en sus ensayos, allí se fraguaría la
formación académica de una o varias generaciones y se evidencia que estas
posiciones generaron disidencia o al menos dejaron paso a la filosofía
analítica y su hermenéutica. Tras ese estructuralismo llegará la
deconstrucción, se trata de resquebrajar el sistema desde dentro, identificar
las operaciones retóricas que dan lugar a la base argumentativa y desmantelar
las operaciones tropológicas así que el valor de un texto pueda depender en
mucho de la forma en que deconstruye la filosofía que lo unifica.
Cuando se aproxima al análisis de la Poética insular canaria
comienza haciéndose preguntas y extrayendo conclusiones como “La poesía es el
poder de carecer de poder”. De otra parte declara que la producción literaria
en Canarias ha estado signada por los que detentan el poder, por los que
agrupan, reconocen, clasifican y simplifican, a pesar de lo cual finaliza
aclarando que la Poética Insular comienza a ser considerada en el panorama
nacional e internacional, pues se nutre del surrealismo europeísta, de la
poesía visual, del vanguardismo y de la posmodernidad estilística.
Parece evidente la buena salud de la poesía insular, al menos
por la cantidad de aportaciones de sus autores y un síntoma que es o debería
ser evidenciado en el resto de las artes.
Isabel Guerra García en la evolución de sus fundamentos no pierde de
vista los grandes faros que han alumbrado el devenir de la creación literaria y
artística en un archipiélago que se sacude los complejos y mira a los cuatro
puntos cardinales con la grandeza de la virtud de la modestia y su insaciable
voluntad de un nuevo arraigo. Quizá por ello el ensayo que ocupa la mayor
extensión sea el de Una aproximación a la poética insular canaria, donde
arranca desde el siglo XV con las endechas a la muerte de Guillén Peraza
traducidas por Torriani en el siguiente siglo, la obra poética de Viera y
Clavijo en el XVIII pasando por la
Escuela Regionalista en el XIX, hasta la
época dorada, para algunos, de la poesía canaria, en el pasado siglo con gestas como la Antología Cercada o Gaceta de
Arte, respecto a esta última en el trabajo La República y el arte social, Federico Castro Morales nos revela
algunos datos que hasta el momento habían quedado sólo accesibles a
historiadores y académicos especialistas. Merece por tanto conocer que Gaceta
de Arte contribuyó a gestar la ilusión de un arte social en las islas
fundamentado por Eduardo Westerdahl y Domingo López Torres, y es así que el
modelo del ideal colectivo manifiesto en un “arte social” se convertiría en una
constante en la acción del grupo. Ahora bien, la dicotomía arte puro/arte
social sería resuelta en el ámbito insular desde una posición ecléctica,
presente en el famoso “Croquis conciliador del arte puro y social” Aquí Westerdahl niega la ruptura entre el
arte puro y el social y propone al observar la preeminencia de lo político
sobre lo social para algunos críticos, la independencia del arte del hecho
histórico, esto es mantenerse ajeno a la burocratización de las conquistas de
la sociedad y en continuo estado de revolución.
En un artículo de 9 de noviembre de 1934 viene a decir que junto
a la pintura social, de carácter destructor, trabaja la otra, la de
construcción, ordenación (…) es preciso contar con los abstractos a quienes,
dentro de la destrucción les debemos la gran desinfección de temas, la gran
libertad de técnicas. Y dice: Geroge Grosz fue antes que pintor social, pintor
de las filas dadaístas, y recordamos que él mismo se lamentaba de que el único
mal que cometieron fue no tomar el dadaísmo más en serio.
El 5 de junio de 2014
presenta Isabel Guerra una exposición de la pintora Dunia Sánchez y hace
diversas valoraciones suscribiendo la hermenéutica, arte de interpretación de
los textos antiguos, según alguna de sus definiciones, a la pintura. Habla del
dibujo como un lenguaje, no sólo un arte, que elabora el pensamiento, el mundo
onírico el inconsciente y que lo presenta a los demás. Se detiene en las
figuras de mujeres sin cabeza. Se adhiere al proceso de codificación y
recodificación que establece la artista en sus cuadros, la sitúa en busca de
nuevas tendencias post contemporáneas a partir del surrealismo. La voluntad creadora como supervivencia.
Finalizando el libro vuelve la vista hacia el realismo social y comienza un decalage hacia la circularidad que abarca la trayectoria literaria del escritor y editor Anghel Morales y Madrid Underground II, textos que aprovecha para disertar sobre la actualidad narrativa y la importancia que ha cobrado el género negro en los autores de las islas. Quizá nos esté invitando asimismo a que tomemos los diecinueve textos del libro que hoy presentamos como distintas estaciones de metro en nuestro itinerario de lectura. Nadie sabe si se pretende o no en este libro de ensayos decir la última palabra acerca de la poética insular o el arte en sus variadas presentaciones, pero no es menos cierto que esta última etapa de la creación literaria en Canarias está siendo muy prolífica y bien merece que alguien se ocupe de tantísimos autores y obras como se han venido editando.
El conocimiento de la intención de la autora no tiene por qué ser la clave supina para la verdadera interpretación de estos Diecinueve ensayos literarios, Probablemente ha tratado de ocupar su sitio, desempolvar su tesis La poesía comprometida en Canarias 1940-1990 y así ayudada por retales no menos interesantes de sus participaciones en antologías, ferias del libro, viajes, presentaciones, amén de la edición de sus poemarios Del amor, de la vida….o Soles cotidianos, entre otros , actualizar y mejorar sus herramientas críticas y continuar un proceso de clarificación y puesta al día, lo que incide notablemente en su evolución como crítica literaria y poeta.
© Roberto Cabrera abril 2016
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