FILOSOFIA DEL SABADO
EDUARDO SANGUINETTI
Un símbolo esconde un signo, el signo descarga su violencia y un mito no
tiene nada que decir. Una señora habla igual que otra señora que a la vez habla
y así… Así estamos en el instante justo en que Rimbaud se me cae de las manos.
Derribé las fronteras y los mitos… Los mitómanos siguen tensos, no encuentran
ficciones alegóricas, ni fábulas para pintar su piel: se vuelven herméticos y
diurnos. Un pájaro cae sobre la grafología y Alfred Döblin pasea sólo por
Berlin Alexanderplatz, esperando poder asistir al reestreno del film de Rainer
Maria Fassbinder, no ha podido hacerlo en 1980, ya que había muerto en junio de
1959 en Emmendingen. La representación del mundo en impresos panfletos
laminados y cuanto medio de comunicar el espectáculo de la sobrevida en exteriores,
donde se ha instalado el paraíso prostibulario, es la meta de los emperadores
de cloacas y basurales, que instalan a la fauna de la cultura por contacto,
habilitando a personajes ridículos, con ansias de ofrecerlo todo en pos de un
futuro con final calculado, algunos lo denominaban especulación… Artistas de la
nada, locutores devenidos en escritores de marquesinas de cadena de librerías
“patisserie”, asesor marketinero presidencial entusiasmado, modelos de pasarela
y habitación 5 estrellas, actores y actrices back-stage, políticos oficialistas
y de los otros, qué más da, prostitutas por tendencia mostrando sus crías,
jugadores del deporte de los pueblos lobotomizados: “el fútbol”, posando con la
“chica” recién sacada del horno, portada de magazine amarillo cadmio, calentita
para el juego del sexo con banderita, chupándole entre otras cosas el salario y
el sudor, modelos veteranas devenidas en ¿periodistas new age?, luciendo su
nueva cara, esculpida por cirujano de matadero, cocineros a fuego lento, pontificando
sobre de como el lobo se comió a la oveja y, de ese modo se acomoda el ajedrez,
ya sin piezas, contrarreloj que marca el tiempo por venir.
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