ALGO QUE SERIAMENTE INDIGNA
Rafael ZAMORA MÉNDEZ.-**
El incrédulo es un ser que únicamente reza a solas y creyente es el que sabe gustar las cosas de Arriba.
Con esta iniciada reflexión, “tiro este fin de semana pa bajo”, para convenir de que en abundantes análogos aspectos, tanto los unos como los otros, suelen aproximarse y estar totalmente en establecida armonía sobre determinados factores relacionados en los vinculados argumentos religiosos.
¡Quién puede ir mal apostillando, por ejemplo, de que el QUINTO MANDAMIENTO de la LEY de DIOS, “NO MATARÁS”, no sirve para saber ser utilizado por todos ellos?
Se da la
triste contingencia, de que tenemos en existencia una muy seguida Cadena
TELEVISIVA, conferida con el tal NÚMERO 5 y, a ultranza, plantada en el duro
terreno de la contínua variedad y del rosado chismorreo, para que fecunde a
manos llenas, apiñando cítricos limones y desagradables ásperas naranjas.
En la misma, avasallando sus copiosos contenidos, tan fielmente seguidos por apegadas personas que no quieren ni perderse hasta el final ni un solo de sus hastiados testimonios, sin piedad alguna, con su Máquina de La Verdad y todo, pese a quien juzgue lo contrario, sin mentirles... ¡SE MATA!
¡No hace
falta apelar a Balmes, estudiando su filosófico “CRITERIO”, para llegar a
comprender lo que en sí es MORAL!
Resulta
presentarse a ser un eficaz conjunto de normas, de valores, de creencias
positivas, aceptadas en una sociedad para que les sirve de modelo y conducta,
como fructuoso manantial de conciencia social.
¡Si este
condecorado boceto ocular sirve de prototipo y de social comportamiento...¡Que
venga el más aporreado ciego del planeta y lo vea!
Aquí, la
MORAL, se arrastra como una viperina víbora por los elegidos suelos de las
conceptualizaciones, en las ávidas voces de los bien pagados tertulianos e
invitados, que se sisan las palabras unos a otros, defendiendo, recriminando,
poniendo al corriente un revuelto mar de escondidas verdades y desleales
patrañas que dejan en vilo a sus heterogéneos
y enardecidos altruistas televidentes.
Infidelidades,
cuernos, descalabros, divorcios, desaparecidos o fallecidas figuras que
resucitan, increpaciones, tacos, colegas que se delatan y contraponen, ...¡y
hasta la de tener el supino arrojo de carear a un desalentado hijo pródigo,
versus, con su propia atosigada madre, solicitando mermados bienes genéticos
secretos!
¡Cómo echo de menos a desaparecidos, a exclusivos y astronómicos Presentadores, sobrecargados de nítida moral, de moralizante y erudito criterio!
¿A dónde
fueron a parar, Jesús Quintero, el cautivador “Loco de la Colina” y el depurado
Joaquín Sóler Serrano?
De
rodillas, por favor:¡SÁLVAME, Rectitud, de tales limones y naranjas!
Existen
muchos colores,
para
elegir al más serio.
¡Si
escuecen mis opiniones,
denme
pronto sus razones,
para
cambiar de criterio!
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