REMOCIÓN
Mito
José Rivero Vivas
____
_______Del libro inédito
TEXTOS DIVERSOS
Distintas Fechas
Obra: E.21 (a.109)
José Rivero Vivas
REMOCIÓN
Mito
__José Rivero Vivas___
1
Desamparado
corría el chico por el sendero, cuando de la fronda salió el animal salvaje y
se lo zampó.
-¡Es
falso lo de Fefo! –grita Carlos, coreado por los demás.
Pero él, único superviviente del terrible desastre, ocurrido aquende la frontera, supo que el cuento, falto de aderezo, no lograría conmover al estirado funcionario de turno, sino que le advirtió de cuidar las formas para no ser pillado en grave delito, ante el alto mando, al que aspiraba desde muchacho. Así, pues, ajeno a contemplaciones, rechazó su solicitud de asilo y fue ingresado en el calabozo antes de medianoche.
El
maestro indica a Josefo, y la maestra demanda:
-La
Parábola del Hijo Pródigo.
-Mis
padres carecen de bienes, por cuanto no podrán dividir una propiedad ilusoria,
para donar parte de lo que no es suyo.
Puede que
sea augurio de cambio meteorológico, como puede asimismo tratarse del mayor
inconveniente habido desde que tuvo lugar aquella operación para dejar a Josefo
ausente de vaguería mental; de modo que el enfermo del ala doce, metido en el
fondo del pasillo, según se toma a la derecha de la entrada principal, hubo de
quedar pasmado ante la orden de reclusión instantánea. Pronto amanece, y las
claras del día habrán de interrumpir este estadio abusivo de precariedad.
-¡Josefo!
–barbota indignado el patrón –.Aplícate, y deja de urdir encono con el
personal.
Sus
planes de oligarca le confieren potestad para coger cuanto desea, sin apreciar
su origen, pendiente su atención de los privilegios adquiridos merced a
riqueza, opción fomentada desde altas instancias, guarnecida por compactos
parapetos. Todo Estado que así fije su meta, es un fracaso; los otros, que esta
gestión apoyan, sucumben también a su propósito.
-¿Cómo
fue su paso por las Fuerzas Armadas?
-Enérgico.
-¿Pensó
quedarse?
-Me faltó
aire marcial.
Logra al
fin evadirse de esta misión, que lo ata al miserable abandono en que ha caído,
sin propuesta ninguna de magnífico decoro, que pudiera facilitarle escape de
estos pagos, cercados por la cruda adversidad. Desconoce la causa de esta
apatía en que ha desembocado todo anhelo, por el simple hecho de haber visto
las nubes surcar el firmamento, olvidadas del ser humano, cuya codicia lo ha
llevado al deterioro de este pequeño planeta, donde la vida pudo transcurrir en
paz.
-Imposible
–argumenta Josefo.
Piensa
mostrarse firme con cualquiera esquivo y arrogante, quien será de inmediato
relegado de su cargo, pese a ser provisional. Su acta pasará al siguiente
colaborador, quien no actuará de líder, sino en cuanto consejero del primer
oficial, a quien le notificará el momento de hacer su examen de conciencia;
luego, dará un paso atrás.
Mientras,
alejado y solitario, ensimismado en sí, Josefo permanece sentado encima de una
peña, oteando el horizonte, difuso en la distancia.
_.
Cuando se pone a observar la decadencia de esta errónea forma de proceder, juntos todos para fastidio del desheredado, cree posible la rebelión de unos pocos contra el atropello general, orquestado desde el ángulo correspondiente de un haber recóndito, donde aparecen insertos unos caracteres, previos al trámite imperante, donde apenas se descifran leyes y reproducciones de nula estima, cual cambio de luz durante la mañana.
De
incógnito se aproximó aquel distinguido señor, de extraña semblanza con su
antiguo patrón, y, circunspecto, habló:
-¿Sus
amigos no le ayudan?
-¿Quiénes
son?
-Los de
su pensamiento.
-Desconozco
a mis afines, si alguno existe.
