63 AÑOS DE OTRA FORMA DE GUERRA
CONTRA EL PUEBLO CUBANO
CARLOS
AZNAREZ
Más allá de las guerras de destrucción masiva, las intervenciones económicas y las invasiones territoriales llevadas a cabo durante siglos, si hay una foto que representa meridianamente qué tipo de talante desarrolla el gobierno estadounidense contra la Humanidad, esa se da en el aforo de las Naciones Unidas, cuando todos los países del planeta le exigen a la administración de Washington que levante de una buena vez el Bloqueo criminal contra Cuba, y el representante de USA vota negativamente junto con Israel, su aliado inamovible.
63 años de otra
forma de guerra contra el pueblo cubano
De todas las
agresiones injustificadas que Cuba recibe por parte de Estados Unidos, el Bloqueo
sigue siendo la mayor afrenta. No sólo porque más de 60 años de asfixia contra
la población cubana es algo inenarrable por todas las consecuencias que genera,
sino que demuestra la impunidad que hay detrás de esta medida unilateral.
Bloqueo es ni más ni menos que otra forma de guerra. Ha generado carencias
inimaginables, ha provocado muertos, ha edificado un muro simbólico de angustia
para la población cubana, y ha servido para construir, como aspecto positivo
pero no deseable para ningún habitante del mundo, una cultura de resistencia
gigantesca, heroica, invencible.
Es evidente que la
presencia de EE.UU de cuerpo presente o a través de sus representantes locales,
es un mal que se ha expandido por todos los territorios de Nuestramérica, pero
si a eso se le suma sufrir en carne viva las carencias que genera día a día un
Bloqueo, el escenario que se abre es atroz. Se trata de más de 60 años de falta
de alimentos y medicinas, el cierre a cal y canto de las fronteras económicas
con otros países, la imposibilidad de conseguir repuestos para las maquinarias
que se deterioran o los transportes que facilitan el desplazamiento de un lugar
a otro, la falta de cemento para edificar viviendas o la no provisión de
insumos escolares, material para fabricar papel o incluso las restricciones
impuestas a quienes desean hacer donaciones solidarias para menguar tanta
agresión.
Más aún, Cuba no
puede, como otros países utilizar el dólar en sus operaciones comerciales, ni
recibir de terceros países -que se hallen dispuestos a romper el Bloqueo-
ningún tipo de mercaderías ni productos que posean más del 10% de componentes
norteamericanos. Se ha llegado incluso a castigos bochornosos como impedir que
desde Cuba viajen partidas de vacunas contra la meningitis u otras enfermedades
y que podrían salvar miles de vidas en naciones subdesarrolladas que no las
poseen, y sin embargo la obtusa mentalidad de un funcionario norteamericano lo
impide en base a las estrictas reglas del Bloqueo. Igualmente, cientos de
personas, muchos de ellos niños y niñas cubanas han fallecido por falta de un
medicamento que se puede comprar en cualquier farmacia o laboratorio ubicado a
90 millas de Cuba, en la península de la Florida.
Incluso se ha dado
infinidad de veces el caso de que apelándose a la solidaridad pueblo a pueblo,
ciudadanos norteamericanos o familiares cubanos que viven en Miami han
adquirido esas medicinas y al querer enviarlas o pasarlas personalmente por la
aduana estadounidense, les han sido decomisadas para cumplir con el maldito Bloqueo.
Con todas estas
“enseñanzas” de muerte que el Imperio ha generado en tantos años, el pueblo
cubano ha sabido autoconstruir una coraza que con el tiempo se ha convertido en
ejemplo de vida. De cada restricción se ha derivado el desafío de reemplazar lo
que no se tiene por un sucedáneo que facilite seguir viviendo. En Argentina es
muy común frente a un impedimento para realizar una tarea solucionarlo con la
frase “lo atamos con alambre”, que quiere decir “lo haremos de cualquier manera
pero lo haremos”.
Eso es precisamente
lo que la creatividad asombrosa, surgida de la necesidad de cada cubana y
cubano, sigue desarrollando. Significa reemplazar con genéricos todo lo que se
necesite para el día a día. Pero en medio de carencias impuestas por el Imperio,
Cuba no ha dejado un minuto de crecer como proceso revolucionario que atiende
las necesidades de su población.
La preocupación por
la salud, la formación educativa, la puesta en marcha de decenas de actividades
culturales, deportivas y científicas y sobre todo la exportación solidaria de
médicos y alfabetizadores a los rincones más lejanos del Tercer Mundo (e
incluso hacia países que hacen gala de “desarrollo” y descuidan a su propia
gente) han hecho de la Isla una referencia internacional de excelente gestión e
internacionalismo solidario.
Sólo a manera de
ejemplo para ratificar lo dicho, en un área tan sensible como la medicina Cuba
está entre los primeros países del mundo que investigan y dan respuestas al
tratamiento de la más letal de las enfermedades, el cáncer.
Al uso impuesto
internacionalmente desde Cuba del veneno del alacrán azul para la cura del
cáncer, la innovación es la vacuna CimaVax*, creada por investigadores del
Centro de Inmunología Molecular (CIM) de la Habana, que actúa sobre el factor
de crecimiento de las células cancerosas para impedir que la enfermedad se
extienda.
Se puede utilizar
para tratar a pacientes de cáncer de pulmón y como medida preventiva para
personas con alto riesgo de sufrir la enfermedad. También están el Racotumomab
y el VSSP, en fase de investigación avanzada y que cambiarían por completo el
escenario para enfrentar a ese flagelo. En esa misma línea preventiva la gente
del CIM se enorgulleció de anunciar otros dos logros: un tratamiento para
úlceras del pie diabético, y otro para tumores en la cabeza y el cuello en fase
avanzada. Y así, hazañas parecidas año tras año, hasta llegar a las vacunas
Soberanas y Abdala contra el Covid.
¿Se puede pedir un
ejemplo mayor que el demostrado por Cuba para -en medio del Bloqueo- enviar
brigadas médicas a Africa a luchar contra la fiebre del Ébola? Miles de
voluntarios se anotaron para hacer ese viaje sabiendo que la muerte podía
esperarlos en cualquier sitio de ese sufrido continente. De tal calidad y
compromiso fue esa gestión que hasta el propio gestor del prolongado asedio
contra Cuba, debió reconocerlo.
¿Alguien duda de lo
que es Cuba a nivel de solidaridad, cuando en medio de la pandemia del Covid
19, no solo pensó en su pueblo creando varias vacunas de eficiencia más que
comprobada, sino que envió médicos y medicas de la Brigada Henry Reeve, para
ayudar a combatir ese flagelo en distintos países, incluidos los que continúan
bloqueando a Cuba hasta el presente.
Allí donde hay un
poblador humilde que sufre desatención, por más complicado que sea llegar hasta
él, siempre un médico o médica cubana habrá de intentarlo. Se irá a vivir con
esos condenados de la tierra y procurará salvarles la vida, como lo hizo en
Pakistán o en Haití después de sendos terremotos.
Así es Cuba y su
pueblo, así los educó la Revolución y el ejemplo sacrificado del Fidel, del
Che, de Raúl, de Vilma Espín, de Haydée Santamaría o de Celia Sánchez, por solo
citar a algunos de los forjadores de una Nación que venció al imperialismo,
desarrolló el socialismo y se apresta a derrotar nuevamente a quienes se
atreven a persistir en un Bloqueo que todo el mundo -nunca mejor dicho-
repudia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario