DIOS SE HA EXILIADO
DE SU NAVE CELESTIAL
POR MAITÉ CAMPILLO
La canción de bienvenido Mister Marshall ganó
actualidad:
¡¡Americanos, vienen a España gordos y sanos
Viva el tronío y viva un pueblo con poderío
Olé Virginia y Michigan
Y viva Texas que no está mal […] no está mal!!
El cielo, aterrorizado, ha desaparecido
Un
monstruo gigante planea cortando el aliento con parada de encuentro mortífero
alumbrando la ‘Cumbre’ concebida por obra y gracia del espíritu que impera.
Dios paz se ha exiliado, la OTAN ocupa su espacio. Las negras tormentas de la
contrainformación en coordenadas suicidas bombardean de noticias pedorreando a
destajo al unísono: ¡americanos! (Y) un pelín más abajo por donde el avión de
guerra invade el espacio, los deshumanizados buitres cantan volando vistos a
forma de escolta rechinando como disco rallado: ¡americanos! ¡americanos!
¡americanos! La ignorancia se va ensanchando la inteligencia necesita un
escondite y ‘los santos inocentes’ disfrutan la fiesta a forma de motín.
Hipnotizados por la potencia mundial arropan su bienvenida si azafatos si camareras
si taxistas si especialistas de algún misterio espacial mercenario a sus pies o
simple servicio a sueldo presto a deformar la imagen de la ciudadanía y puerto
de Rota. Pisssss a saber que mística los conmueve tras el exilio de los que en
el cielo habitaban como testigo de la invasión: ¡americanos! Gritan a coro con
alegría recibiendo no se sabe si como trabajadores de cuello sucio, cuello
duro, cuello dorado, o cuello domado a los nuevos destructores y sus marines:
¡¡Welcome, amigos americanos!! (Y) de la alegría de su aliento brota la fiel
servidumbre conmoviendo al Mister yanqui el abrazo europeo arropado de
monarcas: ¡americanos! Los torpedos viajan a ultrajadas bajo el viejo tambaleo
a lo Biden, como si de una aparición se tratase sobre el ser o no ser gritando
ante el jurado improvisado: ¡americanos! ¡americanos! El grito eufórico tomó
resonancia invasora de alto riesgo expansivo en eco de las instituciones
locales, es él, es él, es él. Un disonante aullido se impuso reivindicativo
acorralado por el saludo a lo Pentágono por órdenes de la CIA. El eco salió
como una bala atravesando el júbilo anti OTAN, contra el jubileo emocional que
coordinado diezma y esclaviza sin justicia ni juicio ni razón. El aullido
conmovió el alma de los muertos en Iraq, Libia, Palestina, Siria, Afganistán
entre otros a los que se fueron uniendo algunos de los asesinados en el
apañado “misterio” sobre el derrumbamiento de las Torres Gemelas. El
Alcalde más longevo en nota mayor de España, grita poseído, es él, es él, es
él: ¡americanos! (Y) el explosivo grito derrapó entre el circulo de los abrazos
más emotivos y delicados para no lastimar hueso alguno al viejo Tío Sam:
¡¡Welcome, amigos americanos!! Está claro, no nos traen dinero pero son:
¡americanos! No nos traen la paz, pero nos traen: ¡barquitos! No nos traen la
democracia, pero nos traen: ¡la Cumbre! Su derroche, sus coordenadas, sus
invasiones mundiales, sus corrupciones y sus tronidos fortaleciendo nuestras
naves, sus naves, su poderío bélico, sus plataformas de guerra, sus campos de
tiro y sus estrategias de exterminio para defendernos de los malos:
¡americanos! ¡americanos! ¡americanos! (Y) sí, también cantan algunos gaditanos
de la que fuera Cádiz, antifascista, anti yanqui, anti nazi y republicana:
¡¡Rota!! ¿Dónde están tus muertos? Dónde tus huertos, tu melón, tu calabaza, tu
tomate, tu sandía… ¿Qué van a hacer de tu mar? ¿Qué en tus campos van a
hacerte? ¿Un camino militar, un puerto para la muerte, una “Rota Oriental,
Spain” norteamericana, acaso un misterio más de ‘Dios’ ajeno a nuestra
inteligencia paria?.
