PP Y PSOE MAREAN PERDICES
ANÍBAL
MALVAR
La tesis de Cercas es que tanto
fascistas como demócratas del 36 eran todos buena gente, aseaditos y hermanos,
pero un fusil fue cargado por el diablo y se disparó solo, cual palomo mágico
sementando el vientre de María, y nos vimos abocados sin querer a la barbarie
La política de la distracción empieza a aburrir. Mientras recorta pensiones sotto voce, el gobierno de coalición entre el PSOE y el fashionismo-leninismo de Sumar marea la perdiz pidiendo a los jueces que sentencien a garrote vil a unos descerebrados que jugaron a la piñata con un ninot de Pedro Sánchez. Se conoce que los golpes militares ya les dan pereza, son cansadísimos y manchan, y al finalizar no quedan obreros para asear tanta víscera, y a ver quién coño limpia ahora todo esto y cava las fosas comunes.
El mecanismo de distracción
funciona. Todos los periódicos, sin excepción, ponen a sus más brillantes
mentes a dilucidar, en farragosos artículos, si hay que judicializar la falta
de inteligencia y gusto, el esperpento autoinfligido y el odio irracional de
unos fascistas que ya ni saben ser fascistas y odian raro. Es lo que tiene
estudiar en la privada.
Por su parte, el Partido Popular
copa titulares anunciando catástrofes que nunca llegan, negando la evidencia de
que sus jefes del Íbex siguen empachando su codicia al son de los gobiernos
social-comunistas, y prometiendo honradez desde las sentinas de la formación
política más corrupta de Europa. Alberto Núñez-Feijóo no tiene más ministrables
en la cárcel porque no quiere.
La escandalera política y
mediática está sustituyendo a la idea, y eso también se contagia a la sociedad.
Poseemos mecanismos, inimaginables hace veinte años, para acceder a todas las
estancias del saber, pero preferimos habitar la intemperie de la idocia. En vez
de procurar la feracidad de la incerteza, preferimos cultivar el campo yermo de
la convicción o la fe (ay, qué cursi ando hoy: si es que parezco Antonio Gala,
hija).
Siempre ha sido potente
inclinación humana enjaular a los pájaros. Es algo irracional, estúpido y
cruel. Supongo que una venganza envidiosa del homo sapiens, capaz de fabricar
rejas, pero no de volar.
Lo mismo nos pasa con la
información. Una declaración malsonante de un político famoso da más lustre y
dinero al periodista que un trabajo de investigación riguroso. La bocina se
impone a la sinfonía. La jaula, al pájaro.
El otro día se estrenó en este
mismo panfleto en que hoy escribo mi amigo Suso de Toro, y su artículo causó
cierto revuelo porque cuestionó la integridad intelectual de Javier Cercas.
Desde Soldados de Salamina, Cercas es uno de esos novelistas y articulistas que
hay que leer por decreto mediático y vecinal. La tesis de Cercas es que tanto
fascistas como demócratas del 36 eran todos buena gente, aseaditos y hermanos,
pero un fusil fue cargado por el diablo y se disparó solo, cual palomo mágico
sementando el vientre de María, y nos vimos abocados sin querer a la barbarie.
La equidistancia literaria es cómoda y rentable, pero más vacua e hipócrita que
un Ernesto de Oscar Wilde. Y, sobre todo, no es equidistancia, sino sutil
fascismo de adjetivo progre.
He de añadir que Suso de Toro
siempre ha sido un gran cabrón, virtud que inexorablemente exijo a la hora de
elegir a mis amigos. Cuando yo era muy joven y publiqué mi primera novela, le
pedí que me hiciera la presentación y accedió gustosamente. Empezó su perorata
leyendo la primera frase de mi libro y sentenció despectivamente: “Yo nunca
hubiera arrancado así una novela”. Y continuó poniendo el resto del libro a
parir. Mi madre, que es toledana, quería ensartar a Suso con el fiel acero de
su espada. Tras mucha discusión, acabé convenciéndola de que mejor asarnos unos
pinchos morunos con su acero fiel.
Yo quedé (y sigo) agradecidísimo
a su integridad intelectual (la de Suso, no la de mi madre). Podía agasajarme
con su nombre como anzuelo promocional, pero no marear ni enjaular a la perdiz
canora de sus convicciones.
El debate mediático, estético,
político y cultural se perfila hoy como un intercambio declarativo de vecinos
enfadados de patio interior. Es un constante a ver quién saca de la bragueta la
sandez que mea más lejos. En pleno genocidio en Palestina, la intelectualidad y
los próceres españoles discuten sobre si hay que encarcelar a un ninot o
ilegalizar a una banda terrorista que ya no existe. Los niños de la Cañada Real
siguen sin luz eléctrica. El periodista Pablo González permanece, después de
dos años, en una cárcel de Polonia sin que nuestra diplomacia haga nada porque
es sospechosamente vasco. Los alimentos básicos se disparan por la
avarinflación condenando a muchas familias a malcomer, tanto en España como en
Europa. Los océanos y los campos se mueren. Hasta han descubierto un oso polar
de Alaska muerto de gripe aviar, lo que ya presupone el acabose. El mundo se
desmorona y nosotros mareando perdices canoras. Que los reyes magos nos traigan
el fin del mundo. Así ahorramos tiempo y esfuerzo.
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