“PORQUERÍA UNIVERSAL”
EDUARDO SANGUINETTI, FILÓSOFO,
POETA Y ARTISTA ARGENTINO
Soy
de aquellos para los que la verdad de este mundo es la vida: de aquellos que
han elegido “ser”, obrando contra viento y marea, decididos a permanecer en
estado de constante resistencia al poder de las bestias, suceda lo que suceda,
a hacer siempre “como si” las mañanas que cantan fueran realmente mañanas… y en
adelante los apocalipsis cotidianos, que nos presenta la denominada
civilización occidental, formidable revelación de la inmundicia burguesa
camuflada tras la hipocresía de humanitarismo, que desvía la mirada de las
multitudes temerosas, que aplauden la ignominia cotidiana.
Y
si a pesar de todo se elige vivir (o sobrevivir), se detesta la cobardía
cotidiana, clavándola en un papel como un insecto, al menos nos alejamos del
conformismo, modo de vida de pueblos condenados a la esclavitud: la “porquería
universal”, donde reina el destripe, pues es peligroso dar prueba de amor o de
dignidad y valor.
Por
el contrario, para salvar la piel en este milenio de las grandes muertes, hay
que mentir, reptar, robar, engañar y si es necesario asesinar… un solo
mandamiento rige la vida de millones de seres: “ser cobardes”.
Estar
inspirado no modifica la proa de mi escritura, simplemente exhibo otros
aspectos de la “porquería universal”, como la niñez sometida al rigor de las
denominadas “buenas costumbres”, arrastrada sobre el barro del porvenir pintado
a mano, por adultos amancebados, que imprimen en la existencia de estos niños
el signo de la “bajeza” y la “inflexión”, en la que se mueven afanosamente las
multitudes.
Sin
dudas soy irrecuperable para la burguesía, ya sea esta de derecha o de
izquierda… qué más da, sólo marcas registradas que arrojan olores fétidos de
conformismos y conveniencias, de todo lo que sea conservar, incluso la
literatura anarquizante, una de las coqueterías de la comunidad burguesa
capitalista. A tal punto que existe, moda mediante, un conformismo del
anticonformismo: muy deprimente, pues devienen efectos canallas de este sistema
prescrito, de métodos taciturnos, criminales y mortíferos.
No
olvidemos que se deja morir a millones de indigentes, a quienes se le atribuyen
la responsabilidad de sus muertes… multitudes discretas de desempleados que
supuestamente deberían tener trabajo o esforzarse hasta el deliro para
conseguirlo, a los que se les ordena buscarlo aun cuando es de conocimiento de
los que no cerramos los ojos, que las fuentes se han agotado.
Las
listas de los exiliados de la vida, es una lista de “réprobos” para la
“porquería universal”, me refiero al sistema que reina y mata en el planeta.
Estos
“réprobos” son una carga para el poder neoliberal, que los encierra en el rol
de ese “otro”, siempre maltratado con el menor gasto posible, pero que en
ciertos pasajes-instantes, sorprenden cuando reclaman, resisten, reaccionan e
incluso accionan o luchan por sus vidas-sobrevidas… atentan contra la estética
del mundillo travestido de quienes reinan, ¿cómo se permiten rebelarse al
“orden establecido” por los canallas?
De
todos modos, ese “otro” siempre ha despertado sospechas en las “castas dominantes”,
éste ha sido y es el meollo del credo de ninguna fe, su sustancia, su coartada
infame. Aquí quedan revelados los sentimientos concretos y reales de los
parásitos dominantes, respecto a los “otros”, bajo cualquier régimen. Me doy
cuenta y descubro, cómo el excluido se ha convertido en expulsado, siendo su
valor “cero” en la tabla del debe y haber de los dictadorzuelos.
¡Sí!
Soy molesto, pues sacudo y choco con realidades que no ameritan el más mínimo
análisis de parte de los profetas sociológicos, de los alcahuetes de medios y
de los funcionarios, que abren sus nalgas al poder de turno… me refiero a los
corporacionistas, creo no lo ignoran quienes no se engañan y aún se mantienen
en pie, sin entregarse al juego fatuo del mercadeo.
En
un rapto de sinceramiento comento que intento asimilar la emoción y
sensibilidad a la expresión inmediata, “hablada” de esa emoción y sensibilidad…
de todos modos, un tanto decepcionado por una Resistencia, que habiendo
prometido la Revolución, terminó en apenas una fingida Democracia críptica.
Esta estafa, hace me asimile a una Desobediencia permanente a la “Porquería
Universal”, que jamás abandonaré. al menos hasta que se produzca el milagro del
tan ansiado giro de 180º… de las revueltas indispensables para lograr arribar a
esa “Gran Mañana”, que en mi sarcasmo vitriólico, manifiesto, con sonrisa
sincera manifiesto: ya no aguardo nada de este sistema infecto.
No
ignoremos que podemos ser emigrantes o inmigrantes ‘in situ’, ser, en razón de
la pobreza, exiliados en nuestros propios países. Pero no olvidemos tampoco que
las exclusiones oficiales poseen virtudes insondables, como las cloacas,
convencen a los que no son afectados por ellas que son incluidos. Legitimidad
ficticia a la cual se aferran los que creen “pertenecer” a la “porquería
universal”.
Sabemos
que hay “marginados ” y “excluidos” cerca, lo vivimos y experimentamos nosotros
mismos, humillados, rechazados por la denominada opinión pública, que no es ni
más ni menos, que la opinión de los bocones de medios, pagados con dinero del
Estado, en manos de ricachones groseros y sus bandas asesinas.
De
estas comunidades presentadas como modelos por la enseñanza proporcionada por
ella, los educandos conocen los secretos, no los del poder, sino de sus
resultados. Los desórdenes y carencias de su cotidianeidad, ¿no les permite
descubrir inconscientemente las catástrofes irreversibles que preceden del
derrumbe?
Como
corolario se los arroja al borde del camino, empantanados con ellos un número
creciente de seres excluidos, de todas las razas y regiones.
Un
camino que no se sabe a ciencia cierta a donde conduce… los que podrían
saberlo, los constructores de esta nueva civilización, que se ha instalado en
el mundo, tampoco los transitan… ellos, los genocidas de la vida-naturaleza-arte,
residen y transita por otros paisajes, ese camino no forma parte ya, ni de sus
recuerdos, forma parte del folclore y del olvido.
Siempre
podemos negar lo que está vivo, bastaría esperar algunos siglos para que la
razón nos asista a quienes resistimos permanecer en la “porquería universal”, a
quienes emitimos nuestro grito libertario, cual melodía esperanzadora, para
quienes saben que lo peor no ha ocurrido.
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