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lunes, 11 de julio de 2022

DIOS SE HA EXILIADO DE SU NAVE CELESTIAL

 

DIOS SE HA EXILIADO DE SU NAVE CELESTIAL

POR MAITÉ CAMPILLO

ITÉ CAMPILLO

 

La canción de bienvenido Mister Marshall ganó actualidad:

¡¡Americanos, vienen a España gordos y sanos
Viva el tronío y viva un pueblo con poderío
Olé Virginia y Michigan
Y viva Texas que no está mal […] no está mal!!

El cielo, aterrorizado, ha desaparecido

Un monstruo gigante planea cortando el aliento con parada de encuentro mortífero alumbrando la ‘Cumbre’ concebida por obra y gracia del espíritu que impera. Dios paz se ha exiliado, la OTAN ocupa su espacio. Las negras tormentas de la contrainformación en coordenadas suicidas bombardean de noticias pedorreando a destajo al unísono: ¡americanos! (Y) un pelín más abajo por donde el avión de guerra invade el espacio, los deshumanizados buitres cantan volando vistos a forma de escolta rechinando como disco rallado: ¡americanos! ¡americanos! ¡americanos! La ignorancia se va ensanchando la inteligencia necesita un escondite y ‘los santos inocentes’ disfrutan la fiesta a forma de motín. Hipnotizados por la potencia mundial arropan su bienvenida si azafatos si camareras si taxistas si especialistas de algún misterio espacial mercenario a sus pies o simple servicio a sueldo presto a deformar la imagen de la ciudadanía y puerto de Rota. Pisssss a saber que mística los conmueve tras el exilio de los que en el cielo habitaban como testigo de la invasión: ¡americanos! Gritan a coro con alegría recibiendo no se sabe si como trabajadores de cuello sucio, cuello duro, cuello dorado, o cuello domado a los nuevos destructores y sus marines: ¡¡Welcome, amigos americanos!! (Y) de la alegría de su aliento brota la fiel servidumbre conmoviendo al Mister yanqui el abrazo europeo arropado de monarcas: ¡americanos! Los torpedos viajan a ultrajadas bajo el viejo tambaleo a lo Biden, como si de una aparición se tratase sobre el ser o no ser gritando ante el jurado improvisado: ¡americanos! ¡americanos! El grito eufórico tomó resonancia invasora de alto riesgo expansivo en eco de las instituciones locales, es él, es él, es él. Un disonante aullido se impuso reivindicativo acorralado por el saludo a lo Pentágono por órdenes de la CIA. El eco salió como una bala atravesando el júbilo anti OTAN, contra el jubileo emocional que coordinado diezma y esclaviza sin justicia ni juicio ni razón. El aullido conmovió el alma de los muertos en Iraq, Libia, Palestina, Siria, Afganistán entre otros a los que se fueron uniendo algunos de los asesinados en el apañado “misterio” sobre el derrumbamiento de las Torres Gemelas. El Alcalde más longevo en nota mayor de España, grita poseído, es él, es él, es él: ¡americanos! (Y) el explosivo grito derrapó entre el circulo de los abrazos más emotivos y delicados para no lastimar hueso alguno al viejo Tío Sam: ¡¡Welcome, amigos americanos!! Está claro, no nos traen dinero pero son: ¡americanos! No nos traen la paz, pero nos traen: ¡barquitos! No nos traen la democracia, pero nos traen: ¡la Cumbre! Su derroche, sus coordenadas, sus invasiones mundiales, sus corrupciones y sus tronidos fortaleciendo nuestras naves, sus naves, su poderío bélico, sus plataformas de guerra, sus campos de tiro y sus estrategias de exterminio para defendernos de los malos: ¡americanos! ¡americanos! ¡americanos! (Y) sí, también cantan algunos gaditanos de la que fuera Cádiz, antifascista, anti yanqui, anti nazi y republicana: ¡¡Rota!! ¿Dónde están tus muertos? Dónde tus huertos, tu melón, tu calabaza, tu tomate, tu sandía… ¿Qué van a hacer de tu mar? ¿Qué en tus campos van a hacerte? ¿Un camino militar, un puerto para la muerte, una “Rota Oriental, Spain” norteamericana, acaso un misterio más de ‘Dios’ ajeno a nuestra inteligencia paria?.