Tendrá
que apretar los dientes para evitar enfadarse y frustrar la ocasión de guardar
en secreto cuántos cuadernos guarda en la alacena. Luego habrá de tornar a la
óptima mención, a fin de conservar las cosas dentro del marco idóneo para
subrayar su fundamento. Lo malo estriba en escribir con punto roto, cauta
medida para que nadie entienda el tema, puesto en el papel como alternativa a
la denuncia de instrumentos de poca estima.
No más
simulacro acerca de las cosas que se sienten en la noche alargada, con tanto
cansancio que no lo deja dormir, como concierta la salud; no obstante, el día
romperá tras impacto natural y no habrá forma de revivir su magnífica odisea.
Trata de conseguir una mejora de vida, intención vocacional intempestiva, al
margen de la suerte prodigada a cada nación, cuya soberanía viene dada por la
decisión acertada sobre el tema recurrente a punto de expirar.
Ahora,
con el crepúsculo vespertino en avanzada enseña, dan ganas de cerner harina y
hacer bollos de manteca, para alimento de algún desmemoriado, que habrá de
salir al camino sin prever el mutismo exacerbado de unos que no desean
compartir la excelente nueva, prestos a recabar total desenfado, porque se
sienten molestos ante la demanda interpuesta entre un vago affaire y el posible
descalabro de algún zascandil enamorado.
Ella, la
bella mujer, lo mira tiernamente, y sentencia:
-Podrías
valer, porque eres guapo y atraes; pero, tu planta no es para exhibir de señuelo.
-Igual me
empino sobre finos tacones.
-Incidiría
tu nimiedad.
-No está
de más presuponer el riesgo.
-Todo es
crucial en prenda de alta gama.
Aquí no
habrá precepto comparable con cuanto se ha dicho en la margen izquierda del
borrador. Debe de ser tenido en cuenta en el punto del sol naciente hasta la
cerrada curva que oculta el valle de atrás, donde pace el ganado, bajo vigilancia
de adiestrados mastines, medio de disuadir a quien intente violentar la línea
de seguridad establecida en el páramo; aunque no se trata de alcanzar plena
soberanía en el recodo más amplio del sendero. Así, cuando alguien muestre su
desfavorable cariz, los agentes de la ley lo invitan a explicar libremente su
tesis sobre el carnaval, de modo que desde fuera se vea su actuación respecto
de las hazañas del Ejecutivo, que tiene al pueblo amordazado, corto de
respiración en su programa de interlineado precoz.
3
La cena
fue poco provechosa, toda vez que el alba despuntaba, y Josefo, niño todavía,
tenía que prepararse para ir a la escuela.
-¡Fefo no
la sabe! ¡Fefo no la sabe! –. Pedro, instigado por Carlos, trataba de
amilanarlo por no contestar la pregunta del maestro.
Otros más
corearon la venganza, aunque no fue Josefo amonestado tras el fallo. Consciente
de su aplicación, el maestro pasó por alto su nula respuesta y no volvió a
requerirlo en toda la mañana.
Incordia
la situación, Josefo parte a escondidas para sentirse indemne en un entorno
hostil. Su dolor, empero, le dicta integridad, aun cuando el ambiente no se
muestre favorable a su extrañeza. No se trata de integrar partida a la usanza
convencional, puesto que nadie pretende hacer carrera que lo aúpe al bienestar
pregonado por la trama oficial que el orbe inventa. Si el siguiente capítulo
narrado carece de suficiente esperanza, tan pronto cumpla años intentará
embarcar en un ballenero, bien de grumete, bien de polizón. Para ello no
precisa asesor, como al tiempo lo vio plasmado en aquella novela de autor no
incluido en el gremio de su quehacer.
Son
puntos de singular elaboración, una vez hallado el medio de participación en la
aventura que lo llevó allende las fronteras de su pertinaz sequía mundana.
Encontró entonces gente experta en materia social, de lo cual se formó sucinta
versión, cuando estuvo peregrinando por países del viejo continente, tan
avanzados ellos, lo que le permitió vivir en época imprecisa y de continua reflexión.
