SER PERIODISTA EN TIEMPOS DE
GOBIERNOS NEOLIBERALES
ILKA
OLIVA CORADO
Enorme
represión se vive en la Latinoamérica de gobiernos neoliberales, un sistema de
mando cimentado en la post dictadura en la región.
Amenazas,
tortura, desapariciones forzadas y asesinatos que quedan en la impunidad. El
único fin es silenciar las voces de quienes se atreven a hacer pública su
opinión y con esto despertar las mentes dormidas de las masas. Ése es el temor
de los estados fallidos y corruptos; el despertar de las masas y en esto el
papel del periodismo con conciencia social es vital. Porque si las masas
despiertan, cambia el sistema.
El
periodismo presenta a las masas las pruebas irrefutables de un sistema podrido
en la impunidad y de gobiernos orquestados por clicas criminales. Ser
periodista en la América Latina del neoliberalismo, es arriesgar la propia vida
y la de los suyos. Se necesita estar completamente loco o llegar a un nivel de
cordura al que pocos.
Enorme
sentido de la responsabilidad ciudadana y profesional tienen los periodistas
que denuncian en sus espacios de opinión, y nuestro deber como sociedad es
respaldarlos, apoyarlos y denunciar todo intento de abuso y de silenciar sus
voces, porque ellos representan la pequeña luz en medio del túnel de la impunidad.
Son en mucho la guía, el descubrimiento y la evidencia sólida; el catalizador
que nos invita a exigir derechos, a denunciar abusos y asaltos, a exigir
justicia y a cambiar el modelo de sociedad patriarcal, clasista, racista y de
privilegios para unos cuantos.
Levantar
la voz en tiempos en los que nos gobiernan clicas criminales, es sinónimo de
entereza, integridad, convicción y responsabilidad absoluta; porque fácil es no
arriesgarse, pero ser portador de la luz que alumbra el sendero exige además de
la cabalidad, la consecuencia política y humana de quien se atreve a hacer la
diferencia en el tiempo en el que le ha tocado vivir.
Una
sociedad consciente del papel que juega el periodismo ético, incisivo y
responsable, debe protegerlo, agradecerle y hacer eco de su denuncia, hacerla
suya. Solamente por el camino de la solidaridad y del apoyo mutuo lograremos
romper con la mediatización y la impunidad.
Es
nuestra obligación como sociedad, cuidar a toda persona que se atreve a
levantar la voz en soledad, desde una columna de opinión, una columna radial,
desde un canal de televisión. Demostrar que no están solas, que como sociedad
agradeceremos su esfuerzo, su ética, el riesgo que toman y la contundencia de
sus opiniones y denuncias, porque también son las nuestras.
Debemos
tomar acción y denunciar cada intento de abuso a cualquier periodista que se
atreva a evidenciar a las clicas criminales que han tomado por asalto los altos
mandos de los gobiernos en la Patria Grande. Si nos atrevemos y nos llenamos de
valor y vamos más allá, veremos que no es imposible encarcelarlas y recobrar lo
que nos han robado: la dignidad.
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