SI YO FUERA GALLEGA, ANDARÍA
CON CUIDADO
ANÍBAL MALVAR
De forma ostensible, el PP y su brazo armado judicial llevan años bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial, incumpliendo la Constitución. Disculpad esta obviedad mariana, pero parece necesario recordarlo. Sobre todo si eres consumidor de nuestra rancia prensa de derechas, cual servidor. Titula hoy ABC que Sánchez cerca al Poder judicial para forzar el vuelco del TC. El editorial de El Mundo sobre el tema se desliza por las mismas pendientes: "Si la proposición de ley y las enmiendas pactadas por el Gobierno sobre la sedición, la malversación y el poder judicial se aprueban como se espera, el país se asoma a un escenario tenebroso. Ningún argumentario oficialista es capaz ya de soportar este deterioro institucional".
Es puro metaverso, lo que antes se llamaba el mundo al revés. Una realidad paralela en la que el corrupto aparece como heroico denunciante de la corrupción, el gobierno elegido democráticamente es democráticamente ilegítimo, un maltratador lobuno es entrevistado en un bosque cual si fuera víctima de la feminazi Caperucita, y el que incumple la Constitución es calificado de firme constitucionalista. Cuando la prensa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertida en un monstruoso insecto. Supongo que os suena, ya que compartís conmigo este mundo metavérsico y kafkiano.
Esta españaverso
que se inventan cotidianamente nuestros medios ha calado tanto que hasta
nuestro moderado líder de la oposición se la ha creído. Alberto Núñez Fakejóo primero
aprendió por qué las vacas llevan nombre de mujer, después agilizó sus
velocidades sinápticas contando senadores de Podemos, y finalmente ha llegado a
la conclusión de que lo más democrático que puede hacer es dar golpes de Estado
contra la democracia, como está acometiendo sin rubores con el poder judicial.
Nos lo cuenta así
Elsa García de Blas en El País: "Alberto Núñez Feijóo sostiene que el PP
mantiene el bloqueo en la renovación para 'proteger el poder judicial', porque
el Gobierno quiere 'controlar la justicia".
El progresista
diario de Prisa no considera destacable esta asonada judicial antidemocrática,
y prefiere editorializar sobre la destitución de Luis Enrique. La sombra de
Antonio Caño sobrevuela a veces las páginas pasaderas de aquel periódico que un
día fue la bandera sobaquera de nuestra progresía. No sé quién ha envejecido
peor, si aquel progre que se anunciaba con El País bajo el sobaco, o El País.
Este diario, por
cierto, demuestra un amor por Yolanda Díaz que contrasta con la inquina con la
que trataron a Pablo Iglesias. Siempre cauteloso por mi confesa ignorancia,
sospecho que entre la socialdemocracia mediática empieza a calar la idea de que
un gobierno del PP con Vox puede ser peligroso para sus altruistas intereses.
El otro día sacaron
una encuesta que demostraba que la entente pre, pos y panpodemita podría
traernos otros cuatro años de coalición progreguay, con Pedro Sánchez y Yolanda
Díaz y todos los españoles ateos sonriendo todo el tiempo en photoshop, y las
huestes neofascistas atravesando desiertos almerienses con armadura y jaca
flaca.
Lo explican así en
su editorial del otro día: "Los datos de la encuesta señalan que una
plataforma unitaria podría llegar a los 57 diputados en favor de Sumar gracias
al trasvase de voto desde los socialistas (un 15%), junto al efecto movilizador
de la alianza, que sacaría de la abstención otro 9% más ante la expectativa
creíble de repetir un gobierno de coalición con los 96 que obtendría el PSOE
(hasta sumar en total los 153 que prevé la encuesta, aun lejos de la mayoría
absoluta). Acudir por separado a las elecciones generales comportaría, por el
contrario, una pérdida importante que dificultaría seriamente una posible
coalición de izquierdas porque Sumar se quedaría en 23 escaños, Podemos en 7 y
Más País en 2".
El apoyo descarado
de El País significa que Yolanda Díaz no molesta tanto como Pablo Iglesias a
los fondos de inversión, que son los poseedores de Prisa. Pero tampoco hay que
fiarse de la perdurabilidad de las convicciones del diario. Joseph Oughourlian,
presidente del Grupo Prisa y máximo accionista a través de Amber Capital,
reconoció hace poco que: "Quisimos ser de derechas, pero tuvimos que
volver hacia la izquierda porque no obtuvimos los resultados esperados".
Los lectores somos mercancía para el dueño de El País. Y Yolanda Díaz también.
Si yo fuera gallega, andaría con cuidado.
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