Su prima
Paca, siempre atrayente, por quien aún suspira, interesada en su hégira
europea, curiosa pregunta:
-¿Aquel
estipendio sugerido en Alemania?
-Se fue
al traste.
-¿Por qué
motivo?
-Carencia
de aval académico.
Nadie
quiere oír cuanto guarda en su arcano, pese a que su palabra, de hondo
significado, emociona en este principio de etapa, pronto a empezar, con una
barca cargada de desecho nuclear, para llevar a la mansión de esos científicos
que continúan pregonando lo inofensivo de estos bártulos, que tanto cuidado
precisa su manejo. Pero, nadie firmará, con nombre y apellidos, el comprometido
escrito, haciendo valer su anonimato más allá del sueño que frustra su
descanso, porque nada importa tanto como triunfar y salir de la miseria.
Quisiera
irrumpir nuevamente en la marcha de quienes se propusieron andar de rodillas, y
no fueron lejos ni llegaron al final de la noche, en busca de aquel hombre
aturdido, por meterse a comprobar si los hogares vivían felices, o era gazapo
de la estadística en su composición de leyenda urbana, hoy fake news, conforme
alardean los de más actualidad. Inmerso en debate interno, olvida el límite de
estas cosas, por cuya causa no fue capaz de advertir que en esta época no
existe hogar, familia ni rincón de agasajo para el propio habitante de la
mansión; el caso es que ha variado la conformación de la sociedad, su meta y su
amor primero; encima, la nueva disposición de los muebles, abarrota la casa con
el celular y el televisor.
4
Josefo se maravilla al pensar cómo se
ha metido a trovador, cuando debería volverse a su interior y tratar de poner
en orden su calendario, sin necesidad de actualizar los eventos pasados, lejos
de incrustación y meliflua apoyatura en esporádica invención. Sin embargo, para
el desarrollo de algunos aspectos cuenta la salud de la persona, no vaya a sentirse
de nuevo aquejado de insoportable dolencia, que habría de acabar en enfermedad,
ocasionada tal vez por la escasez de alimento.
-Tengo
hambre –dijo lloroso.
Su madre
corrió a consolarlo, y le dio un beso.
-No basta
–refunfuñó.
Su madre,
apenada, improvisó una fábula;
Érase una
vez un pueblo, donde no hacía falta comer, y, los niños, vivían felices, sin
preocupación mayor.
-No es
satisfactorio.
-Piensa
que sí.
¿Cómo
disfrutar con esos juegos, si se pone rojo el disco y hay que saltarse la
señal? Lo cierto es que aquí no acaba el cuento, sin pretensión de emparentarlo
con aquél, conocido de todos. De resultas, tuvo que cejar en su empeño, por no
malgastar saliva, para cuando tuviera
que atravesar el desierto, bajo la dura mirada del tour operator, a quien
pagaban por descubrir nuevos talentos.
Él mismo,
de estar provisto de poder creativo, capaz de urdir cosas nuevas, adjudicadas
al bien general, nada propincuo a los tiempos que corren, aun cuando dependan
de su contribución al hecho cierto de espectáculo preconcebido, ¿osaría vestir
ese disfraz de agudo extremo? Pasará mucho tiempo antes que el hombre comience
a desvivirse en la triste encrucijada del biempensante.
Vuelve a
poner en marcha la radio, por si oye distinta música y lo deja en paz tanto
alboroto como se prodiga en ondas de actualidad. Decir hoy que le produce grima
el grito constante, en horripilación escondida, tras plena campaña electoral,
donde la censura soslayada, gala de la nación, entraña en sí misma un precio de
vanguardia, abortada en el requiebro de dulce amor al son tradicional.
Su prima
Paca, firme en su indagación, insiste:
-¿Te
entusiasmaba el recital?
-El
pianista, un señor mayor, en aquel bar de Kungsgatan, era húngaro, Una noche me
levanté para interpretar Princesita
y otras canciones.
