jueves, 2 de julio de 2020

NOBLES


NOBLES
JM AIZPURUA
“La monarquía ofrece seguridad y es representativa de los valores que deben regir las sociedades.” Evidentemente esta boutade nobiliaria, no la digo yo, la dice en un reportaje muy “de pago”, el sr. D. Carlos Juan Fitz-James Stuart, con 37 títulos nobiliarios, de los que “Duque de Alba”, es el más conocido.

Es libre de decir lo que quiera, y más pagando, pero yo también lo soy en mi penuria de títulos nobiliarios, y pienso que es la República la que en el siglo XXI debe regir las sociedades democráticas, y así lo es en las tres potencias mundiales; EE. UU., China, Rusia, que libres de sus monarquías encontraron el camino a la cumbre. Solamente en antiguas monarquías con méritos pasados, se mantiene la institución monárquica, pero sin poderes y más como jarrón chino que como representativa de valores, que, los que tuvo, hoy son impresentables en la sociedad moderna.

La monarquía, su orden jerárquico social, su utilización de Dios como coartada y un “Papa” como autoridad, la esclavitud y genocidio del hereje, son las causas de la desestructuración humana, y el impedimento para alcanzar una sociedad libre, igualitaria, y con oportunidades para todos.
La familia del noble señorito, lleva desde el siglo XV mangoneando en la política hispana en base a los orígenes que todos los “nobles” mantienen de crueldad y responsabilidad en unos tiempos de esclavitud y abuso. El antepasado que acumuló es tenido por el “coco” en Flandes. De él se cuenta que amarraba a sus enemigos en el puerto a los postes del muelle para que se ahogasen cuando subiera la marea. Ingenioso.
Yo pienso que callados están más guapos, pero en la democracia, aunque birriosa como la nuestra, ellos tienen derechos, los mismos que negaban a la plebe cuando mandaban, pero ahora la plebe le salemos respondones.
Ya tiran las estatuas, pero aún no han abolido los títulos nobiliarios que son en sí mismo negadores de la igualdad humana. La herencia entra en conflicto con el mérito.
Yo, no tendría argumentos si el Ducado de Alba se obtuviera por un Máster en algo provechoso, pero por ser “hijo de” recibirlo con mamandurrias incluidas, me parece medieval, mal ejemplo a la juventud y algo inadecuado para el siglo XXI, en el que habrá que rectificar mucho, y entre ello la Historia, sus reyes y sus nobles.
Solo me parece bien el Marqués de Del Bosque.
El entramado real-nobiliario es una treta más de la casta, para absorber la Transición dentro de una línea “española” de 500 años, ignorando el corte monárquico de Alfonso XIII, la asunción de la II República, la Dictadura fascista y el nuevo Estado constitucional del 78. Felipe VI en vez del más real Felipe I, es una argucia más en ese sentido. Alfonso XIII abdica de la corona española, y es Franco el que coloca a un Borbón como “rey” sin legitimidad histórica, por lo que es instauración y no reinstauración: 1 y no 6.
Pero ¿a quién le importan estas chorradas nobiliarias cuando la supervivencia del Sistema 78 está en juego?
Se metió en un saco a territorios, islas y colonias, con la pretensión de “comunidalizarlas” como ayer las “provincializaron”, pero lo de las churras y merinas; viene al cuento.
Y lo peor es que no hay empleos para todos, ni empresas punteras, ni líderes políticos o empresariales o sindicales, con el carisma y eficacia necesarios en el siglo XXI. Futuro, no se alcanza a ver, y nuestros nietos salen de cuna con una deuda superior al PIB.
Y Canarias con el Sultán en la chepa.





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