FEIJÓO EL DEMÓCRATA, LOS GIRONDINOS Y BERLINGUER
Hay hambre
mediática de una derecha democrática aunque la encuesta de Prisa diga que PP y
Vox rozan la mayoría absoluta. Hay hambre mediática de una derecha educada,
como Mañueco, que es educadísimo y gobierna con la ultraderecha
PABLO IGLESIAS
Feijóo en un yate con el contrabandista Marcial Dorado en el verano de 1995.
¿Se imaginan a Yolanda Díaz en bañador junto a un narcotraficante en un barquito? Si tal foto existiera es posible que ni las Comisiones Obreras berlinguerianas apoyaran a la ministra de Trabajo. Pero es Feijóo y en España hay hambre mediática de una derecha democrática con buenas formas y buen talante. Hay hambre de una derecha hija de Romay Beccaría, como dice el también berlingueriano Juliana. Al fin y al cabo, Beccaría no fue básicamente un franquista aunque ocupara altos cargos políticos durante el franquismo. Beccaría fue un hombre de Estado como todos los franquistas en España. En palabras de Juliana fue “el Andreotti de Galicia, un hombre que nunca levanta la voz”. Ese es el padre de Feijóo para el berlingueriano de Badalona. Aunque quizá a lo que se refería Juliana es a las relaciones del líder democristiano italiano con la mafia y sus eventuales paralelismos con Galicia. Aquí hemos venido a estudiar y si no estudiamos tanto como deberíamos, al menos conocemos el cine de Paolo Sorrentino.
Hay hambre
mediática de una derecha democrática aunque sea corrupta. ¿Se puede ser
corrupto y demócrata? En España, sí. En España se puede ser demócrata y
franquista, se puede votar contra la Constitución y ser padre de la
Constitución. En España se pueden organizar los GAL y ser un estadista. Lo que
no se puede es ser maleducado y recordar en sede parlamentaria que Felipe
González tiene las manos manchadas de cal viva. En España se puede ser verde
ecologista hoy y transversal ayer, pero estando a favor de la OTAN y del envío
de armas a los ucranianos (a los palestinos y a los del Polisario ya no, que
fuera de Europa sí que somos pacifistas). En España se puede ser comunista sí,
pero del último Carrillo y del Berlinguer seguro bajo su elegante paraguas;
comunista pero de los que nunca gobiernan ni quieren gobernar; comunista pero
de los que valoran “más el acuerdo que el conflicto simplemente porque nuestra
realidad ya es exageradamente conflictiva”; comunista con pinta de ir a misa
los domingos, que estamos en España coño, no vamos a ir con los pelos esos que
llevaba Toni Negri.
Hay hambre
mediática de una derecha democrática aunque la encuesta de Prisa diga que PP y
Vox están rozando la mayoría absoluta ellos solos; no digamos ya con las confluencias navarra y
asturiana o con los sospechosos habituales de dar gobiernos a la derecha. Hay
hambre mediática de una derecha educada, como Mañueco en Castilla y León, que
es educadísimo y gobierna con Vox, o como Moreno en Andalucía, que es también
muy educado.
Hay hambre
mediática de una derecha democrática que pacte con el PSOE. “Un PP
moderadamente girondino que no espante a la España periférica… un PP centrado.
Un PP europeísta, atento a Bruselas, Berlín y París… El objetivo final de ese
PP girondino sería hacer prisionero al PSOE en el interior de un gobierno de
concertación nacional en el que podría llegar a participar el PNV”. No lo
escribo yo, lo escribe mi querido Juliana, que es lo más lúcido de la prensa
española, pero que sigue soñando con una derecha española que no existe.
Coda irónica sobre
el futuro. Me imagino al bueno de Enric cabizbajo en el patio de la cárcel
junto a Vallín, uniforme a rayas con estrella roja de tres puntas (nunca hay
estrella específica para “liberales”), reflexionando sobre la derecha girondina
mientras los hijos de Marat, Liebknecht, Luxemburg (y Negri si hace falta) les
llamamos para que vengan a jugar a las cartas. Jugarán con nosotros también los
berlinguerianos, los rojos con traje y pinta de ir a misa y los alérgicos al
conflicto. Solo se salvará algún verde (el ecofascismo necesitará cuadros). En
fin, tomémonos las cosas con algo de humor negro (de camisa negra), pero
dejemos de engañarnos con la derecha española.
Coda menos irónica
sobre el pasado. No nos creamos del todo las caricaturas de Berlinguer. Sabía
hablar a la ultraderecha. Preguntado de manera impertinente por un periodista
de Il secolo d´Italiano se privó de decirle: “Solo erais valientes detrás de
las SS. Pero cuando tuvisteis cara a cara a los partisanos, fascistas, siempre
salisteis corriendo”. Tratar a la derecha delincuente y ultra que aspira al
Consejo de Ministros como si fuera una derecha democrática será algo de lo que
ciertas izquierdas se acabarán arrepintiendo.
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