-¿Hubo
apoteosis?
-Aplaudieron
y nos invitaron.
-¿En
Estocolmo?
-Sí.
Vivía junto al lago Mielar, frente a la torre del Ayuntamiento.
Lo cierto
es que nada queda marginado ni inmerso en el olvido; agrade o disguste a la
población, su memoria será incorporada a la campaña de un habitual renacer,
sobre cuyo objetivo puede el cronista eludir su esencia, sin pensar que más
tarde habría de enmendar el inconsciente dislate.
_._
5
Cansado
de las vueltas del camino, retornó al cabo a su ciudad natal, sin hato, sin
vituallas, sin manta ni abrigo con que cubrirse del relente de la noche y descabezar
un sueño. Como había avanzado en edad y carecía de cualificación para solicitar
empleo, se le ocurrió pintar unas tablillas, con detalles de grandes obras
maestras, acompañadas de leyendas que él mismo escribiría, dando realce al
significado de la obra, conforme con su propia idea. Satisfecho del resultado,
las mostró a sus amigos, a quienes regaló algunas. Luego, llevado de sabio
consejo, las expuso en mercado, bien en un bar, bien en un banco de parque o
avenida, donde realizaba su venta.
Inmerso en
su creatividad, un día se propuso hacer algo que de tiempo rondaba su magín.
Para ello eligió el cuadro: ¡Aún dicen que el pescado es caro!, de Joaquín Sorolla, cuidando de no
obviar la procedencia de su título. Hizo exprofeso una copia aproximada, de interpretación
personal y libre versión a su sentir acomodada. Debajo, acompañando la obra,
puso esta leyenda:
Ahíto
de oír esa letanía,
a
tortura proclive,
sufre
el desdén de su torpe rutina;
falso
rumor revive
cautiverio
al oyente; su conquista
sobre
el lamento vierte
por
quien su adhesión sensibiliza
frente
al vil contingente,
que
profiere el exterminio del otro,
notorio
diferente
más
hermano pobre, menesteroso,
de
limitada hacienda
para
su expensa de supervivencia.
Llevó
todo al Grupo Escolar y expuso su propuesta al Director, quien consideró
excelente abrir la exposición en el Centro. Una semana después de inaugurada la
muestra, el Director fue relevado de su cargo y las tablillas incautadas por la
Autoridad Competente. Lejano el rumor, escucha impávido la algazara de rebeldía
suscitada en el ambiente, por lo que es factible sancionar cualquier opinión
vertida respecto de las líneas marcadas, en este proyecto extraño a razón, de
lo cual –recordó al filósofo-, cada uno parece estar contento.
Prospera
la mañana. Las doce del día no es hora adecuada para instituir la nomenclatura
de la asamblea, llevada al punto preciso de conformar catorce válvulas,
engrasadas para mejor operar en circunstancias diversas, y así disponer los
hilos, en trama y urdimbre, con objeto de combinar asperezas en la demolición
de su asiento, cual si fuera noche anterior a la apertura, después de la fiesta
dedicada al prócer del lugar, magnífico evento, destacado en la agenda de la
oficialidad.
Diego,
encargado del almacén, ducho en el manejo de aquellos menesteres de uso
electrónico, lo puso al corriente del tema, como cabía esperar, por tratarse de
un compañero más de época escolar. Luego, miró de hito en hito a Josefo, y le
espetó:
-En
conducta hacia tu semejante, has de ser esto o lo otro. Para esto,
careces de don y no aportas gloria; para lo otro, estás descalificado,
por mostrarte entero y sin desviación. Así que, al no prodigarte cual el caso
requiere, nunca vendrá el éxito a colmar tu anhelo.
6
Dirán
después, al salir del coliseo, que la obra no fue de su pleno agrado; no por
cuanto entraña, sino por la mala actuación. El elenco artístico, más el
director, se enfadan con el crítico y vociferan ante su poca sensibilidad, la
malevolencia y el romo sentido de su comentario. Ignoran todos, aunque lo
sufren, que la rectitud se ha puesto por encima de las nubes, merced a cierto
discurso de quien glosa múltiples tropelías contra el individuo sin solvencia,
por haber nacido desnudo, y no tener manta para abrigarse del frío.
