Este artículo de VÍCTOR RAMÍREZ fue publicado el 13 de abril de 1992, sí,
hace 25 años y medio –casi. Consideramos de interés la clarividencia de la
reflexión de nuestro amigo. Pertenece a la serie RESPONDO –la primera de las
publicadas, milagrosamente, en DIARIO DE LAS PALMAS-, serie que sería editada
por Editorial Benchomo. Lo recuperamos tal como se publicó en su momento.
* * *
¿CATALUÑA?
VÍCTOR RAMÍREZ
Insistes en preguntarme qué opino de la subida en número de
votos del partido Ezquerra Republicana en Cataluña y con su proposición directa
de independizarse del Estado Español. Conoces mis reparos para hablar público
de asuntos que ignoro casi totalmente.
Si me siento
incapaz de aprender coherentemente las claves por las que nuestro pueblo se
desboca manso hacia el abismo de su desaparición como tal, imagina con qué
convicción te respondo sobre asunto lejano y resbaladizo. Mas lo intentaré con
humilde atrevimiento.
Creo que Cataluña en realidad es ya independiente, mucho más
independiente que "España". Como buenos discípulos de los
"fenicios", los ultraburgueses líderes de Convergencia y Unión
aprovechan la debilidad moral y el necio orgullo de quienes
"gobiernan" eso que llamamos Estado para sonsacarles todo cuanto se
les antojen y más, ¿o no?
La soberanía -eso
de ejército propio-, ya, les dañaría económicamente. Les sale más barato -casi
gratis- las armas ajenas que la protegen. Ahora son bastante independientes, y
gran parte de los recursos del resto de lo que llamamos Estado Español va a
parar a sus arcas -a las de los ultraburgueses principalmente.
Por eso está ufano Pujol, y dice con boca altiva que en Cataluña
se vive bien. Moralmente puede ser otra cosa; de ahí que la postura del
ezquerrista Colom o es romántica de veras y se avergüenza del vampirismo de los
"gobernantes" actuales de su patria catalana o juega ingenua y
eficazmente su papel de chantajear más a los "gobernantes estatales".
Así, pariente, seguirán ordeñando eficaces las ubres de la escuálida economía "española".
Lo nuestro -lo
canario- me parece muy diferente a lo de la querida Cataluña (sabes de mis
simpatías por el Barça). Nosotros no tenemos que separarnos porque
–simplemente- ya estamos separados; nosotros no estamos unidos, sino sometidos;
veamos tranquilitos el mapa.
Lo que nosotros
tenemos que intentar es liberarnos: porque no hemos podido ni estamos pudiendo
practicar la libertad de realizarnos como colectivo. Y tenemos –aunque sea como
animalitos racionales- el deber de ejercer el derecho a conseguir esa mínima
imprescindible libertad.
Cataluña está
unida al resto de la península, y le costará separarse por más fronteras
formales que ponga -inclusive la idiomática-; además de que capitalistamente, y
por el momento, no le interesa.
A nosotros sí nos interesa, y con urgente gravedad -es cuestión
de supervivencia. A nosotros nos bastaría, de entrada, con que la televisión y
demás medios de comunicación dejaran de intoxicarnos con "noticias" y
otras majaderías de "España" -noticias y majaderías que en esencia no
nos conmueven ni en verdad nos interesan-; que en los programas docentes fueran
nuestra geografía, nuestra historia, nuestro arte, nuestra literatura, nuestras
naturaleza y tradiciones las asignaturas a estudiar -todo ello sustituyendo a
lo "español-; que nuestro deporte total se desarrolle masiva e
intensamente -subraya lo de masiva e intensamente aquí...
Y veríamos cómo en
no mucho tiempo sabríamos empezar a caminar solos y erguidos, a sentirnos
noblemente orgullosos de practicar la dignidad de creer en nosotros mismos, en
nuestra valía.
Y seguiríamos
inclusive siendo muy respetuosos amigos de los pueblos de España. Es la única
forma de practicar la amistad: desde la libertad y no desde el sutil
aherrojamiento moral.
Sí, pariente: ya estamos irremisiblemente separados. Y los
fantasmagóricos (no por fantasmagóricos son menos crueles) lazos que nos
"unen" son fáciles de romper.
La cobardía y la
ignorancia se rompen sencillamente con modesto valor animal y con la vo-luntad
racional de aprender a calibrar lo evidente.
Yo no me alegro
-ni envidio ni aprendo- del caso catalán. Tienen su bandera propia, sí
-"bandera, dices, que el pueblo ondea contra la española"; no sé,
pariente. Tienen su idioma, sí -"idioma, dices, que cada vez más el pueblo
utiliza como arma intelectual contra la llamada cultura española"; no sé,
pariente.
Yo no envidio ni
aprendo de ello como tú. Yo soy muy ignorante para estas cosas -¿será
consecuencia de mi ingenua admiración por el anarquismo?-; y sabes que lo digo
sin falsa humildad ni torcida ironía.
En lo que sí creo -con acuciante intensidad- es en que va siendo
hora de que aprendamos a ver la evidencia que somos, en que va siendo hora de
que los canarios que ostenten poder –cualquier clase de poder, incluido el
represor- y notoriedad tengan la afortunada gallardía de poner en práctica el
instinto de dignificación que la mayoría de los animalitos humanos jamás
perdemos del todo.
¿Qué dices,
pariente? No, yo no envidio las artimañas nacionalcapitalistas. Por lo visto
soy eso que llamamos romántico, para bien ¿y para mal?
13-abril-1992
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