“DESDE LOS BORDES”
FILOSOFO
Adhiriendo a mí sentir y pensar, desde siempre, dejo en claro,
que no me asimilo a partido político alguno. Sin dobleces me manifiesto en
verdad y dignidad, sin ellas, ¿para qué vivir?… Tengo muy definido, un estilo
de ser y estar en este mundo, asimilándome a ideas e ideales, que tiendo a
legitimar en acto… no me agrada, me encasillen en tal o cual ideología de
ocasión, los militantes deprimentes, funcionales a la estafa y el fanatismo… he
caminado lo suficiente, para comprobar, que las atrocidades, cometidas en
nombre de líderes carismáticos, democracias fingidas, religiones y dioses
inexistentes, fórmulas económicas que solo benefician a unos pocos oligarcas y
sus gobernantes cómplices, sumen en el hambre y la indigencia a miles de
millones.
Con la certeza, de que el modo de producción y distribución
capitalista, en el marco de sus propias contradicciones, no hay desarrollo
sustentable ni esperanza de sobrevida para nadie, no me queda otra alternativa
que denunciar al sistema. La calidad de vida dependerá de las posibilidades que
tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas
fundamentales. Surge entonces la tercera pregunta: “¿cuáles son esas
necesidades fundamentales, y quién decide cuáles son?”.
Donde hay representación hay dictadura del simulacro político.
La lucha contra la representación en espacio político y de las instituciones
que lo conforman, debería ser la orden del día, para no perpetuar la farsa de
una democracia simulada.
Ha llegado la hora, de que la humanidad esté activa, empoderada
y organizada, velando directamente por sus intereses, en fin, que ejerza la
soberanía y la democracia de forma participativa y cotidiana, no solo confiando
su opción electoral periódicamente en elecciones fraguadas, entre pactos y negociados,
llevados a cabo, por los de siempre: oligarquías que lo han colonizado todo,
sindicatos funcionales a estas y medios de publicidad, que instalan un
espectáculo mediático, desde donde manipulan la realidad de los pueblos, de
manera grosera y difamatoria… afecta el medio ambiente.
El pensamiento que debe sentar reales hoy en este tercer
milenio, como un nuevo ideal de vida en libertad y verdad, no confía en la
representación política, pues considera la cesión del poder como una invitación
al abuso. En este sentido, no solo el poder estatal o el económico merecen
desconfianza, sino todas las formas de poder ejercidas por un grupo sobre otro,
deberían ser de inmediato sustituidas por un grupo colegiado que ejerza en
representación la administración del estado, al menos mientras se conforma el
modo más afín, con el que las comunidades autoreplicantes y autónomas puedan
crear un mundo a vivir, sin abusos, sin exclusiones, sin discriminaciones y
sobre todo en seguridad de transitar en “alegría” y “plenitud” lo que se
denomina vida.
Ante nuestra capacidad de llegar a ser dueños de nosotros
mismos, cuestiono el sometimiento de los individuos a ideologías de ocasión,
escleróticas y funestas, enquistadas en nuestros pueblos, que en estado de
degradación, en lo que directamente actúa sobre el bien común, siempre tienden
a eliminar la capacidad de reflexión en situaciones irreductiblemente concretas
y con soluciones inmediatas, que son abortadas por el poder omnímodo de los
gerentes del Nuevo Orden Mundial, instalado.
Afirmo que sin una confianza en el individuo, no tiene
absolutamente ningún sentido hablar de autonomía y de libre albedrío. El nuevo
ideal de comunidad se funda sobre el concepto de que el individuo posee una
reserva que es irreductible a los ordenamientos sociales del poder tradicional.
Pero si no se tiene confianza en una reserva en el ámbito del sujeto, que
constituye la fuente del cambio, ¿cómo devendrá el cambio?
Ciertamente no en una agente externo (ideología) que
rotundamente rechazo. La renuncia al individuo o al sujeto autónomo como lugar
de resistencia y su sustitución por “otro algo” constituye el paso decisivo de
un concepto de resistencia radicado en el siglo XIX a concepciones adecuadas a
un presente muy definido. Sin embargo, no es en favor del caos por lo que el
que rechazo de plano las ideologías.Es preciso y sobran argumentos concretos
para llevar a cabo un análisis preciso de la explotación y opresión.
La opresión debe ser analizada y combatida sobre muchos
registros y en los muchos nexos en los cuales se descubre. Mi ideal no busca
definir un sujeto oprimido al cual liberar y se dirige en cambio a favorecer
las luchas de los diversos grupos ofreciendo análisis, estrategias, así como
críticas políticas y teóricas de las diferentes opresiones y desviaciones que
malversan el accionar político. En mi rol de intelectual puedo aportar algunos
instrumentos de análisis y dejar la decisión de cómo liberarse a los explotados
y engañados por este sistema simulador y corrupto al que le ha llegado la hora
de jubilarse. Buscar una teoría general, fuera de todo conflicto específico, es
comprometerse de nuevo con el proyecto de construir los fundamentos ideológicos
de un proyecto de representación. Más allá del punto de los valores locales que
permitan resistir a lo largo de toda una serie de registros distintos, no hay
más teoría, sino solo lucha. He visto demasiada representación política y
demasiada poca autodeterminación.
Hablo de comunidades que no se clausuren. Que no respondan al
quiénes son, qué quieren y cómo vivirán. Estas comunidades constituyen un ideal
y, como no reconocer, un ideal probablemente posible, si la dignidad y el
dominio de cada uno sobre cada uno lo dan como un camino a transitar.
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