En preventiva
alocución, de plural modalidad, habrá el candidato de demostrar su conocimiento
general, así como los pormenores de aliento extraoficial, párrafo enjundioso
cuyo argumento debe ser silenciado. Pese a ello, nadie se enoja por cuadro
similar; así que no vale la pena andar con gimoteos, pendiente de la mirada
serena de unos ojos garzos.
-Írguete,
Fefo, si no quieres caer en descrédito.
Es cuanto
le dijo Carlos, al salir del bar, ufano de ver que su equipo se alzó con el
encomiable trofeo.
Ignora si
esta plana saldrá completa o si tendrá que añadir algún fárrago suspicaz al ya
confuso relato; considera, por tanto, que lo mejor será cerrar los puños y
dejar que la mente corra en pos de su meta. Viejo ya, y achacoso, anda
escuchimizado, dando trompicones en la senda, calle arriba y calle abajo, sin
cobijo ni amparo en su andariego destino, privado de suerte que le permita
asentamiento lejos del lugar donde dio comienzo su adversa trayectoria.
Algún
cristal de ventana, o niquelado de automóvil, le hace candilejas y está a punto
de… La caída es detenida por Paquita, quien solícita apremia:
-¡Don
Josefito! ¿Necesita algo?
La mira
con estupor, y, sin salir de su asombro, responde:
-No, mi
cielo. Muchas gracias.
Paquita lo
ayuda a recobrar estabilidad, y, prudente se retira.
Él la
contempla ir, sopesando el parecido con su madre, y sueña lo que pudo haber
sido. En seguida murmura:
-Tu
inicio es el colegio; luego te incorporas al trabajo; después te aguarda el
asilo, si en otoños progresas.
Años
transcurridos, cautivado por aquel mirar de acero y ternura de su prima Paca,
su indiferencia lo llevó a cruzar fronteras, en claro intento de mitigar
aquella punzada ardiente en su pecho. A pesar de su ardua búsqueda, de tenor
inusitado, siempre se mostró estricto, aunque su debilidad traicionara su
actitud.
Carlos,
Pedro, Diego y otros hallaron mucho más, sin necesidad de trasladarse de país
ni dejar la ciudad natal. Él, perdido en el desierto, propiciado por la gran
urbe, no encontró nada superlativo, y, al tiempo, retornó; entonces se le
ocurrió hacer esas tablillas, y, como consecuencia, peor le ha ido.
Lo cierto
es que la niña dio con el quid de aquella clave que esgrimía su madre. La luz iluminó
al fin su entendimiento: No basta Fefo ni Josefo para ser incluido en sociedad
con igual apostura y similar atención que los demás; de lo contrario, estás
condenado al silencio, a la oscuridad y la inexistencia. Así que,
irremisiblemente, Don Josefito has
de ser.
____
Fin del
relato
REMOCIÓN
Mito
José Rivero Vivas
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ÍNDICE
1 -
Portada . .
. . .
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. . .
. . Folio
1
2 -
Cap.1: Desamparado corría el chico por el
. . “
2
3 - Cap.
2: Cuando se pone a observar la .
. . .
“ 5
4 - Cap.
3: La cena fue poco provechosa, toda vez .
“ 8
5 - Cap.
4: Josefo se maravilla al pensar cómo se
. “ 11
6 - Cap.
5: Cansado de las vueltas del camino,
. . “
14
7 - Cap.
6: Dirán después, al salir del coliseo, que . “
17
8 -
ÍNDICE . .
. . .
. . .
. . .
. . “
20
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Del
libro inédito
TEXTOS DIVERSOS
Distintas
Fechas
Obra:
E.21 (a.109)
José Rivero Vivas
Enero de 2016
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Febrero de 2019
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