Otros aviones en contenido no menos glotones aterrizaron cargados de munición, son los gordos “políticos” de la glotonería oligarca dando forma y contenido, al imperio en lengua de serpiente esponjosa del rearme en guerras por el mundo, avecinan una sobre Europa “contra el Ruso”, dando nombre al portón del horror en Cumbre de la OTAN, por las calles que un día fueron republicanas al grito del ¡No pasarán! (Y) el alcalde más longevo come a dos cucharas y habla inglés ¡habla inglés! ¡Todos hablan inglés, son sabiossss, son americanos hasta el Nazareno se ha descolgado de la cruz: habla inglés, inglés, ingléssss!!! El viejo americano se pasea con su familia más intima mostrando sus dominios por el protectorado, como Cesar por sus provincias mediterráneas, rodeado de un séquito numeroso de guardia pretoriana observando poderoso sus vellos dominios hispánicos: ¡americanos! (Y) ¡ala!, a comer cochinillo a Segovia junto al acueducto, si para ello hay que cortar la carretera Madrid-Coruña, pues se corta, acaso no la cortaban cuando Franco? La policía zipaya cumplió su función salarial abriendo paso por las largas alamedas “de la ciudad de la ‘libertad de las cañas de cerveza’ al aire libre” ¡Madrid, ciudad única! ¡Toda ella España y toda España en ella: “Madrid Oriental, Spain”… norteamericana` de Madrid al cielo!!! (Y) al coche de Biden lo llaman “La Bestia”: ¡el yanqui, he ahí el enemigo! Para demostrar su poderío si hay que cerrar las calles del centro de la ciudad y Plaza Mayor, pues se cierran; si hay que suspender citas médicas porque cerca del centro sanitario pasan los ilustres de las guerras por el mundo, pues se suspenden: ¡Bienvenido Mister (¿Biden?) OTAN!!! Les ha faltado organizar una corrida de toros (Ernest Miller Hemingway su mayor forofo no se encontraba), eso sí, flamenco y otras ‘cositas’ si que hubo en la embajada gringa además de la aceituna esférica, el ceviche de corvina con leche de tigre, el bogavante con ‘sopa de aceite’ y la espumita de coco ¡YANQUI GO HOME!

NOTA

Una jornada particular (de artistas, historia, cine y teatro)

La Ciudad Eterna fue el enclave histórico en que un 8 de mayo de 1938, Adolf Hitler, es protagonista de un encuentro en Roma. Ciudad sometida a una psicosis de euforia y vigilancia tan aberrante y descomunal como el propio acontecimiento en sí. Se dice que la opinión recíproca entre los dos jerarcas era dudosa; que Hitler, desconfiaba de las virtudes latinas de Mussolini; y, que el ‘gigante’ Duce, después de su primer encuentro en junio de 1934, en Venecia, había calificado al ‘pequeño’ Führer de clown loco. Pero aquel encuentro estaba muy por encima de toda opinión en capricho personal en mostrar quién de los dos es el mayor criminal. La visita en cuestión se desarrolla en un momento crucial de cuando la II Guerra Mundial era ya un destino próximo y común. Ambas partes tenían intereses en que fuera un éxito total y poder aclarar al mundo la fuerza inquebrantable del Eje del Nuevo Orden. Su estancia se alarga adelantándose del 3 al 8 de mayo: la primera etapa es Roma, le sigue Nápoles y Florencia. No se trata de una visita cualquiera el líder nazi está llamado a ser venerado, según declaraciones de algunos políticos e intelectuales, jamás se había mostrado tanto despilfarro para recibir a un personaje en la Ciudad Eterna. Roma había sido transformada en un inmenso escenario de ópera, que bajo la experta dirección de Starece, secretario del partido fascista, se cumplen todas las perspectivas: se multiplican los desfiles y concentraciones de multitudes que aclaman y aplauden: ¡¡Hitler es el huésped del rey de Italia, Vittorio Emanuele III!! (Que acudirá personalmente a recibirlo a la estación de Ostia construida para la ocasión). El staff de dirigentes nazis está completo: Ribbentropp, Hess, Goebbels, Frank, Sepp, Dietrich, el general Kaitel… y un batallón de periodistas uniformados. Por “razones de seguridad” según fuentes oficiales y para impedir la más mínima discrepancia: ¡SEIS MIL PERSONAS FUERON ENCARCELADAS!

