sábado, 4 de julio de 2020

VÍCTOR RAMÍREZ Y LA PROMOCIÓN DE LA CREATIVIDAD CANARIA



VÍCTOR RAMÍREZ Y LA PROMOCIÓN DE LA CREATIVIDAD CANARIA
POR LORENZO DORESTE
Víctor Ramírez me pide un prólogo para el pre-sente libro. A mí no me gusta hacer prólogos, porque, como decía mi tío Víctor Doreste, si al leer un libro “se nos ocurren ciertos juicios, ¿por qué adelantarlos? ¿Constituyen acaso un prólogo o son en realidad un epílogo?”. Así que renuncio a hablar de esta Agüita pasada. En cambio quisiera hacer un comentario sobre su autor.

Un día le dije a Alfonso O´Shanahan: “Alfon-so: Tengo varias novelas y obras de teatro es-critas y no puedo publicar nada, porque los e-ditores me piden cantidades que para mí son exorbitantes”. Alfonso me contestó: “Habla con Víctor Ramírez, que no es editor profesional, pero tiene mucha experiencia editorial”.
Yo sólo conocía a Víctor Ramírez de sus no-velas y cuentos, y me parecía un narrador muy interesante por su originalidad o, mejor dicho, por su valentía. Valentía para inventar perso-najes y situaciones, valentía para buscarle nuevos matices expresivos al idioma, valentía para plantear cuestiones sociales lacerantes.

Vi que junto a Rafael Franquelo, Víctor Ramí-rez había editado antologías de autores cana-rios, así como libros de algunos autores de va-lía que yacían en el olvido. Sin duda una labor muy meritoria. Pero me llamó la atención el ta-lante con que Víctor Ramírez la realizaba.

Víctor Ramírez lleva muy arraigadas en el al-ma sus ideas independentistas, de denuncia del poder corrupto, de lucha contra la ignoran-tación, el abuso del colonizador, la cobardía del colonizado, etc. Pero a la hora de enjuiciar un texto de un autor canario, aunque rechace sus ideas, piensa Víctor que al fin y al cabo publi-car en Canarias es una labor positiva, que más vale que los derechosos se definan, etc.
Y el resultado es que Víctor Ramírez se con-vierte así, para mí, en el principal promotor, sin reticencias de ningún tipo, de toda la literatura y el arte hechos en Canarias.
Cuando le comenté que cierto historiador ca-nario era muy derechoso, me contestó:
-No importa el enfoque que le dé a nuestra historia; no importa que sea un mercenario del poder colonial. A su pesar ese autor es también un benefactor de nuestra patria, porque está dando testimonio público de unas realidades que están ahí. Lo grave sería que no escribiera nada.

Estas declaraciones de Víctor Ramírez mues-tran una filosofía de la vida, de la literatura y del arte muy positiva, digna de encomio. El problema de países tan represores como Espa-ña, o tan represaliados como Canarias, es el de las grandes frustraciones que arrastra casi todo el mundo: una consecuencia del nacional-catolicismo secular. En cambio, en los países que experimentaron la Reforma Protestante, florecieron más la literatura y las ciencias.
En España, y más en Canarias, hay mucho frustrado, que al no tener vías de desarrollo para sus aspiraciones artísticas, profesionales y humanas en general, se convierte en un envi-dioso de cualquier éxito del prójimo.
Yo estoy muy sensibilizado respecto a este problema, porque lo sufrí en la cabeza y en el ánimo de mi tío Víctor Doreste Grande, un hom-bre en constante estado de creatividad musical y literaria. Todos los días se sentaba al piano y componía unos bellos compases musicales, que en su mayoría no pasaba al pentagrama, por-que sabía que no podría difundirlos.
Le negaron hasta la posibilidad de escribir en el periódico; y luego, los que le habían hecho daño o no habían hecho nada para favorecerle, comentaban con alegría disfrazada de lamen-tación: “¡Qué pena de talento! Es un bohemio, un vago que no da golpe”.

Se podrá estar de acuerdo o no con las ideas de Víctor Ramírez. Pero lo que no se le puede negar es su interés por la promoción de los va-lores canarios.
Víctor Ramírez, desde que lo conozco, se ha preocupado de la promoción de mis libros y es-critos en la prensa. Y esto no es porque seamos afines en muchas cuestiones sociales e ideoló-gicas. Lo he visto interesado por la promoción de libros de todo tipo de ideologías y estéticas.
Hay gente que rechaza, no ya las ideas, sino a la persona de Víctor Ramírez. Algunos me han manifestado su disgusto por invitarlo a las presentaciones de mis libros. A los que tal di-cen quiero contestarles:
-Pues escribe un libro rebatiendo todas sus ideas una tras otra, y proponle que te lo pre-sente en un acto público. Verás que no se ne-gará.
Y es que Víctor Ramírez tiene un gran miedo a la frustración. Y no la quiere ver en sí mismo ni en nadie de su querida Patria Canaria.



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