EL VIAJE7(NARRATIVA)
DUNIA SANCHEZ
Levantada. Miro en mi maleta naranja, he traído mis playeras de correr. Sí, correr libre sobre una ciudad mágica quemando todo el ayer. Lejos de todo, lejos de todos. Correr descalza de cada cuchillada pegada en mis espaldas. Sí, correr unos cuantos kilómetros pasajeros de la brisa matutina. Entre tanto, a cada zancada se ciñe una caída de la que emerjo como del vacío, de la opacidad de unos ojos que acechan mi derrumbe. Sí, correr con el dolor allende a mi verticalidad. Sudor y sufrimiento…sufrimiento y sudor. Una ducha, mis pantalones de rayas y otra camiseta. Me voy de visita por estas calles perdida en el tiempo antes de que en la noche coja mi próximo avión.
Teatro negro con marionetas al son de Morzat me seduce, deja por unos momentos la huída, el viaje, la isla…Salgo entrelazada a la esencia de la música. Música…vaga por mi piel como parte de mi entereza , de mi rectitud bajo los efectos terribles de una primavera enferma. Tarareando se bajo el telón a los estragos de una sociedad aviolentada, estrecha. Caminando regreso al hotel , en medio de mi orientación me tomo un café, enciendo un cigarro , desgarro el humo en espiral que se desvanece, que se invisibiliza. Alguien me saluda , me gusta sus ojos, sus ojos sin descripción, su sonrisa con agrado, con benevolencia. Me despido en mi agarrada huída. Desaparezco ante el temor de una conversación. No quiero hablar solo, estar sola en un ambiente aventajado por los vuelos uniformes de aquel pájaro en el puente Carlo. Y de nuevo estoy ene hotel. Y de nuevo estoy en el aeropuerto donde caras consumidas por el pasado te ojean con rectitud, con rigidez, con un cierto olor a desconfianza. Ya no soy la de antes, mis ánimos han cambiando, mi sonrisa a cambiado, mis ojos han cambiado, mi razón ha cambiado. Todavía no regreso a la isla…la isla. Donde mis continuas piernas busca la venganza, la venganza al acosador, la venganza al abusador, la venganza al amenazador, la venganza. No, no tengo miedo. El miedo se esfumó de mi vida cuando mis sentidos se enclavaron bajo las mareas de mi verdad, de mí gravitar y gravitar en las escenas de una memoria de un mundo encadenado a la mentira. Mi realidad, es estas, con mi maleta naranja salpicándome de lo bello de otras fronteras. No sé porqué mi cavilar recurre a lo bestial de la isla, ahora, lejos…muy lejos. Es como si los demonios afloraran y vinieran a una visita para la caída de mí verticalidad. Respiro, procuro olvidar lo de años atrás….Respiro y adelanto mis sensaciones en un baile trajeado de calma…la calma.
EL VIAJE 8(NARRATIVA)
DUNIA SANCHEZ
8 Londres. Un tren
me lleva hasta esta ciudad que tantas veces he estado. Yo y mi maleta
naranja…mi maleta naranja y yo. La luna se deposita en mis párpados y los
eclosiona con el tintineo de un sol que ya viene, que ya cabalga cerca de
nosotras. Estática, fijo mis ojos en la luna, una atracción pueril que me
sustenta. La rapidez del paisaje me sosiega, arboledas que se eclipsan a medida
que estos raíles me llevan a la estación. Hola, nueva ciudad, aquí siento como
mis pies se desnudan y abogan a una tregua con mi razón. Llego donde me voy
alojar después de coger un taxi en la estación. Es un hotel enmarañado en la
sequedad, es un hotel empañado en la dejadez, en la decadencia. Me es igual.
Solo lo quiero para el reposo de mis andanzas a través de esta ciudad. Mis
movimiento acechan esta urbe donde todo se mezcla, donde es un vals de
culturas. No, no es como la isla. La gente en sus prisas , en sus ojos
desviados, en sus andares apresurados se desvisten en el vacío. Sin querer me
he metido en la inauguración de una exposición privada. Obras de Modigliani se
me presenta, en rostros sin ojos, en ojos blancos. Es como si el pintor no
quisiera ver su realidad, la realidad de la sociedad que le rodeaba. ….mujeres
con ojos blancos así lo llamo. Las copas de se suceden, un camarero me ofrece
una, el murmullo de los apretones ante el evento se suceden. Me fijo en cada
una de sus obras, su firma está en los ojos, en los ojos de la nada, de la
sordera abultando su dolor. Salgo después de presenciar su obra. He comprado
entrada para ver el Fantasma de la Opera. Cojo de nuevo el metro y sin darme
cuenta me voy a otra ciudad, me es igual. Un universo donde las ganas te
empujan a la aventura. Pregunto. Un hombre de corte inglés me ayuda…me ayuda.
La adusta imagen de los ingleses se evapora. Me guía hasta el teatro donde el
musical emanará en mis oídos. Se despide con una sonrisa. Entro, son las dos de
la tarde y comparo este Londres con la isla…la isla. Para muchos, para todos es
ridículo presentar una obra a esas horas. Soy viajera de las horas, de una
primavera orbitando en los pilares de lo cotidiano. Me detengo porque en la
isla está todo prefijado. Y mis lágrimas surgen ante el directo del
espectáculo, y mis lágrimas sacuden mi inspiración. Salgo grata, cordial, con
los sentidos escalando donde nadie me puede mirar. Londres, puentes de flores
nuevas rejuveneciendo este espíritu cansado. Londres, hirviente inquietud
estableciendo la maravilla de mis horas. Soy viajera de las horas, de una
primavera orbitando en los pilares de lo cotidiano… Y sigo y sigo, con la
semilla en vientre de mis pisadas. Me pierdo por calles donde la tarde me
recoge en el asombro. Uhm, el asombro…comprendo todavía de nombrar esta
expresión el asombro. Soy capaz del asombro, de saborear cada instante perfecto
de las horas…CONTINUARÁ
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