LO QUE LAS IMÁGENES IMPORTAN
La
foto de las parejas de los líderes de la OTAN ante el ‘Guernica’ no solo ha
manipulado los “símbolos artísticos”, sino que ha provocado un cataclismo,
opacando el ya de por sí (en estos días) debilitado imaginario de izquierdas
AURORA FERNÁNDEZ POLANCO
Operación 'Guernica'.
Mi paso retrocedido
Cuando el de ustedes avanza
El arco de las alianzas
Ha penetrado en mi nido
Violeta Parra, Volver a los diecisiete
Sí, las imágenes importan para
las vidas negras que importan. Las de los criminales sucesos de Melilla han
acentuado profundamente en la izquierda sus (nuestras) sempiternas dudas
existenciales: salir del gobierno, reivindicar la moral, la dignidad,
permanecer, ayudar legal y económicamente a los más necesitados. Todo se
mezcla. He visto en estos días imágenes de personas tiradas en el suelo ante el
Guernica como protesta por la cumbre de la OTAN. También, con extremada
vergüenza, las de la masacre de la frontera de Melilla y las de policías
retirando las flores que honraban a las víctimas de Lavapiés. Como es lógico,
las relacionadas con Melilla me han impresionado más. Aunque las del museo
recojan una postura que sentía como necesaria, algo palidecía en ellas a la
sombra del crimen real.
Me disponía a comentar para esta
columna la magnífica exposición del MNCARS Giro gráfico. Como en el muro la
hiedra (hasta el 10 de octubre), e invitarles, como siempre, al recorrido
(energético, matérico, estimulante) propuesto por la Red de Conceptualismos del
Sur en colaboración con el Museo Reina Sofía. Quería hablarles de esa necesaria
selección de imágenes y de palabras, muy cerquita de los cuerpos que las
habitaron en los gestos de reivindicación y disidencia a nivel internacional,
cuando me enteré de que la artista peruana Daniela Ortiz, después de ver la
fotografía de las parejas de los mandatarios de la OTAN ante el Guernica,
escribió una carta pública a la dirección del museo para que retiraran su obra
de la colección permanente del centro (Vasos comunicantes. Colección 1881-2021).
Ante la manipulación de los símbolos artísticos, llega a pedir “protección
política”. Animadas por esta otra estrategia, las imágenes de la gente tirada
en el suelo en el Museo cobraban ahora otro sentido.
¡Caramba! Cuando estaba tan
encantada viendo la feliz incursión de los activismos en los territorios del
arte/arte, resulta que en los museos los símbolos artísticos “tradicionales”
¡funcionan! Ignoro por ahora todo el trazo fino que se pueda desprender de
peticiones y respuestas entre la artista y el MNCARS. Solo pretendo confesar en
estas pocas palabras que tuve la misma sensación que Daniela Ortiz ante la
imagen de los acompañantes de los líderes de la OTAN fotografiándose en
posición vertical de firmes con todo el atrevimiento del mundo ante un cuadro
que es puro zigzagueo trágico y cuyas reproducciones, más allá de ser el gran
trofeo de la Transición, se colgaron en buhardillas progres, asociaciones de
vecinos, feministas, ecologistas, madres contra la droga, represaliados de los
nacionalismos y otras reuniones de pacifismos varios durante el franquismo y
primeros años de la Transición. Así que sí, tiene razón la artista peruana: no
solamente han manipulado los “símbolos artísticos” sino que han provocado un
cataclismo, opacando el ya de por sí (en estos días) debilitado imaginario de
izquierdas.
Creo que (todavía hoy) la
potencia de la imagen responde al montaje que hagamos con las que tenemos
interiorizadas. En mi caso, se mezclan ahora las comentadas con la de Boris
Johnson en el Museo del Prado ante los cuadros de Rubens, o las del asalto al
Capitolio, con todos esos brutos rodeados por la relevante colección de
Washington. Nunca el arte de toda la vida resultó tan sicológicamente agredido,
quiero decir sometido a inquietantes ocupaciones del espacio museal por
individuos indignos (ni hippies ni contestatarios de los setenta, sino gente
que se dice de bien). Un periódico del “Estat” llegó a alegrarse de que en la
visita de los líderes OTAN al Museo del Prado los cuadros ennoblecieran a los
asistentes. Si así se entiende el arte de la Historia del Arte es que estamos
más cerca de las casas de subastas que de las que tendrían que habitar
las vidas negras que importan.
Fotograma de la película Madrid, de Basilio Martín Patino.
Fotograma de la película Madrid, de Basilio Martín Patino.
Recuerdo las masivas manifestaciones anti-OTAN de 1986,
capturadas luego en la película Madrid de Basilio Martin Patino con las
caricaturas de González y Reagan que nos acompañan. Entonces no es que fuéramos
más libres, pero si estábamos quizá en otras condiciones globales para ejercer
mayor presión política popular sobre las élites y gritar contra lo que Gorka
Larrabeiti acaba de recalcar: “La lógica militar como la única para gobernar el
mundo”. Como diría San-Antonio-Gramsci-de-CTXT, mientras un mundo se va y otro
no acaba de salir, el arte y el activismo; las prácticas y la teoría; las artes
aplicadas y las bellas artes; los saberes académicos y los experienciales
tienen que llegar a una alianza para que la imaginación política radical (lean
aquí a Bernardo Gutiérrez) no solo denuncie y diagnostique críticamente el
estado de cosas imperante, sino que proponga nuevas formas de vida en las que
estas dicotomías ya no tengan ningún sentido. Del mismo modo que, para lograr
la paz, la verdadera respuesta no se encuentra en el mantenimiento de dos
bandos, engordado el susodicho “nuestro” por dinero público tan necesario para
otros menesteres. Gorka Larrabeiti de nuevo: “No son otras armas, otras
sanciones, otras alianzas político-militares, sino otro enfoque” lo que hace
falta.
El cambio de foco será si aceptamos nuestra inter- y
eco-dependencia o no será. En el proceso, la presión popular tendría que
utilizar todos los medios a su alcance para forzar a los poderes públicos. Ya
que, por retomar la exposición basada en los versos de la cantautora chilena
Violeta Parra: “La gráfica crece en los muros y, como la hiedra, siempre vuelve
a brotar porque, en este tiempo cíclico, las cosas no pasaron, siguen pasando,
atravesando y conmoviendo”. La exposición muestra a las mil maravillas que los
medios a nuestro alcance son muchos y plurales. El problema es que la libido no
nos alcance porque ha sido tocada de muerte por las cerbatanas paralizantes del
asesino sistema en curso
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