Pienso y compro en las grandes superficies,... luego soy idiota.
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El miedo no es más que un deseo al revés.
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No conviene apagar ninguna lámpara. Encienda cada cual la luz que trae, pero sin extinguir las anteriores.
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La censura murió con Franco y resucitó con Cristóbal de la Rosa.
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Acusar a un poeta de sufrir influencias ajenas es acusarlo de existir.
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Lo imprevisto constituye la nobleza de la vida y trae la misteriosa marca de origen de lo invisible.
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Nuestra moral no está edificada sino sobre los sillares de nuestra malicia.
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Tenía tan poco cerebro,... que estaba en el paro y seguía apoyando a su creador,... el PSOE.
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Compadezco a los mulsulmanes, si yo no soy capaz de aguantar una mujer toda la vida, cómo pueden ellos aguantar varias.
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El matrimonio es la unión para toda la vida de personas que se quieren sólo un rato.
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El hombre que está mirando las estrellas es una parte de las estrellas.
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Cada mujer es nuestro primer amor en su género, puesto que a cada una la amamos de un modo totalmente distinto, en un escenario nuevo y con un renovado corazón.
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Pienso y veo la Televisión Canaria,... luego soy idiota.
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Pienso y creo en los cambalaches de Miguel Concepción,... luego, soy comemierda.
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Entre el cielo y tus ojos no hay más que mi alma, pero a través de mi alma se ven perfectamente las estrellas.
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La cordura y el genio son novios, pero jamás han podido casarse.
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Las diversas edades del hombre no son más que diversos géneros de niñez.
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Cuando ya no tenemos nada, empezamos a comprender que nada nos hace falta.
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El colmo de la sinceridad es un literato soporífero dormirse leyendo su propia obra.
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No hay reposo más grande que el de no esperar nada.
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Cada amigo es el eslabón de una cadena. El hombre de sociedad es el más lamentable esclavo moderno.
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