Otros
aviones en contenido no menos glotones aterrizaron cargados de munición, son
los gordos “políticos” de la glotonería oligarca dando forma y
contenido, al imperio en lengua de serpiente esponjosa del rearme en guerras
por el mundo, avecinan una sobre Europa “contra el Ruso”, dando nombre al
portón del horror en Cumbre de la OTAN, por las calles que un día
fueron republicanas al grito del ¡No pasarán! (Y) el alcalde más longevo come a
dos cucharas y habla inglés ¡habla inglés! ¡Todos hablan inglés, son sabiossss,
son americanos hasta el Nazareno se ha descolgado de la cruz: habla inglés,
inglés, ingléssss!!! El viejo americano se pasea con su familia más intima
mostrando sus dominios por el protectorado, como Cesar por sus provincias
mediterráneas, rodeado de un séquito numeroso de guardia pretoriana observando
poderoso sus vellos dominios hispánicos: ¡americanos! (Y) ¡ala!, a comer
cochinillo a Segovia junto al acueducto, si para ello hay que cortar la carretera
Madrid-Coruña, pues se corta, acaso no la cortaban cuando Franco? La policía
zipaya cumplió su función salarial abriendo paso por las largas
alamedas “de la ciudad de la ‘libertad de las cañas de cerveza’ al aire
libre” ¡Madrid, ciudad única! ¡Toda ella España y toda España en ella:
“Madrid Oriental, Spain”… norteamericana` de Madrid al cielo!!! (Y) al coche de
Biden lo llaman “La Bestia”: ¡el yanqui, he ahí el enemigo! Para demostrar
su poderío si hay que cerrar las calles del centro de la ciudad y Plaza Mayor,
pues se cierran; si hay que suspender citas médicas porque cerca del centro
sanitario pasan los ilustres de las guerras por el mundo, pues se suspenden:
¡Bienvenido Mister (¿Biden?) OTAN!!! Les ha faltado organizar una corrida
de toros (Ernest Miller Hemingway su mayor forofo no se encontraba), eso sí,
flamenco y otras ‘cositas’ si que hubo en la embajada gringa además de la
aceituna esférica, el ceviche de corvina con leche de tigre, el bogavante con
‘sopa de aceite’ y la espumita de coco ¡YANQUI GO HOME!
NOTA
Una
jornada particular (de artistas, historia, cine y teatro)
La
Ciudad Eterna fue el enclave histórico en que un 8 de mayo de 1938, Adolf
Hitler, es protagonista de un encuentro en Roma. Ciudad sometida a una psicosis
de euforia y vigilancia tan aberrante y descomunal como el propio
acontecimiento en sí. Se dice que la opinión recíproca entre los dos jerarcas
era dudosa; que Hitler, desconfiaba de las virtudes latinas de Mussolini; y,
que el ‘gigante’ Duce, después de su primer encuentro en junio de 1934, en
Venecia, había calificado al ‘pequeño’ Führer de clown loco. Pero aquel
encuentro estaba muy por encima de toda opinión en capricho personal en mostrar
quién de los dos es el mayor criminal. La visita en cuestión se desarrolla en un
momento crucial de cuando la II Guerra Mundial era ya un destino próximo y
común. Ambas partes tenían intereses en que fuera un éxito total y poder
aclarar al mundo la fuerza inquebrantable del Eje del Nuevo Orden. Su estancia
se alarga adelantándose del 3 al 8 de mayo: la primera etapa es Roma, le sigue
Nápoles y Florencia. No se trata de una visita cualquiera el líder nazi está
llamado a ser venerado, según declaraciones de algunos políticos e
intelectuales, jamás se había mostrado tanto despilfarro para recibir a un
personaje en la Ciudad Eterna. Roma había sido transformada en un inmenso
escenario de ópera, que bajo la experta dirección de Starece, secretario del
partido fascista, se cumplen todas las perspectivas: se multiplican los
desfiles y concentraciones de multitudes que aclaman y aplauden: ¡¡Hitler es el
huésped del rey de Italia, Vittorio Emanuele III!! (Que acudirá personalmente a
recibirlo a la estación de Ostia construida para la ocasión). El staff de
dirigentes nazis está completo: Ribbentropp, Hess, Goebbels, Frank, Sepp,
Dietrich, el general Kaitel… y un batallón de periodistas uniformados.
Por “razones de seguridad” según fuentes oficiales y para impedir la
más mínima discrepancia: ¡SEIS MIL PERSONAS FUERON ENCARCELADAS!
