NOCHEVIEJA EN FERRAZ
DAVID
TORRES
Varias personas
portan en una protesta ante la sede nacional del PSOE, en la calle Ferraz de
Madrid, el pasado 24 de noviembre de 2023. - Alberto Ortega | EUROPA PRESS
Me gusta pasar la Nochevieja solo, atrincherado entre libros, músicas y películas, hablando conmigo mismo, bebiendo whisky y fumando puros. Es una forma magnífica de despedir el año, convirtiéndote en tu propio cuñado. Lo ideal sería acostarme a las diez de la noche, pero como con el escándalo de los vecinos no hay quien pare, esta vez he decidido contratacar con Bruckner. Como me jodan mucho con los especiales horteras, les voy a colocar a todo volumen las once sinfonías en estricto orden de composición (sí, son nueve, pero voy a incluir la Cero y la Doble Cero), sin olvidar las versiones alternativas, el cuarteto, el quinteto, las obras para órgano las tres misas, los himnos y los motetes.
Si todo va bien y
no tiran la puerta abajo, calculo que van a tener Bruckner hasta las tres o las
cuatro de la tarde del lunes, lo cual será una excelente forma de estrenar el
2024, cargándome de paso la audición del puñetero concierto de Año Nuevo y su
empalagosa colección de valses. Es prácticamente la única vez en que los
cabrones de mis vecinos escuchan lo que ellos llaman "música
clásica", retransmitida directamente desde Viena, la cual fue,
precisamente, la ciudad de sordos en la que Bruckner pasó los últimos dieciocho
años de su vida y donde jamás le hicieron ni puto caso. No estoy seguro de si a
las tres de la tarde habré vuelto a casa. Mi idea es colocar las obras
completas en mp3 en el equipo a todo volumen y largarme a hacer un reportaje en
Ferraz, donde van a celebrar una Nochevieja alternativa.
En Ferraz llevan
meses viviendo una realidad alternativa en la que ETA sigue poniendo bombas, el
comunismo ha arruinado España y Pedro Sánchez ha dado un golpe de Estado. Han
decidido apostarse en un universo paralelo hecho a base de misas, rosarios,
botellones patrióticos, encierros con antidisturbios y banderas (con y sin
pollo). En ese Valle de los Caídos portátil hasta Feijóo resulta un vendido al
sanchismo y el rey Felipe VI un traidor a la Corona y un submarino republicano.
La imaginación
humana no tiene límites, para qué vamos a engañarnos. Gracias a los módulos de
Inteligencia Artificial, los voxeros llevan varios días compartiendo imágenes
de los Reyes Magos envueltos en la bandera española y de soldados españoles
custodiando al niño Jesús en Belén, cuando, hoy día, a 73 kilómetros de Belén,
las tropas israelíes siguen asesinando niños por millares. Sería terrible si
llegaran a enterarse de que algunos de esos niños muertos eran cristianos.
Al parecer, los
incombustibles de Ferraz van a tomarse las uvas a la intemperie, respaldados
por una pantalla gigante, el calor recíproco y las rimas infantiles, aunque
como son tan amantes de la fruta lo mismo se toman doce plátanos, doce melones
o doce chirimoyas. Para hacer juego con los colores de la bandera deberían ir alternando
naranjas y limones, mientras que los fanáticos de Vox estarán almacenando
aguacates. Por mi parte, tendré que cenar poco si quiero pasar desapercibido,
porque habitualmente yo me conformo con doce pasas, un símbolo perfecto del año
que se acaba. A ver si hay suerte y puedo hacerle una entrevista a Bertrand
Ndongo, que dice que va a hacerle la competencia a Cristina Pedroche.
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