jueves, 9 de julio de 2020

NOSTRUM TEMPUS


NOSTRUM TEMPUS
EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO Y POETA.
El desparpajo, la simulación, la mentira de ninguna verdad, el travestismo mediático al servicio del espionaje, la estafa y el fraude lo han tomado todo, en la era del Covid-19. Un nuevo paradigma se ha instalado en este sistema, donde los individuos son espectadores pasivos del acontecer de su vida.
Y el principal cambio que ha tenido espacio en tiempo de desgobierno macrista fue “el rapto de la realidad”. Y le pregunto a machirulo, ejemplo formidable del simulador, ¿A qué democracia se refiere y que valores eleva a categoría de deidad?, ¿valores de mesas de dinero o de paraísos offshore?
Wall Street aplaude y los banderazos se suceden, a espaldas de cientos de miles de muertos por la pandemia que asola al mundo. Pareciera que los gobernantes no se asimilan a que transitamos otra realidad. Bien, a asimilarnos a ella, pues ¿qué queda cuando las huellas del pasado han perimido?


Sensación de “orfandad” muy concreta se siente en Argentina y el planeta. Sensación de violencia se palpa y es latente en Argentina, mi país, en días de celebrarse aniversario de la Independencia, aún no cristalizada… se percibe de manera clara la falta de verdad, la ignorancia, la agresión, la justicia ausente, la desazón, la contaminación real y metafórica, la eliminación de la libertad de expresión, en nombre de la libertad de expresión. Se reprime y silencia a los que piensan diferente y también a los que piensan. Parece que la consigna es: “no pensar”, “ser leve”, “mentiroso”, “traidor” y “cobarde”.

Mentir, acusar, descalificar, agredir, difamar, culpabilizar, dictaminar, decretar y expulsar mintiendo, siempre la mentira cual signo de una oposición cacofónica, liderada por un opositor ignorante con patologías inocultables severas, marcan la tendencia de comportamiento de los “neo-salvadores de la mentira”.

Un tanto escéptico, pero consciente en intuición, no dudo ya que han existido pactos a espaldas del pueblo, nada ha quedado librado al azar, de otro modo no se concibe tanta impunidad de la plutocracia ignorante, que manipula el destino de Argentina. La burguesía tilinga defiende a los estafadores y lavadores, a quienes el gobierno de Alberto Fernández, huérfano de comunicadores esenciales, pretende expropiar, intervenir empresas quebradas, con activos incorpóreos. Ha declarado una guerra la denominada oposición de gorilas fascistas new-age. Bien, si la convicción asiste al gobierno, debería de inmediato responder sin piedad a quienes vienen por todo, en tiempos de pandemia... cretinamente, irresponsablemente y criminalmente, espiando...

El poder de la corpo-mediática asesina, contrata infectos ejemplares, a los que habilita en nombre de la simulada información de la posverdad, para entretener, hipnotizar y anestesiar a una platea conformada por una comunidad amancebada, temerosa y obediente, muy atentas al decir de estos fetiches de la “farsa” y la ignorancia, que lanzan sus “trascendidos” sobre realidades inexistentes… la esclavitud de millones de seres, sojuzgados por la información fraguada en las usinas de la recontrainteligencia de gobiernos de todo tipo y color, es un ‘tanto’ alarmante. La libertad, hoy, es solo una leyenda y un mito, ni siquiera una esperanza.

La legitimación de estafadores, delincuentes y alcahuetes, se ha ido cristalizando en estos años, ante los ojos de una humanidad mansa y obediente. Se ha convertido en indiscutible e inamovible la publicidad del delito elevado a categoría de tendencia a seguir, a símbolo. La desmesura conforma el gran “proyecto” del tercer milenio, en clave matrix-simulatrix. La transgresión del límite ha afectado no solo a la ley, en forma de delito, sino también a la legitimación en forma de deslegitimación.

El culto y la transgresión del límite, es un culto a la ley, convertida en corteza que legitima el delito, bajo la sombra de una justicia espectral. Si a pesar de todo esto, se elige vivir (o sobrevivir), se detesta la cobardía de la gente y sobre todo al mundo armado a medida y en beneficio de unos pocos, al que se denuncia en todos los tonos, en nombre de la libertad de expresión o del libre albedrío, advirtiendo las influencias nefastas de todo aquello que se vuelve absoluto, rígido y sombrío, en un orden establecido que llega a proferir la conocida blasfemia de Proudhon: “Dios es el mal”, ante los holocaustos cotidianos, la indolencia de las comunidades religiosas, que descreen lo que suponen superado y la permanencia de la inercia en estado de voluntad de la Academia del mal, cual metáfora del demonismo.

