EL ASALTO DE NOBOA A LA EMBAJADA DE
MÉXICO HUMILLA A ECUADOR
KATY
CEDEÑO
Poder
Migrante
Militares escoltan la
salida de un vehículo blindado donde es trasladado el exvicepresidente
ecuatoriano Jorge Glas, este sábado en Quito (Ecuador). - EFE
Un día más, los ecuatorianos y ecuatorianas, dentro y fuera del país, nos levantamos con una noticia vergonzosa y repudiable, fruto de los delirios de un Gobierno precario intelectualmente, en el que parecen tomarse las relaciones internacionales del país como un juego. Un Gobierno, el de Daniel Noboa, en el que no entienden ni las más elementales reglas de la democracia ni el Derecho Internacional. Violar la soberanía de un país, en este caso, de México, por parte del Gobierno de Ecuador, es algo que evidencia las limitaciones de este Gobierno que nos hunde a los ecuatorianos, aún más si cabe, en el fango en el que sucesivos gobiernos nos vienen arrastrando por más de tres legislaturas; sin embargo, este parece estar decidido a romper todos los récords.
Lo sucedido ha
tenido como primera respuesta la ruptura de las relaciones diplomáticas con
Ecuador por parte de México, lo cual es gravísimo para un país como Ecuador.
Los y las ecuatorianas no podemos soportar más el comportamiento caprichoso de
un presidente que, a tenor de sus acciones, no sabe dónde está parado en el
escenario internacional, en el que hay que regirse por convenciones como la de
Viena. Es evidente, a juzgar por las imágenes que llegan del intento de entrada
de militares ecuatorianos a la Embajada de México en Ecuador, la violación
flagrante por parte del Estado de Ecuador, presidido por Daniel Noboa, de la
soberanía mexicana y el irrespeto absoluto a la autoridad de la embajadora y
todos los miembros del cuerpo diplomático mexicano en Quito.
La Convención de
Viena es muy clara al confirmar la inviolabilidad de las sedes diplomáticas y
prohibir la entrada en ellos de los agentes del Estado receptor, pero todavía
más, impone al Estado receptor la obligación de proteger las sedes de cualquier
intrusión o daño que perturbe la paz de la misión o atente contra su dignidad.
Pues bien, Daniel
Noboa, ya sea por ignorancia, capricho de niño rico o prepotencia se ha saltado
a la torera todas estas normas fundamentales de un tratado que Ecuador ha
firmado, es decir, del que es parte y, por tanto, está obligado a cumplir. El
daño es inimaginable para la posición de Ecuador en el ámbito de las relaciones
internacionales. Y aunque muchos ecuatorianos, atrapados en el sobrevivir
diario en medio de un país en crisis de seguridad a cuenta del narcotráfico, la
corrupción política y un sistema de justicia, en gran medida fallido, no
tendrán tiempo ni ánimo de reflexionar sobre las duras consecuencias que esta
acción irracional tendrá para Ecuador y para sus habitantes, espero que otros y
otras, en mejor posición para detenerse a reflexionar y hacer un análisis más
profundo y pormenorizado de los hechos a los que hemos tenido que asistir con
vergüenza los ecuatorianos dentro y fuera del país, no dejen de hacerlo y
levanten sus voces, dejando de lado sus posicionamientos ideológicos para
rechazar esta acción, que más que humillar a México, humilla a Ecuador al
dejarnos en una posición bochornosa en el marco de las relaciones
internacionales.
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