La
atmósfera de festejos posiblemente fue más mediterránea que wagneriana; pero a
Hitler, le interesa mucho más, y por encima de todo, el armamento de guerra que
la ópera de Wagner. El “clown” loco` como le había llamado el Duce,
no creyó que se doblegara hasta arrodillarse en halagos, pero derrochó gastos
en un intento de impresionarle y babear el ego sobre la alfombra del grandioso
desfile en su honor de todas las representaciones de los cuerpos militares, que
avanzaron marcando el paso romano por la vía de los Foros Imperiales. Se dice
que miles y más miles de personas asistieron al desfile y aplaudieron: que allí
donde existía alguna resistencia a unirse a la ovación, la suplieron los
efectos especiales sonoros de los megáfonos y los amplificadores. La propia
banda sonora de la película que recoge los hechos está compuesta por material
de repertorio: el locutor es el original con la voz de Guido Notari. Esta voz,
declamatoria, monótona, perentoria y perfectamente funcional a los fines del
`mensaje´ de propaganda llegó a ser ‘muy familiar’ a los italianos que vivieron
bajo la dictadura insaciable de poderío y criminalidad de Mussolini. La voz
retumbaba en todas las partes: por las calles, en los bares, en las casas, en
las escuelas y en los cines cayendo sobre masas bien alienadas. Cuenta Ettore
Scola, director de cine italiano representante de la commedia
all’italiana, que dirigiera el drama Una jornada particular: <<El 6
de mayo de 1938. Roma se prepara para la llegada de
Adolf Hitler, en visita oficial a Mussolini. Esta atmósfera opresora se siente
en todos lo rincones de la ciudad. En un pequeño piso, Antonietta, una hermosa
mujer agobiada por varios embarazos, está esperando el regreso de su marido, un
fascista fanático que presencia la visita histórica del Führer. El destino de
Antonietta se cruzará con el de su vecino, Gabriele, un locutor de radio, que
ha sido despedido por homosexual. Es el punto de partida de una jornada
particular llena de emociones y confidencias>>.
Scola
y sus colaboradores mostraron tener el talento de hacerse una pregunta justa y
oportuna: ¿cómo vivieron aquella jornada los miles de personas que no se
sumaron a la parada, que enfrentaron su suerte cotidiana bajo los gritos y
delirios de la gran mascarada? Su arrojo fue una respuesta clara con la elección
de unos personajes concretos entre otros muchos posibles. Importa la
credibilidad de la pequeña historia que se cuenta, pero lo fundamental, lo que
da sentido dramático a la obra es la oposición entre la intimidad y la
apocalipsis histórica, entre el sentimiento de dos individuos y el masificado
entusiasmo sacado de contexto inspirado por el poder. Dicho al revés: no
hay nada más mortal que un teatro que funciona de maravilla. Sí, exactamente
(respondería Heiner Müller) y todo el griterío “la crisis del teatro” que
tantas veces una y otra vez ha sugerido grandes debates repetitivos: El teatro
es crisis. Esa es en realidad la definición del teatro (debería serlo) pues
sólo puede funcionar como crisis y en crisis, de lo contrario, no tiene ninguna
relación con la sociedad fuera del teatro. Sé que no son nuestros tiempos
épicos y la forma épica del teatro en su versión brechtiana, por ejemplo,
podría resultar incluso demasiado noble para analizarnos. El realismo hace
tiempo ya que perdió el derecho a utilizar el adjetivo de crítico como diría
Pablo Picasso: aprende las reglas como un profesional para poder romperlas como
un artista. Una herramienta debe estar siempre diseñada para ejecutar con el
mejor aprovechamiento posible el trabajo que tiene que efectuar: El arte del
teatro. Que nunca se desarrolló en ambientes sociales que le fueran
abiertamente “favorables”, tuvo que producir, tanto por su propia entidad
de arte basado en lo fingido, como por necesidad de supervivencia. Un método de
expresión. un tanto sesgado en el que muchas veces aún aparentando decir una
cosa, se decía otra bien distinta cuando no la contraria: ¡Y al teatro lo
llamaron templo! Hay situaciones prerevolucionarias en las que por un breve
tiempo el teatro saca sus carpas a la calle y combate a pecho descubierto: Eso
es teatro. Pero en cuanto salta la chispa de la revolución parece que
desaparece: ¡¿Por qué será?! (Y) la veía, la revolución estaba allí, al alcance
de la mano, y el teatro, era una de las armas más eficaces de movilización: ¡No
había salvación si no era dentro del método dialéctico! La veía, sentía su
respiración entre todas nosotrxs, estaba allí: la búsqueda por un teatro
popular de masas de carácter experimental se convirtió en mi principal
objetivo.
Maité
Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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