Donde reina “el destripe” es peligroso dar prueba de amor o simplemente de dignidad o valor. Por el contrario, las comunidades aprenden, que para salvar el pellejo hay que mentir, reptar, engañar y si es necesario matar, en nombre de ningún sentido.

Pareciera que hoy reina un solo mandamiento, dentro de la moral de este milenio “demoníaco”, en cuanto institucionalización del mal y la indiferencia, convertidos en dogma de ninguna fe, que rige el planeta: “Sean Cobardes y Simuladores” pero, con naturalidad…”. A pesar de esto, pero no por esto, asistimos a una situación de crisis absoluta de los valores: una absoluta crisis de lo absoluto. Para unos, síntoma infernal de la confusión del mundo, el demonio y “la carne”, para otros, realización del paraíso de la igualdad, la fraternidad y la libertad. Finalmente, para todos, un flujo irreversible de acontecimientos, cuya flexibilidad no consigue ocultar su extremo rigor.

No tengo optimismo como tampoco vitalismo. Si pensamos que en la filosofía contemporánea hay posiciones mortuorias en vez de vitalistas, diría que son las fundamentales. La actitud represiva, como negación de la naturaleza, sólo puede organizarse sobre la muerte y el miedo, contra la sumergida y oscura moralidad de los acontecimientos. Es hora de salir del miedo y la timidez del gozne, construyendo un gran relato, con verdad de la historia, en teoría y acto.

Hoy debería comenzar el tiempo de una narración del proceso de liberación, aún pendiente, pues todos estos elementos construyen ese mosaico sobre cuya base se puede volver a contar una historia de liberación que es absolutamente necesaria, ante la crisis del sentido y la realización del simulacro como modo de vida.

Lo expuesto, da una visión de la Argentina y del mundo, devenida en un tumulto de nihilismo, pesadillas, visión enferma y degradada de esta nación, perversidad, sado-masoquismo, obscenidad, cinismo, que estallan en este editorial, cual diagnóstico “naturalista” de los efectos que el odio, el miedo y la fealdad, interpuestos en el destino fatal de un pueblo, que camina con tedio, lenta, pero inexorablemente a su fracaso, en su afán de ser los “campeones del mundo”.

Cual epifanía dejo con la sensibilidad del instante, un poema escrito hace unos años "Andando, siempre Andando".

Andando, siempre andando, acumulé lágrimas en mi lágrima,

voces en mi voz...sentimientos en mi sentimiento, risas en mi risa...

Andando, dejé huellas en senderos y caminos, de mi tierra...se borraron.

Mis camaradas, andando, siempre andando, también lo hicieron...los borraron.

He andado y ando sobre mi sombra, junto a las sombras de los que resisten y anduvieron.

Mi andar es un alarido y un silencio.

Mi andar dibuja mi tiempo y espacio,

vida pintada en paisaje sin pintar...

Pasé ligero y andando, siempre andando…

Cada frase, cada palabra: pretexto para seguir andando.

Este periplo, casi mínimo que es mi vida...solo para seguir andando.

Miles de palabras que anuncian caídas y resurrecciones...

Ando, siempre ando, resistiendo el espectáculo insano de los sedentarios.

Mi voz perdurará en la voz de los que andan.

Andantes en tránsito, vagabundos sin destino...para seguir andando, siempre andando.

No importa si la academia, intenta eternizar mi nombre vegetal...seguiré andando, en la memoria de los que andan.

Me eternizará la voz del que anda, y resiste al silencioso, sin nada que decir y mucho por hablar.

Huellas que se borrarán siempre, aguardando la nueva huella, del que va viniendo: andando

El que anda, llenará el vacío que dejaré, para remendar la herencia...

¿y qué sentimiento irá el sentimiento a dejar?

Andantes, todo comenzó andando, hace un tiempo...

y concluirá después de nuestra partida, andando... siempre andando.

(*) Filósofo y poeta



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