BLACKSTONE: EL DUEÑO OCULTO DE
LA ECONOMÍA CANARIA
POR
CRISTÓBAL GARCÍA VERA
El mayor
tenedor de hoteles de Canarias prepara la venta de 9.000 habitaciones
A casi nadie se
le escapa el hecho de que Canarias es un Archipiélago económicamente
dependiente de la industria del Turismo de masas. Sin embargo, son muy pocos
los canarios están al corriente de quienes son realmente los verdaderos dueños
de este sector estratégico y, por tanto, del conjunto de su economía (…).
A casi nadie se
le escapa el hecho de que Canarias es un Archipiélago
económicamente dependiente de la industria del Turismo de masas.
Sin embargo, son muy pocos los canarios que están al corriente de
quiénes son, realmente, los verdaderos dueños de este sector estratégico y, por
tanto, del conjunto de su economía y, por extensión, del manejo de la política
en las Islas.
Mientras los visitantes reservan sus vacaciones en hoteles gestionados por grandes cadenas como Barceló, Lopesan o Dunas, la realidad es que la mayoría de estos establecimientos no pertenecen a dichas marcas, sino a un actor que ha permanecido convenientemente en la sombra: Blackstone, uno de los mayores fondos de inversión del mundo y, a su vez, el principal propietario hotelero de Canarias.
La reciente
noticia de que Blackstone planea vender sus 22 hoteles en el
archipiélago –que suman casi 9.000 habitaciones– ha pasado
casi desapercibida para la opinión pública. Sin embargo, más allá de esta
compraventa de activos, lo que debería ser objeto de debate, y preocupar
especialmente a los isleños, es el hecho de que la economía
canaria esté controlada por un fondo de inversión estadounidense cuyos
intereses responden a la rentabilidad de sus accionistas globales y no las
necesidades de la población local.
A lo largo de
este artículo desentrañaremos cómo Blackstone se ha convertido en
uno de los verdaderos amos de la economía canaria -y española–
explicaremos su método de control y analizaremos cómo
esta concentración del capital representa una fase
avanzada del capitalismo financiero y monopolista, caracterizado por
lo que el geógrafo y teórico marxista David Harvey ha
conceptualizado como la “acumulación por desposesión”.
BLACKSTONE: EL
TITÁN DEL CAPITAL FINANCIERO
Fundado en 1985 en Nueva
York, Blackstone es el mayor fondo de inversión
del mundo y gestiona más de un billón de dólares en activos. Su
estrategia se basa en la adquisición y especulación con bienes
inmobiliarios, empresas y sectores estratégicos. En España,
su presencia es abrumadora, dominando el mercado de la vivienda y el
turismo.
Actualmente es
el mayor propietario de hoteles: A través
de su filial Hotel Investment Partners (HIP) controla más de 71
hoteles en el Estado español, con aproximadamente 20.000
habitaciones. De estos 71 establecimientos el 45%
se ubican en Canarias, donde es propietario de hoteles en
todas las islas, que son gestionados por terceros: Barceló,
Dunas, Lopesan, AM Resorts y Alua Hotels (Hyatt).
Blackstone disfruta, igualmente, de un apabullante dominio del sector
inmobiliario, con alrededor de 19.600 viviendas en alquiler en
todo el Estado, que convierten a este fondo buitre en el mayor
arrendador privado del país. Ha adquirido miles de
viviendas procedentes de la crisis de 2008 y ha participado en la privatización
de viviendas públicas en Madrid y otras ciudades. Blackstone compró
los activos inmobiliarios de CaixaBank y Banco
Sabadell, reforzando así su control sobre este mercado en España.
Su estrategia
no se basa en gestionar directamente estos activos, sino en comprarlos,
reformarlos, aumentar su valor y revenderlos a precios inflados,
extrayendo la máxima rentabilidad en cada operación.
BLACKSTONE Y EL
CONTROL DE CANARIAS
Canarias es una economía turística de enclave, donde la mayor
parte de los ingresos dependen de este sector. En este contexto,
el hecho de que Blackstone sea el mayor propietario hotelero del
Archipiélago tiene implicaciones profundas a las que jamás se
refieren los medios de comunicación de masas, ni son cuestionadas por
ninguno de los partidos políticos del arco parlamentario.
– Poder
económico: Si la economía canaria depende del turismo y Blackstone controla
-o controlaba hasta la fecha- la mayor parte de los hoteles, entonces
Blackstone es, de facto, el dueño de la economía de Canarias.
