EL AÑO EN QUE TAMPOCO SE
ROMPERÁ ESPAÑA
JUAN
TORTOSA
Varias banderas
españolas durante un acto del PP contra la amnistía,
a 3 de diciembre de
2023, en Madrid / Europa Press
Por mucho que se empeñen los agoreros del apocalipsis, no parece fácil que España se rompa este 2024. Se les ha ido tanto la fuerza por la boca a las derechas ultras y megaultras durante el año recién acabado, hasta tal punto han agotado el caudal de insultos y las sobreactuaciones que cada día tienen más difícil superar el listón de las afrentas. Culpan al Gobierno de coalición de querer romper España y son ellos los que lo intentan a diario. Amenazas, acosos, manifestaciones, enfrentamientos, hasta violencia física en algunos plenos municipales...
Jalean envidiosos a
Milei o a Meloni al tiempo que disfrutan aquí de una democracia madura y
consolidada donde los avances sociales conseguidos y los datos económicos
benefician a una mayoría que no los quiere gobernando, por mucho que haya
pobres que los voten. El cuanto peor, mejor, que por lo general suele ser
siempre la hoja de ruta de las derechas histéricas e impacientes para llegar al
poder -y entonces joderlo todo de verdad- no les está funcionando.
2023 se ha marchado
sin que Feijóo acabe de asimilar que no está en la Moncloa. No lo entiende,
demasiado pesado ya con que ganó las elecciones y no es presidente porque no
quiere y que Sánchez está dispuesto a lo que sea con tal del disfrutar del
sillón que a él le pertenece... ¿Hasta cuándo la cantinela? ¿Se pondrá este
2024 por fin a trabajar como corresponde a un jefe de la oposición, o
continuará llorando sin parar por la leche derramada?
Han regado España
de pactos con Vox en media docena larga de autonomías que se empeñan en
recortar avances y libertades y cobrarse los apoyos a precio de oro; niegan la
violencia de género, restringen derechos a inmigrantes y al mundo LGTBI,
prohíben libros y obras de teatro, quitan subvenciones a obras sociales... es decir,
que son ellos los que realmente están rompiendo España y no paran de vociferar
acusando al Gobierno y sus socios de ser ellos quienes quieren hacerlo.
Lo que se les ha
roto a las derechas es el discurso catastrofista de tanto usarlo. Ya no cuela.
Llamar a diario mentirosos o comunistas a unos, terroristas a otros; tachar de
golpistas, sediciosos o delincuentes a quienes no piensan como ellos no tiene
ya demasiados pases más. Este año 2024, la derecha tendrá que cambiar el disco
y el discurso si no quiere continuar haciendo el ridículo de tanto dedicarse a
ladrar su rencor por las esquinas. La democracia es el único camino y más vale
que el PP lo entienda de una vez, y vaya soltando el lastre fascista que lo
tiene atenazado.
El próximo 18 de
febrero tendremos la primera pista de por dónde va la linde. Galicia es la
única autonomía con elecciones previstas en 2024 donde los populares pueden
rascar bola. Porque es Euskadi y en Catalunya ya saben que no se van a comer
una rosca. Se lo han ganado a pulso. Luego están las europeas, ¿qué pasará en
las elecciones europeas de junio, qué radiografía obtendremos dentro de seis
meses? Aunque los más sesudos analistas predicen un aumento del peso de las
derechas en toda Europa, mucho me temo que ni así conseguirán que se rompa
España.
Porque no lo
olvidemos: hay que darle la vuelta al discurso de los crispados y no caer en
las trampas que intentan tendernos: a España nunca la va a romper la apuesta
por el diálogo ni el reconocimiento de la diversidad territorial, tampoco su
carácter plural ni la riqueza lingüística. Eso consolida la concordia y la
democracia. Lo que rompe España es la manera de entender la convivencia del PP
y sus socios principales, el uso del himno y la bandera como propiedad de una
sola parte, los ataques, los insultos, el ensañamiento...
Lo de España unida
es una quimera, la quieren sumisa y acobardada. El raca raca con la amnistía y
con el terrorismo son como el mcguffin de Hitchcock, algo que ayuda al
discurrir de la trama, una excusa argumental para que la historia avance pero
que, en el fondo, carece de importancia. Utilizan las derechas este recurso
porque no encuentran ninguna otra cosa con la que continuar dando la matraca.
Pero que no se
empeñen: este 2024 tampoco se va a romper España por muy bisiesto que sea.
Tendrán que seguir rezando el rosario.
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