La atmósfera de festejos posiblemente fue más mediterránea que wagneriana; pero a Hitler, le interesa mucho más, y por encima de todo, el armamento de guerra que la ópera de Wagner. El “clown” loco` como le había llamado el Duce, no creyó que se doblegara hasta arrodillarse en halagos, pero derrochó gastos en un intento de impresionarle y babear el ego sobre la alfombra del grandioso desfile en su honor de todas las representaciones de los cuerpos militares, que avanzaron marcando el paso romano por la vía de los Foros Imperiales. Se dice que miles y más miles de personas asistieron al desfile y aplaudieron: que allí donde existía alguna resistencia a unirse a la ovación, la suplieron los efectos especiales sonoros de los megáfonos y los amplificadores. La propia banda sonora de la película que recoge los hechos está compuesta por material de repertorio: el locutor es el original con la voz de Guido Notari. Esta voz, declamatoria, monótona, perentoria y perfectamente funcional a los fines del `mensaje´ de propaganda llegó a ser ‘muy familiar’ a los italianos que vivieron bajo la dictadura insaciable de poderío y criminalidad de Mussolini. La voz retumbaba en todas las partes: por las calles, en los bares, en las casas, en las escuelas y en los cines cayendo sobre masas bien alienadas. Cuenta Ettore Scola, director de cine italiano representante de la commedia all’italiana, que dirigiera el drama Una jornada particular: <<El 6 de mayo de 1938. Roma se prepara para la llegada de Adolf Hitler, en visita oficial a Mussolini. Esta atmósfera opresora se siente en todos lo rincones de la ciudad. En un pequeño piso, Antonietta, una hermosa mujer agobiada por varios embarazos, está esperando el regreso de su marido, un fascista fanático que presencia la visita histórica del Führer. El destino de Antonietta se cruzará con el de su vecino, Gabriele, un locutor de radio, que ha sido despedido por homosexual. Es el punto de partida de una jornada particular llena de emociones y confidencias>>.

Scola y sus colaboradores mostraron tener el talento de hacerse una pregunta justa y oportuna: ¿cómo vivieron aquella jornada los miles de personas que no se sumaron a la parada, que enfrentaron su suerte cotidiana bajo los gritos y delirios de la gran mascarada? Su arrojo fue una respuesta clara con la elección de unos personajes concretos entre otros muchos posibles. Importa la credibilidad de la pequeña historia que se cuenta, pero lo fundamental, lo que da sentido dramático a la obra es la oposición entre la intimidad y la apocalipsis histórica, entre el sentimiento de dos individuos y el masificado entusiasmo sacado de contexto inspirado por el poder. Dicho al revés: no hay nada más mortal que un teatro que funciona de maravilla. Sí, exactamente (respondería Heiner Müller) y todo el griterío “la crisis del teatro” que tantas veces una y otra vez ha sugerido grandes debates repetitivos: El teatro es crisis. Esa es en realidad la definición del teatro (debería serlo) pues sólo puede funcionar como crisis y en crisis, de lo contrario, no tiene ninguna relación con la sociedad fuera del teatro. Sé que no son nuestros tiempos épicos y la forma épica del teatro en su versión brechtiana, por ejemplo, podría resultar incluso demasiado noble para analizarnos. El realismo hace tiempo ya que perdió el derecho a utilizar el adjetivo de crítico como diría Pablo Picasso: aprende las reglas como un profesional para poder romperlas como un artista. Una herramienta debe estar siempre diseñada para ejecutar con el mejor aprovechamiento posible el trabajo que tiene que efectuar: El arte del teatro. Que nunca se desarrolló en ambientes sociales que le fueran abiertamente “favorables”, tuvo que producir, tanto por su propia entidad de arte basado en lo fingido, como por necesidad de supervivencia. Un método de expresión. un tanto sesgado en el que muchas veces aún aparentando decir una cosa, se decía otra bien distinta cuando no la contraria: ¡Y al teatro lo llamaron templo! Hay situaciones prerevolucionarias en las que por un breve tiempo el teatro saca sus carpas a la calle y combate a pecho descubierto: Eso es teatro. Pero en cuanto salta la chispa de la revolución parece que desaparece: ¡¿Por qué será?! (Y) la veía, la revolución estaba allí, al alcance de la mano, y el teatro, era una de las armas más eficaces de movilización: ¡No había salvación si no era dentro del método dialéctico! La veía, sentía su respiración entre todas nosotrxs, estaba allí: la búsqueda por un teatro popular de masas de carácter experimental se convirtió en mi principal objetivo.

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)

 

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