– Falta de
control local: Ni el Gobierno de Canarias, ni
los cabildos insulares, ni las autoridades municipales tienen
nada que decir sobre las decisiones de este fondo, que controla el sector del
que depende, actualmente, toda la sociedad canaria. De esta forma, la
planificación turística y económica se encuentra en manos de inversores
extranjeros.
–
Deslocalización de beneficios: Los
ingresos generados por los hoteles no se reinvierten en Canarias, sino que
terminan en las cuentas de los accionistas de Blackstone en Wall
Street, lo cual impide cualquier tipo de desarrollo local autónomo en
Canarias.
– Especulación
y precariedad: La lógica de Blackstone es
simple: comprar barato, mejorar el activo y vender caro. Esto
genera subidas en los precios, precarización laboral y una dependencia
total del mercado financiero global.
La venta de los 22
hoteles de Blackstone en Canarias, obviamente, no alterará esta
situación. Los contratos de gestión con las grandes cadenas seguirán vigentes,
lo que significa que los trabajadores y la estructura del turismo permanecerán
inalterados, mientras los dueños seguirán cambiando a espaldas de la
sociedad canaria.
ESPAÑA: UN PAÍS
EN MANOS DEL CAPITAL EXTRANJERO
El caso de
Canarias, por supuesto, no es exclusivo. España, como otros múltiples
países, se ha convertido en una economía dependiente del capital extranjero,
con Blackstone y otros fondos de inversión controlando
sectores estratégicos.
La banca
y el mercado inmobiliario están dominados por grandes fondos
internacionales. El turismo, principal fuente de ingresos,
es gestionado por capitales extranjeros. Las decisiones
económicas clave no se toman en Madrid o Canarias, sino
en Wall Street y la City de Londres.
Una realidad
que evidencia, de forma incontestable, que España no tiene ninguna soberanía
económica real y, en consecuencia, carece también por
completo de cualquier tipo de soberanía política.
Sus recursos
son explotados por corporaciones transnacionales, que dejan su parte del
pastel a unos pocos grupos empresariales del país, mientras la
clase trabajadora sufre los nefastos efectos de este modelo económico
expoliador y depredador.
EL CAPITALISMO
FINANCIERO Y LA CONCENTRACIÓN DEL CAPITAL
Este fenómeno,
que describimos en relación con Blackstone y otros grupos similares
como Blackrock, no es una anomalía, sino el resultado
lógico de la fase actual del capitalismo: la concentración del
capital en manos de unos pocos gigantes financieros.
Con una
precisión de análisis aún no superada, Karl Marx explicó, hace más
de un siglo y medio, cómo el desarrollo del capitalismo conduce,
inexorablemente, a la concentración y centralización del capital.
Con el tiempo, los pequeños propietarios desaparecen y el mercado es
dominado por gigantes como Blackstone.
En el caso de Canarias,
esto significa que los hoteles, el turismo y la riqueza generada por
este sector están en manos de un actor global, eliminando cualquier
posibilidad de desarrollo económico autónomo.
En su obra, El
imperialismo, fase superior del capitalismo, Lenin desarrolló
el estudio iniciado por Marx, analizando y
exponiendo cómo el capitalismo había avanzado hacia
una fase marcada por la supremacía del capital financiero sobre todos
los sectores de la economía. Blackstone es un ejemplo
perfecto de ello. No produce nada, solo compra, vende y especula. Acapara
propiedades y extrae beneficios de su control sobre las economías
locales, provocando además potentes fenómenos inflacionarios en el
precio del suelo y la vivienda que impiden o dificultan drásticamente
el acceso a este bien esencial por parte de las clases trabajadoras.
El caso de
Blackstone es el ejemplo perfecto de cómo el capital
financiero domina las economías nacionales y, sin necesidad de intervenir
directamente en la política institucional, consigue que esta se
encargue de velar por sus intereses, aunque estos se encuentren en abierta
contradicción con los de la mayoría de la población.
Canarias, una región totalmente dependiente del turismo, está en manos de un
fondo de inversión estadounidense que decide el futuro de la economía sin
que nadie lo cuestione. Y así, mientras se mantiene la ilusión
de que el Ejecutivo regional o el Gobierno central “rigen”
los destinos de Canarias o de España, Blackstone, y otros gigantes
financieros como BlackRock o Vanguard, continúan ejerciendo en la sombra como
los verdaderos “dueños del cortijo”.
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